Este país europeo quiere convertirse en el paraíso fiscal de los jóvenes
Portugal planea convertirse en un paraíso fiscal para los jóvenes ofreciendo una década de exenciones fiscales a quienes inician su carrera profesional, en un esfuerzo por frenar la creciente fuga de cerebros.
El gobierno de centro derecha quiere reducir la carga fiscal de los jóvenes durante diez años -incluyendo un primer año en el que no se pagarían impuestos-, un plan que tiene pocos precedentes en otros países.
La iniciativa pone de manifiesto la urgencia de frenar el éxodo de gente joven, que abandona una de las economías más pobres de Europa en busca de empleos mejor pagados.
El primer ministro portugués Luis Montenegro, que lidera un frágil gobierno en minoría, presentará el plan fiscal como parte del presupuesto para 2025, pero no tiene asegurados los votos para su aprobación en el Parlamento. Si fracasa, la supervivencia de su gobierno estará en duda.
El ejecutivo de Lisboa busca hacer frente a una combinación de altos impuestos, salarios bajos y los altos costos de la vivienda que están empujando a muchos jóvenes con formación a irse del país.
Joaquim Miranda Sarmento, ministro de Economía, dijo que las desgravaciones fiscales para jóvenes son «una herramienta fundamental para cumplir el objetivo de retener y atraer a los jóvenes a Portugal».
Bajo la propuesta, los jóvenes no pagarían el impuesto sobre la renta en su primer año de trabajo. Estarían exentos de pagar el 75% del segundo al cuarto año, el 50% del quinto al séptimo año y el 25% del octavo al décimo.
Sin embargo, el FMI ha planteado dudas sobre los incentivos fiscales para los jóvenes, advirtiendo que es «incierto» el impacto sobre la emigración de las cargas impositivas preferenciales basadas en la edad.
Miranda Sarmento estimó que las exenciones fiscales beneficiarían a entre 350.000 y 400.000 jóvenes.
Gonçalo Matias, presidente de la fundación Francisco Manuel dos Santos, afirma que es «absolutamente crítico» frenar la emigración de los recién graduados de las universidades portuguesas que han recibido un incremento de la inversión pública.
«Portugal ha estado invirtiendo en formación, pero esa inversión está beneficiando a países como Francia y Alemania», que reciben inmigrantes portugueses, afirma. «No tiene sentido que un país pobre como Portugal que está recibiendo fondos europeos y la solidaridad europea, después pierda esa inversión a favor de países más ricos».
Matias describe las exenciones tributarias como «razonables y equilibradas», pero afirma que para cambiar la tendencia, el Gobierno también necesitaría hacer más accesible la vivienda, ayudar a los jóvenes a encontrar un empleo y reducir la burocracia.
El gobierno socialista anterior, que perdió las elecciones este año, también introdujo recortes fiscales a los jóvenes, pero sólo para los que obtenían un título universitario. La actual propuesta se aplicaría a todos los que tengan menos de 35 años.
Montenegro dijo en una entrevista televisiva que la propuesta de su Gobierno era «una solución más equilibrada… que la que teníamos inicialmente», en referencia al resultado de las conversaciones con la oposición socialista que le llevaron a reducir la duración del plan de 13 años a 10.
El apoyo del partido socialista al presupuesto no está garantizado, ya que se opone a recortar los impuestos a las empresas, también parte de los planes del Gobierno.
Marina Costa Lobo, directora del Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa, afirma que Montenegro parece «muy moderado y también bastante pragmático» con la rebaja de los impuestos a los jóvenes. «Si los socialistas rechazan aprobar estos presupuestos, quedarán como unos irresponsables. Parecerá que están rechazando la estabilidad al resistirse a apoyar a este Gobierno».
El primer ministro también podría lograr la mayoría con el apoyo del partido de extrema derecha Chega, la tercera fuerza política en Portugal. Su líder, André Ventura, se muestra a favor de recortar los impuestos a los jóvenes, pero también se presenta como el jefe de la oposición ante Montenegro y arremete contra los acuerdos alcanzados entre Alianza Democrática (AD) y los socialistas.
Portugal siempre ha sido un país de emigrantes. El número de personas que han nacido allí pero viven en el extranjero equivale al 25% -la cifra más alta de la Unión Europea- de la población residente en el país, 10,6 millones, según el Observatorio sobre la Emigración.
Pero en los últimos años, la salida de jóvenes talentos se ha empezado a considerar un obstáculo económico.
Entre 2008 y 2023, 361.000 personas de edades comprendidas entre los 15 y los 35 años se fueron del país, lo que representa dos tercios de todos los emigrantes durante ese periodo, según el instituto nacional de estadística.
A pesar de ese goteo, la población de Portugal continúa creciendo, en parte porque ha conseguido atraer inmigrantes de otros países con un programa de visa oro e incentivos fiscales para los expatriados con dinero, aunque ambas cosas se han ido eliminando gradualmente. Sin embargo, las nuevas exenciones fiscales para los jóvenes estarán disponibles para ciudadanos no portugueses que lleguen al país.
El Gobierno calcula que estos recortes fiscales le costarán al estado 650 millones de euros (alrededor de u$s700 millones) anuales.
El FMI advierte que estas reducciones de los impuestos sobre la renta van en contra de las necesidades de Portugal para pagar la deuda del estado mientras financia más inversión pública.
Un trabajador portugués que gana un salario promedio anual de 20.000 euros (algo menos de u$s22.000) paga un impuesto máximo sobre la renta de 26%. Cualquiera que gane entre 21.000 (u$s23.000) y 27.0000 euros (u$s29.000) paga un tope máximo de 32,75%.
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