«Hay que amigarse con la inversión pública», la sugerencia de un empresario argentino líder
Marcelo Figuiras, presidente de Laboratorios Richmond, está orgulloso. Acaba de inaugurar la planta VIDA, que su compañía planeó durante la pandemia para fabricar vacunas contra el Covid y para la que recaudó u$s 85 millones en un fondo fiduciario. Con demoras y cambios de planes para convertir a esa planta en fabricante de muchos más productos que solo aquella vacuna, la inversión creció a u$s 100 millones, una cifra con la Figueiras dice que hicieron ‘magia’ para lograr la planta de excelencia que arranca a trabajar en Pilar y desde donde planea exportar, al menos, 70% de la producción.
El timing del arranque de la planta está marcado ahora por la coyuntura económica. El laboratorio cerró un primer trimestre con utilidades -reportó una ganancia de $ 6877 millones y ventas netas que alcanzaron los $ 14.376 millones-, pero siente el impacto del ajuste y la caída de la economía local.
Figueiras coincide con que la estabilidad macro es la base imprescindible para que el país crezca, pero «la micro no se regula sola», advierte. «No hay que dejar caer tanto el empleo industrial porque es difícil de recuperar después. Cuando una fábrica se cierra es difícil de abrir», reflexiona, y sugiere que no hay que asustarse «de que haya una financiación estatal para un proyecto. En realidad tiene que haber muchísima financiación porque hay escalas de proyectos que si no se financian desde un banco de desarrollo, no se logran».
Entrevista exclusiva a Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond
-¿Cuándo saldrá finalmente la primera producción de la nueva planta?
-Depende de por dónde arranquemos pero será hacia fin de año. Quizás empezamos por empaques secundario, o producción para un tercero que decide fabricar un producto ya autorizado en nuestra nueva planta, y es rápido. Otros tiempos son para sacar la primera vacuna. Lo importante es que ya estamos comenzando y si hay una emergencia y tenemos que sacar una producción rápido, tenemos otro nivel de respuesta. Y por supuesto, queremos mostrar que cumplimos. Está hecha la planta y vamos para adelante. Lo que vaya surgiendo lo vamos a ir haciendo. En cuanto al retorno de inversión, tenemos un montón de productos, propios y de terceros, algunos para el mercado doméstico y otros que se van fuera del país.
-¿Cuánto de la producción de la planta se va a exportar?
-Entre el 70 y el 80% se tendría que exportar porque nuestra capacidad de producción es muy grande. Si trabajamos a capacidad plena, sería un gran volumen el que vamos a vender al mundo.
-¿Cuánto fue la inversión finalmente?
-Van a ser unos u$s 100 millones. El fideicomiso que hicimos para construir esta planta recaudó u$s 85 millones y va a hacer falta más. Es muchísimo, pero incluso cuando vienen visitas con plantas grandes de afuera nos dicen que hicimos magia con u$s 100 millones. Es cierto. Todo lo que tiene la planta es muy caro, cada aparato que hay cuesta medio o un millón de dólares y es muy difícil de producir.
Pedimos bioreactores y otras tecnologías que son alemanes, belgas, y tardan años en mandarlos. Tardó en que lo entregaran por nuestros problemas internos pero también porque normalmente demoran en prepararlos especialmente para cada uno.
-¿De dónde viene el resto de la inversión que se suma al fideicomiso?
-Vamos sumando nosotros capital en la medida que se vaya necesitando. Ya pusimos bastante. Toda la parte del ARN que no se completó, se irá haciendo y es todo un gasto millonario. Nunca se para de invertir. Cuando parece que la planta está terminada, sale una máquina nueva
innovadora y los responsables de la planta te la hacen cambiar. Sale una
jeringa tal o una lapicera distinta, entonces necesitas matrices, y todo es un nuevo gasto.
-Al presentar la planta, dijo que hay pocos fabricantes de vacunas porque no es un negocio rentable.
