El Cronista @cronistacom: Empieza la venganza de Trump: el plan ‘motosierra’ con la mira puesta en sus opositores

Empieza la venganza de Trump: el plan ‘motosierra’ con la mira puesta en sus opositores

Donald Trump disfrutaba pensando que su regreso a la Casa Blanca le daría el poder de terminar con los miembros del «Estado profundo» que se opusieron a él y casi le enviaron a prisión. 

Apenas unas horas después de jurar su cargo como 47º presidente de Estados Unidos, puso en marcha su plan de venganza.

Uno de los primeros objetivos fue John Bolton, ex asesor de seguridad nacional de Trump y uno de los críticos más duros del presidente. Primero le retiró la autorización de seguridad (que permite el acceso a información confidencial y de alto secreto) y luego ordenó retirar el destacamento de protección asignado a Bolton en 2019 tras las amenazas contra su vida por parte de Irán. 

«No vamos a mantener detalles de seguridad de la gente para el resto de sus vidas – ¿por qué deberíamos? Me pareció una persona muy tonta», dijo Trump el martes. Bolton se mostró «decepcionado, pero no sorprendido» ante esta medida.

Esto puede ser sólo el principio de la campaña de Trump para aplastar a sus opositores en el Gobierno, centrándose en objetivos que van desde las agencias de inteligencia hasta el ejército, las autoridades reguladoras financieras y empresariales y el sistema judicial.

Podría marcar una nueva era para EE.UU. y su forma de gobernar: dispensar favores y castigos según los caprichos de un líder, no según los criterios de funcionarios profesionales en base a las normas acordadas desde hace tiempo por sus instituciones.  

Para Trump constituye una reivindicación perseguir a las personas que frustraron sus planes durante su primer mandato o incrementaron la posibilidad de que fuera condenado a medida que se acumulaban los casos penales federales en su contra en 2023.

«Nunca más se utilizará el inmenso poder del Estado como arma para perseguir a los oponentes políticos», dijo Trump el lunes en su discurso de investidura en el Capitolio. Horas después, firmó una orden ejecutiva en la que autorizó amplios cambios en los servicios de inteligencia estadounidenses y otras agencias para corregir «malas conductas pasadas mediante medidas apropiadas».

Yuval Levin, miembro del Instituto de Empresa Americano, de carácter conservador, señaló que la orden «es una medida clara contra sus oponentes, pero aún es demasiado pronto para saber si Trump estaba simplemente enviando un mensaje para que los funcionarios no entorpezcan sus planes radicales o para reorganizar la burocracia para que esté más completamente a su servicio».

Las agencias de inteligencia son un foco particular para Trump. En una ráfaga de órdenes ejecutivas firmadas en la noche del lunes, Trump retiró las autorizaciones de seguridad a 50 ex funcionarios de inteligencia, alegando que colaboraron con la campaña del ex presidente Joe Biden para publicar informaciones negativas sobre su hijo Hunter Biden, propenso a los escándalos.

La orden está en consonancia con las declaraciones de Kash Patel, el polémico candidato elegido por Trump para dirigir el FBI, que está a la espera de ser confirmado por el Senado. Patel lleva tiempo defendiendo la eliminación de las autorizaciones de seguridad para erradicar el ‘Estado profundo’.

Un ex miembro de los servicios de inteligencia estadounidenses dijo que la medida tendrá un «efecto escalofriante» en las agencias: «Es una señal clara de que Trump utilizará las autorizaciones por razones políticas. Eso hará que la gente tenga miedo de decir lo que piensa».

«Cualquier cosa que sugiera que las autorizaciones se manipulan con fines políticos dañará la confianza en la comunidad de inteligencia, afirmó Emily Harding, directora del programa de inteligencia, seguridad nacional y tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Trump también envió un mensaje claro al Pentágono. Apenas unos minutos después de su toma de posesión, se retiró de la institución un retrato del general jubilado Mark Milley, su ex asesor militar principal que luego pasó ser muy crítico del presidente. Trump también despidió a Linda Fagan, la comandante de los guardacostas, de quien un alto cargo dijo que se había «centrado excesivamente en la diversidad, la equidad y la inclusión» y había gestionado mal la seguridad fronteriza.

Pero los planes de Trump van mucho más allá del aparato de seguridad estadounidense. Otras órdenes ejecutivas exigen un mayor escrutinio de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y la Comisión Federal de Comercio (FTC), junto con otros organismos encargados de hacer cumplir la ley, como el Departamento de Justicia.

Pam Bondi, la elegida de Trump para fiscal general, ha prometido que «los investigadores serán investigados y los fiscales malos serán procesados».

«Me preocupa que esto autorice al Gobierno a atacar libremente a sus oponentes. Normalmente no hay nada malo en investigar a posteriori posibles irregularidades cometidas por miembros del Gobierno, pero esta orden se ha centrado en una lista de enemigos, lo que es muy preocupante para el estado de la democracia en el país», señala Ryan Goodman, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.

«Normalmente, las investigaciones retrospectivas sobre posibles irregularidades del Gobierno no tienen nada de malo», añadió Goodman. Pero esta orden «se ha preparado pensando en candidatos que llegarían al Gobierno con una lista de enemigos. Es una combinación muy preocupante para el estado de la democracia en el país».

Trump había pedido anteriormente que se persiguiera a opositores, como Nancy Pelosi, ex presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, y la ex vicepresidenta Kamala Harris. También amenazó con nombrar un fiscal especial para «ir a por» Joe Biden.

El propio Biden se tomó esta amenaza y otras lo suficientemente en serio como para firmar indultos justo antes de dejar el cargo para miembros de su familia y para los principales objetivos potenciales, como Milley y los miembros del grupo que investigó el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, entre ellos la ex diputada Liz Cheney.

Trump también ha prometido eliminar las protecciones laborales de los trabajadores federales, que se reforzaron con Biden. La medida afectaría a decenas de miles de funcionarios en puestos relacionados con la política, una forma de despedir fácilmente a quienes se opongan a sus planes.

Además, al mismo tiempo que eliminó las autorizaciones de seguridad de sus enemigos, firmó otra orden ejecutiva por la que concedió de inmediato autorizaciones de seguridad temporales a «personal cualificado y de confianza» de su elección.

«Nuestros adversarios extranjeros se están frotando las manos ante esta medida que concede autorizaciones inmediatas a información de alto secreto a personas a las que no se ha investigado adecuadamente ni se han analizado en profundidad sus antecedentes», escribió en X Olivia Troye, una ex funcionaria de la administración Trump que ahora es una crítica del presidente.

https://www.cronista.com/financial-times/empieza-la-venganza-de-trump-el-plan-motosierra-y-la-mira-puesta-en-sus-opositores/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.cronista.com/financial-times/empieza-la-venganza-de-trump-el-plan-motosierra-y-la-mira-puesta-en-sus-opositores/

Deja una respuesta