La economía circular parte del proceso de innovación de las empresas: avances y desafíos
La economía circular es un tema que fue ganado importancia, ya que cada vez se generan más residuos y se agotan los recursos naturales, por lo que recuperar, reutilizar y reciclar es una urgencia y aunque se han realizado grandes avances, todavía existen desafíos que la industria busca superar con alianzas e innovaciones.
«La circularidad está en el núcleo de nuestro modelo de negocio. El 55% de nuestro volumen de venta de cerveza es retornable donde el consumidor es usuario del envase pagando sólo por el producto», comienza explicando Vanesa Vázquez, gerenta de Crecimiento Inclusivo y Sustentabilidad de Cervecería y Maltería Quilmes.
«A lo largo de los años comenzamos a encontrar también oportunidad de revalorización en un 99% de los subproductos del proceso de producción como por ejemplo el bagazo de cebada cervecera, que son utilizados en otras industrias como insumos o materias primas».
Asimismo, tienen como objetivo que el 100% de los envases sean retornables o estén fabricados a partir de materiales mayoritariamente reciclados para 2025. Para lograrlo, apuestan a la retornabilidad de las botellas de vidrio. En este sentido, desarrollaron Vale, una billetera virtual donde los consumidores pueden cargar sus envases vacíos entregándolos en un punto de venta, para usarlos cuando quieran en la red de comercios adheridos. En 2022 Vale tuvo 40.000 usuarios activos y recuperó 1,6 millones de botellas.
Al mismo tiempo, buscan nuevos destinos para los subproductos. «En nuestra cervecería y planta de gaseosas en Corrientes, inauguramos una nueva planta de maíz desgerminado que separa del maíz entero la cáscara y el germen del endospermo, que contiene almidón. Este último se usa en el proceso cervecero para macerar y luego fermentar la cerveza», detalla Vázquez.
La inversión es acompañada de un proyecto para mejorar el valor del aceite obtenido del germen que se separa, para poder comercializar este subproducto en el mediano plazo.
También trabajan en otras iniciativas circulares con actores externos. Un ejemplo es la alianza con Micelio Bio para producir hongos comestibles a partir del bagazo resultante de la elaboración de cerveza. El bagazo es el resultado de la maceración y filtrado que se genera durante el proceso de elaboración de cerveza que, al tener un alto contenido de minerales y proteínas, sirve para la producción de hongos frescos. Así, junto a este emprendimiento de biotecnología, la cervecera invirtió 15 millones de pesos para la construcción de una nueva planta en Chascomús donde se producen los hongos. Asimismo, proveen el bagazo de cebada para usar como uno de los sustratos principales para el cultivo de este alimento.
En cuanto a los desafíos, Vázquez indica que es cambiar procesos y formas de hacer las cosas en toda esta cadena de producción y distribución: «Para ello, es fundamental trabajar en la articulación entre las distintas áreas, ya que la sustentabilidad atraviesa a toda la compañía. Asimismo, es importante contar con asesoramiento externo de expertos que nos ayuden a encontrar nuevas formas de hacer las cosas y nuevas oportunidades».
En esta línea, formaron alianzas con Cempre (Compromiso Empresarial para el Reciclaje), Ceads (Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible), AACA (Alianza por la Acción Climática) y Consejo Empresario B, Pacto Global.
«Otro desafío es desarrollar la industria del reciclaje y un marco regulatorio que la respalde para garantizar precios competitivos que generen valor económico y empleo, además de velar por la trazabilidad de los materiales y erradicar el empleo», finaliza Vázquez.
«En Nestlé, tenemos una ambiciosa visión: un mundo en el que ninguno de nuestros envases, incluidos los plásticos, acabe en un relleno sanitario. Trabajamos día a día para poder lograrlo para poder lograr nuestro compromiso de que más del 95% de nuestros envases plásticos estén diseñados para ser reciclados para el 2025, con el objetivo de llegar al 100% en el futuro», informa Verónica Rosales, directora de Comunicaciones y Asuntos Públicos, Innovación, Business Optimization y líder en Sustentabilidad en Nestlé Argentina, Uruguay y Paraguay.
