El plan que prepara Macri para competir contra Milei y los dirigentes del PRO que quieren saltar a LLA
«No importa de dónde vengan, importa hacia dónde quieren venir». Así explica un alto funcionario de la Casa Rosada por qué Diego Kravetz fue elegido para coordinar todas las áreas de la SIDE pese a su pasado variopinto, con militancia peronista y puestos múltiples bajo el sello PRO. «Casta es lo que nosotros decimos que es».
El Gobierno no solo incorporó a un dirigente con extremada ductilidad política, sino que, además, buscó generar un impacto en las filas del PRO al incorporar a alguien del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, presidido por Jorge Macri.
«El Primo» está convencido de que en la Ciudad no se puede jugar junto a los libertarios porque eso significaría perder poder electoral y de confrontación con ellos. La confrontación con LLA es total desde que el karinismo, a través de la legisladora Pilar Ramírez, decidió oponerse al Presupuesto que habían presentado desde Uspallata.
Ramírez fue una de las protagonistas del acto hecho el miércoles en el Teatro Gran Rivadavia, que fue presidido por Karina Milei y en que el firmó un acuerdo para hacer políticas transversales con miras a 2027. Un desafío en territorio porteño para el macrismo. «Este es solo el comienzo», advirtió en su discurso. En respuesta, Jorge Macri anunciaría la semana que viene el desdoblamiento de las elecciones en la Ciudad.
En el macrismo afirman que la etapa de almuerzos y cenas amables entre Mauricio y Javier Milei se terminaron. Hay diferencias insanables y que no tienen visos de ser reparadas.
En el PRO consideran que su apoyo legislativo para sostener los vetos presidenciales no se vio recompensado como se debería. La mesa legislativa de los lunes que se armó en Casa Rosada tuvo pocos frutos, lo que frustró las esperanzas de que se pudiera avanzar a una alianza de gestión: la única concesión, autorizada por Luis Caputo, fue el ingreso de María Tettamanti como titular de la Secretaría de Energía.
Origen y profundización de la ruptura
¿Cómo pensar una alianza electoral si el PRO no tiene decisión en el Gobierno?, se preguntan en el partido macrista. No solo eso: consideran que «hay banderas que no se pueden bajar». La relación entre ambos espacios fue barranca abajo cuando los libertarios no hicieron esfuerzos por evitar que se caigan las sesiones por Ficha Limpia, proyecto insignia que impulsaba la diputada Silvia Lospennato.
El Gobierno le prometió a ese partido que armaría una mesa técnica con ambas fuerzas para hacer un proyecto superador, ya que consideraban que el que impulsaba el PRO era altamente proscriptivo y quedaba a merced de las justicias provinciales, altamente influenciadas por los gobiernos de turno. «Si no consiguieron adhesiones para su proyecto es porque era una mierda», justifican en la Casa Rosada.
En el macrismo consideran que «las instituciones» y «la Justicia» son asuntos de poco interés para el Gobierno. O que al menos no lo encaran como ellos quisieran. Desde el otro lado dicen que estas consignas son solo «consignas bonitas» que luego resultan persecutorias. «La política se trata de discutir ideas e imponerlas. No perseguir al adversario. Como si no fueran absolutamente todos corruptos», tuiteó días atrás una cuenta de X que se le atribuye a un alfil libertario clave.
La referencia iba a colación de la caída de Ficha Limpia, proyecto que el PRO dejó de enarbolar después de que saliera una investigación de elDiarioAR revelara que Cristian Ritondo y su esposa, Romina Aldana Diago, figuran en un entramado de sociedades offshore armadas para adquirir propiedades en Estados Unidos. El macrismo no lo convocó al Consejo Federal partidario ni al foro de la Fundación Pensar que se convocó una semana atrás.
Importa hacia dónde quieren venir, repiten en LLA, donde afirman que lo de Ritondo fue un golpe duro, pero que no les importa su situación mediática-judicial para convocarlo a ser parte del Gobierno: al igual que a Kravetz, le reconocen su praxis política y su utilidad para la rosca parlamentaria durante el último año, en la que hubo una ultraminoría de parte del oficialismo.
Por eso no resultó casual que Milei dijera ante la Fundación Federalismo y Libertad que Ritondo «está siendo víctima de operaciones y persecuciones justamente por habernos ayudado y colaborar». Nadie de la primera plana del PRO lo había defendido hasta ese momento.
Varios integrantes del ala dura del PRO se muestran más con Milei que con la cúpula de su propio partido. Una de las últimas en sacarse una foto con el jefe de Estado fue la diputada Sabrina Ajmechet. «No nos importa lo que hagan los cuatro de copas», responden en el partido amarillo.
La sucesión de hechos produce que la conclusión sea una sola. «De ninguna manera vamos a ir a una alianza. En ninguno de los 24 distritos. Hoy estamos para competir», se animó a decir una altísima fuente del PRO a El Cronista.
La estrategia para 2025
Y es que desde el riñón de Mauricio Macri reiteran –tal y como había publicado el periodista Matías Moreno de La Nación semanas atrás– que la idea es reeditar Juntos por el Cambio, más que nada en el plano provincial. «Si unimos fuerza con el radicalismo podemos ser mucho más fuertes que los candidatos libertarios, que varios son un papelón», justifican.
En términos generales, es cierto que los eventuales candidatos que están en evaluación en la conducción de La Libertad Avanza (a cargo del karinismo) tienen un menor recorrido político y conocimiento público. Pero, por el contrario, esto es visto como un baluarte a los ojos de los estrategas libertarios.
Dentro del mismo PRO relativizan el éxito de un Juntos por el Cambio reversionado. «Los gobernadores e intendentes quieren ganar. ¿Vos pensás que los acuerdos no los van a hacer con Milei?», dice un reconocidísimo alfil amarillo que quiere saltar a Las Fuerzas del Cielo. «No soy solo yo, Mauricio se hizo el boludo con lo de Cristian. No me sorprendería que ya esté viendo cómo irse para allá», esgrime.
La fecha límite sería marzo, indican varios amarillos que quieren teñirse al violeta libertario. Ese sería el tiempo en el que la política comenzaría a sincerarse y definir estrategias realistas de cara a las elecciones del año próximo.
En el macrismo fundamentan su panorama pesimista con el Gobierno al alegar de que podría producirse una falta de credibilidad por el programa económico y de gobierno. En el ala libertaria, responden que «lo único que les interesa a los inversores es el poder de veto en el Congreso», cualidad que, salvo una soltada de mano del PRO, Milei debería tener.
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