La emancipación del peronismo y la quiebra del kirchnerismo camporista
Jorge Ferraresi asegura que no escuchó lo que luego salió publicado por varios medios. Se sorprendió cuando supo que Mayra Mendoza lo había tratado de «cagón» y le había reprochado que haya ido a su distrito, Quilmes, para armarle una corriente interna.
Además, el enojo de la dirigente con más chance de encabezar la próxima lista de diputados nacionales luego de la propia Cristina Fernández de Kirchner es con Axel Kicillof, a quien le recriminó no hacer nada con sus aliados que viven «queriendo sacar a Máximo y a Cristina de la cancha».
«Bienvenida al peronismo, querida Mayra», exclamó un intendente que no estuvo en el encuentro en el que se habría producido la declaración de la intendenta pero que vive sufriendo la amenaza camporista y massista en cada interna. Es que siempre sucede que, semanas previas a los cierres de lista, Máximo Kirchner o el propio Sergio Massa lo amenazan con ir por fuera de la estructura oficial para provocarle un daño político en su territorio, que retiene desde hace mucho tiempo.
«No pasó nada de lo que salió publicado… Se lo habrá dicho a algún compañero presente, pero a los gritos o provocando una reacción, no. Sino, seguro, Jorge le habría respondido», expresó una fuente muy cercana al intendente de Avellaneda. Desde la Gobernación ratifican ese punto de vista.
«Siempre está molesta, pero es todo así. Máximo vive queriéndonos rayar siempre pero todavía no sacó a los cincuenta funcionarios que tenemos en el gobierno y que militan en La Cámpora… Nosotros somos amplios, pero no bolu…», sentenció la misma fuente.
Ferraresi, quien no confirmó ni negó que se haya reunido con Cristina Fernández de Kirchner hace diez días, empezó a recorrer el conurbano y el interior bonaerense con la idea de conformar una línea interna propia. Estuvo en municipios gobernados por otros intendentes de Unión por la Patria, como San Fernando, Lanús, Quilmes y Merlo, y en Tres de Febrero, que es conducido por el Pro Libertario Diego Valenzuela pero el jefe político del peronismo local es Juan Debandi, de La Cámpora.
Juan Zabaleta, uno de los que más sufrió la tediosa relación con La Cámpora, que terminó ganándole el municipio, se ríe del episodio. «Mirá vos, no puede militar un compañero porque hay otro del mismo espacio? ¿Dónde se ha visto? Le hubieran avisado antes de esta regla… Ellos tienen un reglamento propio y otro para los demás». El «camporólogo» está a full.
En el entorno de Kicillof también empiezan a observar algo. Muchos quieren que sea el gobernador el que empiece la emancipación de Cristina Fernández de Kirchner. «Falta tiempo… Pero vos fíjate que muchos de los que nos piden eso son los mismos que nunca le hicieron una interna o prefirieron arreglar antes que Máximo le rompa el distrito».
Al parecer, Kicillof advierte que no tiene muchos valientes en su alrededor para ir por el contrario el actual presidente del PJ bonaerense, salvo sus amigos como Carlos «Carli» Bianco o el ahora exonerado camporista Andrés «Cuervo» Larroque. Ferraresi, en tanto, es otra cosa. Funcional para la idea de emancipación, pero no conducido desde la Casa de Gobierno provincial.
Sergio Massa, mientras tanto, pretende hacerse cargo de la quiebra del kirchnerismo camporista. Se ve a sí mismo como el único en condiciones de conducir un proceso con el apoyo de Cristina y de Máximo. «Es como una especie de síndico de una empresa concursada o en quiebra», le comentó a El Cronista un legislador no peronista que, como muchos otros, tiene su propio grupo de Watsapp con el ex súper ministro de Economía.
El creador del Frente Renovador duda, pero cada vez está más animado para volver a presentarse. Así le quedó claro a un grupo de periodistas con el que se reunió el martes pasado en sus oficinas de Avenida Libertador. Hace meses que viene haciéndolo con un puñado rotativo. Cree, además, que el tiempo le dará la razón sobre sus advertencias previas al ballotage. «Vieron? No era campaña del miedo», sostiene.
A principio de mayo, ante otro grupo, había anunciado, además, que iba a lanzar su libro de memorias de su paso por el quinto piso del Ministerio de Economía a mediados de ese mes. No pasó. Ahora parece que lo hará entre fin de junio o principio de julio. El misterio y la sorpresa es algo con lo que disfruta Massa porque piensa que el país está esperando de su movida. Una cosa es el micro clima político, que Javier Milei calificó «la casta», y otra, muy distinta, la calle.
A pesar de las descalificaciones y observaciones críticas que le realizan al gobierno de Milei, en el peronismo kirchnerista no alcanzan a calibrar sus percepciones con el debate social, «la calle», como representa Willy Kohan. La percepción apocalíptica peronista choca contra cuestiones que creen que se produce porque el cambio de clima lo habilita, como ser la dura condena que recibió José Alperovich, ex todo poderoso gobernador de Tucumán.
¿Tiene o no poder Milei para ejecutar sus reformas? La contradicción es extrema. ¿Puede influir sobre el sistema judicial con la anarquía que tiene entre sus funcionarios? Nada parece indicarlo. Sin embargo, algunos perciben que la explosión del status quo preexistente es irrefrenable porque la sociedad, que puede bancar o criticar algunas cosas, tiene clara la ruptura con el pasado inmediato.
De ahí el frío que recorre por el cuerpo de nuevos imputados. Como hace tiempo no se ve a intendentes y dirigentes políticos de cualquier procedencia procesados o inhabilitados por diferentes causas. Lo de Alperovich, sentenciado por abuso agravado, repercutió como una bomba neutrónica en La Matanza, el corazón del peronismo nacional.
Fernando Espinoza, el jefe comunal matancero, está siendo investigado por acoso simple con un adicional. Rompió la perimetral que le habían impuesto al inicio de la investigación y eso apuró su procesamiento por la acusación que le realizara su ex y temporal secretaria personal Melody Raukaskas, una ex modelo acercada por un amigo personal del intendente, el ex proveedor municipal Gustavo Cilia, también implicado en el Plan Qunita impulsado por Juan Manzur cuando era ministro de Salud de Cristina Fernández de Kirchner.
Manzur, sucesor de Alperovich en Tucumán, siempre tuvo relación con La Matanza y muchos de sus colaboradores directos surgieron de este territorio bonaerense. Este dato político, sin embargo, no debe relacionarse con las causas penales. Pero Cilia, al parecer, y según la opinión de allegados a Espinoza, «le quiso hacer una cama» a su antiguo amigo y para eso utilizó a Melody. Todo un escándalo de lo más morboso de las relaciones humanas.
La preocupación es tal que Espinoza dispuso cambiar de abogados defensores y acudió directamente a León Carlos Arslanián, quien deberá presentar el descargo del municipio el próximo 26 de junio en el juzgado 57 de CABA a cargo de María Galletti. Alperovich, abuso sexual agravado. El intendente, simple. El escarnio público y la incertidumbre, idéntica. Por eso Verónica Maggario, la actual vicegobernadora, está empezando a activar su plan de vuelta al municipio para dentro de tres años. Supone que su amigo no podrá presentarse.
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