Para esto trabajan en 5 pilares: reducir el uso de material de embalaje y de plásticos vírgenes; desarrollar envases reutilizables o recargables para eliminar los de un solo uso; ser pioneros en el uso de materiales de envasado alternativos para facilitar el reciclaje; apoyar la infraestructura de reciclaje local para colaborar con un futuro sin residuos; impulsar nuevos comportamientos en sus propias operaciones, así como inspirar a los consumidores y a sus proveedores, para que ellos también sean parte, y lograr así un impacto real.
A nivel local, a fines del año pasado alcanzaron el 100% de neutralidad en plásticos. «Esto significa que logramos recolectar y reciclar la misma cantidad y tipo de plástico equivalente al que colocamos en el mercado a través de los envases de nuestros productos», expresa Rosales.
El proceso fue verificado y auditado por SGS, garantizando la equivalencia y transformación de los materiales en conformidad con la norma ISO 14044, y significó un impacto de más de 7500 toneladas de plástico recolectado y transformado en nuevos materiales.
Asimismo, la empresa cuenta con programas propios de reciclaje de las marcas Nescafé® Dolce Gusto® y Purina®. En el primer caso, se recuperan y reciclan las cápsulas usadas para transformarlas en madera plástica y el café, en compost. Por otra parte, con el programa de reciclaje Purina® Recicla, recolectan y reciclan las bolsas de alimento para mascotas con el fin de convertirlas en madera plástica.
Además, para reciclar las cápsulas de aluminio, cuentan con el Programa de Reciclaje de Nespresso, que las transforma en nuevos objetos como lapiceras, macetas y cuadernos, mientras que el café se dona a Fundación Huerta Niño para la creación de compost orgánico para el desarrollo de huertas en escuelas rurales y urbanas.
«En cuanto a la innovación, nuestra ambición es utilizar menos y mejores envases y ayudar a construir un mejor sistema de recolección y recuperación de materiales», detalla Rosales.
A nivel global, Nestlé cuenta con un instituto de packaging, que se dedica a la investigación y desarrollo de soluciones de envasado que sean funcionales, seguras y respetuosas con el ambiente. Las áreas de investigación se centran en polímeros reciclables, biodegradables o compostables, papel funcional, así como nuevos conceptos y tecnologías de envasado para aumentar la reciclabilidad de los envases plásticos.
El valor de la articulación
Para el avance de la economía circular, uno de los mayores desafíos es la articulación entre todos los actores de la red de valor. «Todos los integrantes tenemos que estar reunidos y accionando en conjunto en pos de un objetivo en común: quienes generan la materia prima, quienes producimos los alimentos, quienes los distribuyen y quienes la consumen, así como también al estado para que establezca un marco que fomente la sustentabilidad y nos ayude a generar los acuerdos necesarios y a las ONG con las cuáles podemos articularnos», afirma Rosales.
Otro punto que enumera es contar con una infraestructura de reciclaje sólida y eficiente a nivel nacional. «Esto implica la necesidad de inversiones en plantas de reciclaje, sistemas de recolección y clasificación de residuos, así como la promoción de la colaboración entre los sectores público y privado para garantizar una gestión adecuada de los materiales reciclables», añade Rosales. Por último, expresa, que es esencial que los consumidores estén informados y adopten cada vez más las herramientas y prácticas relacionadas con la economía circular.
«La economía circular forma parte de la estrategia de Sustentabilidad en Carrefour, es por eso que sumamos conceptos e iniciativas de cero desperdicio que se traducen en la reconversión de nuestros circuitos y procesos para dar lugar a nuevas formas de hacer las cosas», detalla Yamila Scollo, gerenta de Sustentabilidad & RSE de Carrefour.
Este año lograron armar un mapa completo de todos los materiales que genera su operación, identificando su camino actual y su destino y tratamiento bajo ese modelo.
En cuanto a las acciones, Scollo, destaca la creación de shop bags de jean sustentables de TEX, su marca de indumentaria, que por un error de confección no podían ser donados para su uso ni ser re-confeccionados. «De esta forma, le encontramos un nuevo destino: Junto a 6+3, una asociación que brinda talleres con salida laboral para mujeres en Fuerte Apache, generamos unos bolsos de compra increíbles que fueron vendidos en todo el país. Esta iniciativa fue muy valorada y replicada en otros países que forman parte del Grupo Carrefour», puntualiza Scollo. Adicionalmente, tienen varios productos del bazar Eco-Amigable realizados junto a Daravi, una fábrica de triple impacto que emplea a personas en situación de vulnerabilidad. «En conjunto reciclamos las lonas publicitarias que utilizamos en nuestras tiendas para hacer bolsas de compras reutilizables, las cuales se encuentran a la venta en nuestros hipermercados», agrega Scollo.