-Lo que pasa es que la escala es importante. Cuando vas a ver fábricas de vacunas, en China por ejemplo que hay muchas y con producción de un montón de productos, se quejan de que son tantas las regulaciones, son tanto los estudios clínicos para probar una vacuna y tanto los cambios de cepas y otros cambios; que termina siendo muy impredecible. Si nosotros hubiéramos hecho la vacuna solo
para el Covid, hoy no tendríamos mercado porque esa va a ser una
vacuna más y no hay certeza de cuánto o cuándo se va a vender.
«No hay que dejar caer tanto el empleo industrial porque eso es difícil de recuperar después. Cuando una fábrica se cierra es difícil de abrir», dice Marcelo Figueiras.
-¿El cambio de plan generó demoras también?
-Los tiempos se demoraron en realidad porque en el medio de la construcción estuvo el problema con la aduana argentina, de los containers, hubo cambios con el ministro de industria, cambios de firma. Todo eso hizo atrasar pero realmente no fue significativo. Lo importante es que está la planta, tenemos capacidad, generamos trabajo y ahora a laburar.
-¿Los inversores pedían ver los resultados?
-Los inversores tienen Comité de Seguimiento a través de bancos, están informados constantemente. Realmente hubo gran interés para invertir. Estuvieron apoyando todos los empresarios, deportistas, realmente despertó mucho deseo de colaborar, de hacer algo por Argentina que en ese momento fue muy motivante. Fuimos a ver a todos los políticos de todos los partidos para aclararles a cada uno que esto tiene que ser algo con una continuidad. La ciencia tiene que tener un vector al que el péndulo de la política no lo afecte.
-¿Cómo arrancó el año el laboratorio?
-Si bien hay una baja perceptible en en el consumo que se dio en general en la industria y nosotros no somos ajenos, nuestro trimestre no fue malo. Reportamos a la bolsa con una con una
utilidad que creo que se va a repetir a lo largo del año. Además, ahora con la planta nos anima a ver un futuro de crecimiento de la mano de la exportación.
-¿Las apertura del mercado que plantea el gobierno de Javier Milei los perjudica?
-Siempre tenemos la percepción y el convencimiento de que somos competitivos en el mundo. El punto es como uno mide la competencia. Si se mide inteligentemente, esto quiere decir en igualdad de condiciones, podemos ser competitivos. Y más en una industria como en farma que es altamente regulada en términos de control de calidad, de exigencias de barrera de entrada, de estudios clínicos, etc. Nosotros tenemos el expertise, tenemos a la ciencia argentina que está al servicio de esta industria y de muchas otras, y eso nos posiciona muy bien para competir. De hecho, cuando vienen laboratorios de afuera y se instalan o nosotros vamos afuera y nos instalamos, la industria argentina se destaca. En Sudamérica, ni hablar. Muchos laboratorios argentinos son primeros en otros países de Sudamérica o están entre los primeros laboratorios, como en México o en Brasil.
-¿Qué es lo que más afecta hoy?
-Lo que a nosotros más nos puede afectar son los impuestos a la exportación porque cuando competimos con un impuesto a la exportación o contra un país que tiene beneficio para
exportar, por ejemplo en términos de dejar descontar del impuesto a las ganancias una porción de las exportaciones como pasan países del sudeste asiático, estamos en desventaja. Si vamos a competir contra uno de esos países para venderle a otro, se hace muy difícil. También hay que tener cuidado cuando ellos quieren competir en nuestro país. Cómo medir los precios. El precio bruto tiene un montón de componentes adentro. Si como en Argentina, que todos sabemos que tenemos impuestos como los ingresos brutos en cascada que termina pegando en toda la cadena de valor y es infinito, contra otros que no lo tienen no se puede decir que el otro es más competitivo que vos. Ahí estamos corriendo una carrera con 100 kilos arriba y el otro no. Eso esos son temas para terminar de ver según cómo queden las leyes y cómo vaya avanzando el ordenamiento de la macro para después ver cómo termina pegando en la micro.
-¿De la ley Bases, el DNU y los 10 puntos propuestos por Milei para el Pacto de Mayo, qué destacaría que impacta en el sector?
