El tándem Massa-Máximo en la delicada reconstrucción competitiva del frente: qué le piden a Cristina
Si Sergio Massa no ganara la elección el kirchnerismo podría decir que no es un hombre propio, que fue la pragmática solución después de los «errores» de Alberto Fernández, la mala negociación con el FMI y las tres pandemias, el covid, la guerra y la sequía. Lo novedoso es que empezó el operativo blindaje para el caso de que el tigrense sí sea el ganador en las elecciones 2023. No pueden correr el riesgo de que crea que un eventual triunfo es de su autoría.
Máximo Kirchner está visiblemente contento, a pesar de que su amigo Eduardo ‘Wado’ de Pedro no puede disimular la tristeza de haberse lanzado como precandidato a Presidente y ahora competir como senador nacional. Se notó en su rostro en tres actos de la semana, en Aeroparque, en Lomas de Zamora y en Hurlingham, donde toda la dirigencia propia le dedicó efusivos elogios y agradecimientos.
En cambio Kirchner hijo parece satisfecho con la propia centralidad y el rol que públicamente pidió que asuma su madre, a la inversa del corrimiento y silencio del 2019 cuanto temían que su presencia fuera piantavotos. «La compañera nos tiene que dar una mano» arrancó un nuevo operativo clamor este sábado en Hurlingham al referirse a Cristina Kirchner en cuyo despacho se realizan las principales reuniones de campaña.
La necesita además como dirigente porque copó con su gente las listas de diputados y senadores nacionales y provinciales y la necesita Axel Kicillof en el camino de su reelección. También en Capital la propia Cristina y Máximo K eligieron a los integrantes de la lista nacional de la que se excluyó a históricos como Carlos Heller, Daniel Filmus y Mara Brawer, entre otros.
El mensaje de Máximo K
El primer acto en el Conurbano también tuvo sello K. Lo organizó Martín Insaurralde que subió al escenario a Massa, De Pedro y Kirchner hijo con la excusa del lanzamiento de Federico Otermín como precandidato a sucederlo en la intendencia. Hasta la estética de Unión por la Patria se gesta de ese lado de la coalición oficialista.
Massa debutó como precandidato a Presidente en el Conurbano con Kicillof, Máximo K e Insaurralde
En el municipio que gobierna Juan Zabaleta, a quien considera un «albertista» puro, Máximo Kirchner mostró su preminencia y liderazgo al acompañar el lanzamiento de Damián Selci. Es el único distrito donde un camporista enfrenta a un intendente de Unión por la Patria.
«No podíamos no tener un Kirchner en la boleta», admitió al agradecerle que se haya puesto al frente de la lista el exintendente interino Selci que reemplazó a Zabaleta durante su gestión en el Ministerio de Desarrollo Social.
Conmovido Wado de Pedro lo puso como ejemplo. «Se plantó ante el Fondo Monetario Internacional y dijo esto no va a salir bien», recordó sobre su renuncia como jefe del bloque de diputados nacionales cuando el exministro Martín Guzmán acordaba con el organismo multilateral.
Esa deuda y esa negociación fueron parte central en el acto bonaerense. Este domingo 2 de julio se cumple un año desde la renuncia del exministro que hizo el anuncio vía Twitter mientras Cristina Kirchner daba un duro discurso en Ensenada.
«Los factores externos no pueden explicar todo lo que nos faltó hacer», admitió y reprochó Kirchner hijo que volvió a respaldar al precandidato a Presidente Sergio Massa. «Tiene que administrar las consecuencias de lo que fue un mal acuerdo con el FMI», repitió sobre «la papa caliente» que tomó y que le valió su pase a la fórmula presidencial. Fue un elogio pero también un cepo.
Hasta en los detalles reforzó su mensaje. De hecho fue el propio Kirchner quien eligió la canción de cierre, «El camino», de la banda uruguaya No te va a Gustar. Y hasta la tarareó mientras se agachaba a tomarse fotos con vecinos.
«Volvé a nacer, no dejes que nos mientan, quiero creer que no estamos a la venta», cantó el diputado nacional rodeado de un círculo hiperkirchnerista y varios massistas, símbolo de la alianza dentro de la gran alianza del gobierno nacional. Después sumó horas de actos en Merlo donde lanzó la campaña por la reelección de Gustavo Menéndez.
Lo que sí tomó Kirchner de Massa fue el foco en la clase media, a la que nombró expresamente para cuidarla como sector social. Es el votante más afectado por la inflación, las subas de tarifas, los aumentos y eso explica los anuncios para correr los topes de Ganancias.
Por otra parte es el sector en disputa con una oposición que para fortuna de Unión por la Patria tiene una interna casi sangrienta entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. De gran ayuda sería para la UP que Javier Milei no se caiga pero tampoco crezca. El objetivo también es quedarse con votos que hoy irían al jefe de gobierno porteño.
La campaña de Massa en su doble rol de precandidato y ministro de Economía se concentrará los fines de semana. De lunes a viernes mostrará gestión, claramente en tono de campaña y con una visibilidad y gestualidad cada vez mayor. Los sábados y domingos estará en eventos más ‘cuidados’, esa estrategia de ‘proximidad’ que usó en el 2019 cuando iba al frente de la lista de diputados nacionales y que tanto se parece a las campañas del PRO.
Justamente si alguien se parece a una parte de la oposición es Massa. Su designación desdibujó a su amigo Rodríguez Larreta que intenta un perfil entre ser un poco halcón y un poco dialoguista y moderado.
La historia que quiere contar el massismo arranca cronológicamente. Por eso este sábado Massa se juntó con madres de familias en su San Martín natal donde todavía conserva sus amigos del colegio Agustiniano, donde arrancó en política y donde reivindica a su padre que tuvo un corralón de materiales y ahora tiene un hijo precandidato a Presidente.
Salvo por el ministro, o por su compañero de fórmula Agustín Rossi, nadie en el kirchnerismo le hará un lugar al Presidente Alberto Fernández. Axel Kicillof lo obvió de su spot de lanzamiento y el jefe de Estado no apareció en ninguno de los videos que se pasaron en los actos donde estuvo Máximo Kirchner.
Incluso el diputado fue explícito cuando lo mencionó en su última aparición. «Dijo que nunca más se iba a pelear con Cristina y lo primero que hizo fue volver a pelearse con Cristina», acusó.
Massa está obligado a administrar mucho más que las consecuencias de la deuda con el Fondo y las negociaciones con Kristalina Georgieva, su interlocutora atacada en forma permanente por los Kirchner. Su mayor problema es ‘metabolizar’ los vínculos internos en Unión por la Patria y conciliar los egos de todos los que lo rodean, inclusive del Presidente que llegó a la nueva reunión de gabinete entre medio de Massa y Rossi como si fuera el gran gestor de esa unidad.
La cuestión es que nadie sobra, más bien faltan refuerzos para sumar votos y no restar. Por eso hubo exceso de gestualidad: dos encuentros de Massa con Daniel Scioli, dos charlas del embajador en Brasil con el Presidente, cumbre en Economía con el otro casi precandidato Juan Manzur y mimos kirchneristas para Eduardo De Pedro.
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