Por su parte, Arredo lanzó la Colección Orillos compuesta por lámparas, asientos y organizadores de espacios desarrollados a partir de estos orillos (tiritas de 2 a 6 cm de ancho que se genera en el corte de los márgenes de los rollos de tela).
«El proyecto Orillos surgió al profundizar en un camino que empezamos hace años con los descartes y retazos de nuestras telas. Fue desarrollado por el Arredo Lab, laboratorio interno de innovación, articulando con los equipos de Producto, Producción y referentes de distintas áreas, acompañado además por la diseñadora industrial especializada en economía circular, Luciana González Franco», señala Fernanda Manuel, gerenta de Sustentabilidad, Diversidad e Inclusión.
En cuanto a los desafíos, indica que están orientados a continuar incorporando organizaciones de la sociedad civil dentro del esquema de circularidad, «De manera que generemos con este proyecto un triple impacto positivo, tanto en lo social, económico y ambiental. Por otro lado, nos proponemos generar nuevas materialidades a partir del reciclaje de los orillos, siendo nuestro principal objetivo mantenernos en el camino de compromiso hacia el scrap cero», finaliza Manuel.
Por último, más allá que las grande empresas que están transformando sus procesos, otras ya nacen con esa mentalidad, como Karün Eyewear, que crea anteojos de alta calidad de una manera diferente: utilizando material descartado de zonas rurales de la Patagonia en conjunto con sus propias comunidades, a través de un modelo de negocios circular y con aspiraciones regenerativas.
Para lograrlo lanzaron un programa de transparencia, el cual no solo mide y entrega al consumidor la huella de carbono de cada uno de sus productos sino que también permite -a través de un software de trazabilidad propietario con Blockchain- conocer todos los procesos que hubo para transformar materiales descartados en sus anteojos. «Con esta herramienta puedes saber desde el lugar en el cual se recolectaron las redes, metales y cabos en la Patagonia, hasta donde viajaron, donde se produjeron, etc. Todos los pasos que se requirieron para hacer tus anteojos», informaron desde la empresa.
En cuanto a la fabricación de sus productos, utilizan materiales reciclados, principalmente nylon de redes de pesca y metales, para los marcos y para los lentes, emplean policarbonato, que es un material 100% reciclable, de modo pueden recuperar los lentes viejos para transformarlos en nuevos marcos. Asimismo, alienta a sus clientes a devolver sus antiguos anteojos para poder reciclarlos nuevamente.
Una segunda vida
Por último, la Fundación Vivienda Digna, también realiza su aporte a la economía circular.
«Somos un nexo entre familias de escasos recursos económicos y empresas e individuos que quieren colaborar con su comunidad. Uno de nuestros programas es un corralón social donde damos una segunda vida a productos del hogar en desuso pero en buen estado. Estos artículos son materiales de construcción, electrodomésticos, mobiliario, aberturas, etc, que retiramos sin costo», expresa Alejandro Besuschio, director Ejecutivo de la Fundación.
Además de donaciones de individuos, reciben donaciones de empresas como productos de segunda selección, líneas de discontinuados, sobrantes de stock y materiales que no pueden comercializar.
«A través de nuestros corralones, transformamos toneladas de bienes voluminosos en desuso en la oportunidad de que más de 40.000 familias tengan los productos para su hogar que necesitan», detalla Besuschio. Las familias acceden a estos productos a un precio social y el dinero obtenido se destina a la realización de proyectos de vivienda social liderados por la fundación. Además, tienen talleres de herrería y carpintería donde refuncionalizan productos.
«Es un programa de alto impacto y siempre buscamos seguir avanzando para ser consecuentes con nuestra misión social, pero también estar alineados con la temática ambiental. En la actualidad, estamos trabajando junto a una empresa tecnológica para entender cómo, a través de la tecnología, poder seguir poniendo en valor los impactos positivos a nivel social ambiental que estamos generando con la operación de los Corralones Sociales de Vivienda Digna», finalizó Alejandro.
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