-A los 10 puntos le agregaría propiciar el desarrollo en base a nuestras capacidades científicas y su aplicación industrial para competir en el mundo. El los 10 puntos que presentó habla de la competitividad y yo digo que hay que enfatizar la necesidad de propiciar el desarrollo de nuestras capacidad científicas. Por ejemplo sobre las patentes que nosotros podemos desarrollar para inventos y en generar el desarrollo de nuestra ciencia. Sobre todo debemos asegurar el apoyo irrestricto a nuestros científicos. Eso es fundamental. Siempre citamos a Bernardo Houssay, un premio Nobel nuestro, que dijo que los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico y los pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia. Entonces no podemos, siendo tan pobres, darnos el lujo de no invertir en ciencia y tecnología.
-¿Ve otras prioridades para los gastos hoy?
-Yo estoy de acuerdo que fomentemos todo lo que agrega valor, es válido fomentar la minería, la energía, petróleo, renovables, el campo. Pero la ciencia es la base de todo eso también. La industria crea mucho empleo. Si se pierde el empleo de la industria después es muy difícil recuperarlo. Si se van los científicos es muy difícil recuperarlos. Le pasa a otros países como España, que en términos de producción de antibióticos eran líderes y por ceder toda su producción a países de Asia se quedaron. Hoy hay noticias de que falta amoxicilina, cuando eran uno de los principales productores del mundo. O Estados Unidos que se queja, sobre todo lo hacían en el gobierno de Donald Trump, por el off shore, por fabricar afuera. Exigía la producción local y amenazaba con ponerle más impuestos a los que producían afuera, en algunos de sus discursos. Hay que ser muy cautos e inteligentes y no dejar caer el empleo industrial.
Para Figueiras, «Hoy los problemas principales son el cepo, la inflación y agregaría el impuesto a las exportaciones, todo el tema tributario que está intrincado que realmente complica».
-¿Habla de apoyo a la industria nacional?
-Digo que los que creamos valor tenemos que quedarnos en el país. Hay que dar el contexto para que los que creamos valor nos desarrollamos acá, hagamos multinacionales con base en Argentina.
-¿Existe ese contexto hoy?
-Trato de ser optimista. Estoy convencido que la persona que está en el gobierno asume para hacer las cosas bien según su convencimiento y que debe ser muy difícil Argentina porque no puede ser que en los últimos 40 años nos fuimos para abajo. No es que se pusieron de acuerdo durante 40 años dirigentes para hacernos más pobres. Yo en esa teoría de conspirativa no creo para nada. Creo que es muy difícil gobernar la Argentina, hacer políticas en Argentina. Vemos que en otros países como Brasil, con el plan nueva industria de Brasil 2024, se agarran a las piñas en la política pero la línea que se traza -estratégica industrial. de exportaciones y de todo lo relativo a la creación de valor- es una que no varía, no es pendular. Lo que es pendular puede ser la política, pero lo otro son políticas de Estado, que varían muy poco.
-¿Cuál es el error de la Argentina?
-El error de la Argentina, y esto no tiene que ver ni con este
gobierno ni con el anterior, es que todos los que vienen la refundan. Así es imposible porque se vuelve a discutir todo: invertir en ciencia o no, en exportación o mercado interno.
-¿Cuáles dirías que son los tres problemas fundamentales para el desarrollo de los negocios?
-Claramente todos estamos de acuerdo con la estabilidad macro como base pero la micro no se regula sola. Hoy los problemas principales son el cepo, la inflación y agregaría el impuesto a las exportaciones, todo el tema tributario que está intrincado que realmente complica. Pero son procesos que se va a ir desandando de a poco. Yo soy más de los que creen que cada gobierno que venga si se establece una dirección, va a arreglar un poquito y no va a haber pelotazos. Si pensamos que llega uno y arregla todo vamos a frustrarnos.
-¿Cómo impacta al laboratorio la caída del consumo?
-Hay una baja en el consumo muy perceptible en todos los sectores. Ahí es donde yo veo un punto central. No hay que dejar caer tanto el empleo industrial porque eso es difícil de recuperar después. Cuando una fábrica se cierra es difícil de abrir. Pero estos son enunciados desde un escritorio. Me imagino que los que están a cargo los están viendo.
