La meta del 6% del PBI solo se cumplió una vez en 20 años: cómo le va a Milei y qué planea para 2025
Desde hace casi dos décadas, en la Argentina el gobierno de turno está «obligado» a destinar un 6% del PBI a financiar la educación. Así lo determinan sendas leyes de Financiamiento Educativo y Educación Nacional. Pese al doble mandato legal, en ese período de tiempo, el Ejecutivo cumplió con la meta solo una vez: en 2015.
El dato, demoledor por donde se lo mire, se desprende del último informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, al que accedió El Cronista.
En su primer año de gestión, el gobierno de Javier Milei reiteró en varias oportunidades la necesidad de reforzar las herramientas del sistema educativo básico e incluso impulsó el lanzamiento del Plan Nacional de Alfabetización.
Sin embargo, el porcentaje requerido tampoco se alcanzaría si se cumpliera lo previsto en el proyecto de Presupuesto 2025, actualmente empantanado en el Congreso.
No obstante, desde el Ejecutivo afirman que impulsarán un «cambio significativo» en materia educativa. Cuáles son los argumentos y qué planes tiene para llevar a cabo una «inversión inteligente» en el área.
Financiamiento educativo: cuánto se invirtió en los últimos años
De acuerdo con el estudio, en la Argentina el financiamiento educativo creció un 226% en la educación superior y un 163% en la educación básica (ciclo obligatorio de primaria y secundaria) durante los últimos 42 años.
Si se analizan los porcentajes del informe realizado por Alejandro Morduchowicz, Leyre Sáenz Guillén y Víctor Volman, se desprende que desde que se estableció el porcentaje de 6 puntos del PBI, con la norma de 2006, solo se cumplió una vez, en 2015.
En la Argentina, el financiamiento de la educación se reparte entre Nación y las provincias. En esa línea, también se observa en el informe que, desde el regreso de la democracia, la inversión que realizan los distritos aumentó un 292%, mientras que la inversión de Nación creció un 30%. «Actualmente, 3 de cada 4 pesos invertidos en educación (78%) son ejecutados por las provincias y 1 de cada 4 (22%) por Nación», se aclara.
En la Argentina el financiamiento educativo creció un 226% en la educación superior y un 163% en la educación básica (ciclo obligatorio de primaria y secundaria) durante los últimos 42 años.
Este tipo de cuestiones y diferencias pueden responder a varios factores. «La ley solo establece el porcentaje total del PBI, pero no cuánto tiene qué debe invertir Nación y cuánto las provincias. Entonces en eso fue más laxo y ahí tenemos un punto. Es más difícil establecer responsabilidades», señala Volman, coautor y director del Observatorio de Argentinos por la Educación a El Cronista.
«También es verdad que en el corto plazo no hay una sanción en caso de que eso no se cumpla», agrega.
El dato general impacta más si se suma el total de la cifra faltante de todos los años. «Nos da que aproximadamente nos debemos un ejercicio entero de financiamiento educativo. Es como si tuviéramos que aportar el 12% un año, para cumplir», aporta.
¿En qué medida impacta la falta de presupuesto en la práctica?
Si bien en la organización destacan el aumento sostenido del gasto público en las últimas décadas, paralelamente, los resultados de pruebas que miden la calidad educativa y el aprendizaje de los estudiantes dan resultados preocupantes.
«‘El dinero no es todo, pero cómo ayuda’, dice la canción, y es un poco esto también. No necesariamente más inversión significa sí o sí mejores resultados, porque también importa cómo asignás esos recursos», aclara Volman.
«En general, podríamos relacionarlo con los resultados que hoy tenemos en educación argentina. Prácticamente de cada 100, solo 13 chicos llegan al final de la secundaria con los conocimientos necesarios para los 12 años teóricos», apunta.
«Muchos llegan en tiempo, pero son muy pocos los que saben lo que tienen que saber según las pruebas Aprender. Incluso, según las pruebas de UNESCO, que se hicieron antes de la pandemia, el 46% de los chicos de tercer grado no entendían lo que leían: no lograban los niveles básicos de comprensión lectora», agrega.
En la misma línea, el país pasó del 2° puesto en lecto comprensión, del ranking de UNESCO en Latinoamérica, al 10°. «De 1997 al 2020, Argentina viene perdiendo posiciones relativas y otros países de la región han logrado trayectorias positivas en aprendizajes», indicó Volman.
Presupuesto para educación: qué propone el Gobierno para 2025
En este contexto, y después de un primer año turbulento en relación con el financiamiento del nivel superior o universitario, el Gobierno Nacional asegura haber tomado nota de estos resultados.
El proyecto de presupuesto 2025, que no logró aprobarse en sesiones ordinarias de 2024, destina un 5,1% para el área, todavía distante del número obligatorio. Sin embargo, fuentes de la Secretaría de Educación del Ministerio de Capital Humano indicaron ante la consulta de este medio que esto representa un «cambio significativo» con respecto a las prácticas anteriores.
En ese sentido, el titular de la Secretaría, Carlos Torrendell, habló de realizar una «inversión inteligente» al presentar el presupuesto educativo, a fines de octubre. Según explican en la cartera que encabeza Sandra Pettovello, el concepto supone que cada recurso se utilice «de manera eficiente y tenga un impacto real y medible en el aprendizaje» de los estudiantes.
«La gestión eficiente de los recursos se fundamenta en decisiones respaldadas por datos comprobables. Por ejemplo, el Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE) alcanzó el 90% de nominalización de la matrícula obligatoria en 2024, permitiendo diseñar estrategias personalizadas para las áreas que más lo requieren», expresan.
«De cada 100, solo 13 chicos llegan al final de la secundaria con los conocimientos necesarios para los 12 años teóricos», apuntan desde el Observatorio de Argentinos por la Educación.
«Un avance que contrasta marcadamente con la desinformación de políticas pasadas», agregan.
Educación en 2025: Plan de Alfabetización y préstamos internacionales, la apuesta del Gobierno
Otro de los puntos fuertes en los que se apoya el Gobierno de Milei en materia educativa tiene que ver con el Plan Nacional de Alfabetización, lanzado en 2024, que remarcaron como «política prioritaria».
A este plan, que logró el consenso de las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), se destinaron $ 689 millones y se complementará con préstamos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), «por un total de u$S 800 millones en los próximos cuatro años».
Entre el destino de estos fondos aparecen la «conectividad escolar y el fortalecimiento de la infraestructura».
Este programa incluye otro «pilar estratégico», según destacan: una hora adicional de clase, dedicada a la alfabetización en las escuelas primarias. Además, cada jurisdicción deberá diseñar e implementar su propio plan de alfabetización a nivel local.
Sobre este punto, desde Argentinos por la Educación ven con buenos ojos el financiamiento internacional. «Esto ayuda muchas veces a sostener las políticas más allá de los vaivenes. Porque los programas suelen ser de varios años, lo que ayuda a que tengan continuidad las políticas. Nos parece fundamental haber logrado que los organismos internacionales contribuyan», expresaron.
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