-¿Planea contratar empleados este año?
-Ahora tendríamos que empezar a tomar para la planta. Se va haciendo en
forma paulatina en función de un ingreso de dinero que está todo muy complicado. En otros lugares del mundo, yo para esta planta estaría inundado de fondos. Acá tenemos institutos, como el Weizmann, que recaudan parte de sus investigación y desarrollo de gobiernos como el de Israel, que le da mucha importancia a la ciencia. Pero después ellos desarrollan productos que se lo dan a la actividad privada y de los cuales cobran regalías que hoy son más grandes que el monto del Gobierno, con lo cual hace un círculo virtuoso que está muy bueno. Eso es lo que tenemos que lograr nosotros. A veces nos asustamos de que haya una financiación estatal para un proyecto y en realidad tiene que haber muchísima financiación porque hay escalas de proyecto, que si no se financian desde un banco de desarrollo -como el que tiene Brasil o en muchos países del mundo desarrollados-, no se logra. Mismo las vacunas se produjeron con fondos públicos en muchos casos. Por supuesto que se devuelven con rendimiento para los que te lo prestan. Hay que amigarse con la inversión pública. Es imposible que todo sea inversión privada por que hay proyecto que no lo resisten. El ejemplo de las vacunas lo muestra. No hubo ninguna que no tenga inversión pública y casi todas tuvieron el 100%. Después el beneficio a la sociedad es mucho más grande que ese fondo público. Nosotros ahora quisimos mostrar que usamos el dinero y acá está la planta. Ahora tenemos que hacer viable el desarrollo industrial, darle una rentabilidad a quien invirtió para que después tenga motivación para seguir invirtiendo para que nosotros podamos seguir desarrollando. Mover esa rueda de la economía que va andando y va generando crecimiento, que es a largo plazo. También, el nivel de pobreza argentina -que es lastimoso y por el que todos tenemos que luchar para salir-, nos exige que nos apuremos. Es una deuda del capitalismo, donde se ven las desigualdades que hay en el mundo.
-¿Cómo ve los cambios en el sistema de salud?
-Yo admiro mucho el sistema de salud de Argentina porque pude viajar y compararlo con otros países. Nosotros tenemos un sistema donde el 100% de la gente prácticamente está cubierto de una de otra manera y con salud de calidad, con médicos increíbles, con hospitales a los que les pueden faltar muchas cosas pero que tiene una calidad humana y de aparatología buena. El sistema privado, para gente que lo puede pagar, también es de excelencia. Por ejemplo, los planes de HIV tienen su atención para todas las persona, los productos oncológicos lo mismo. En otros países, quien tiene un problema oncológico a veces tienen que vender la casa para pagarlo. He visto argentinos que se mudaron a Estados Unidos y tuvieron que volver de grandes, cuando tuvieron un problema porque en Argentina eran atendidos y en Estados Unidos no. Tenemos que ser muy cuidadosos cuando juzgamos porque las cosas que tenemos no están mal y particularmente el sistema de salud nuestro más que reformarlo hay que cuidarlo.
-¿En qué medida impacta a Richmond?
-La baja del consumo más impacto registra en la industria es venta libre. Recetas bajó también pero no fue un impacto grande porque, gracias a Dios, hay un sistema de salud que cubre, ya sea el publico, una obra social, una prepaga, el PAMI, una obra social provincial. En ese sentido, nosotros como industria y como laboratorio cuidamos mucho el tema de consumo. Cuando se hablan de vender más productos por todos lados, kioscos o supermercados, nosotros decimos ojo con eso, porque los productos farmacéuticos los tiene que recetar el médico, los tiene que manejar los farmacéutico y con mucho cuidado. Como negocio, para nosotros sería mucho mejor que se vendan en los kioscos o en cualquier lado, pero no es bueno para la salud y no es bueno tampoco para el sistema porque se desvirtúa. Venderíamos más pero se desvirtúa y la gente se automedica más.
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