El libertario arrasó en 21 provincias: las claves de su triunfo y el futuro del peronismo
La Argentina tiene un nuevo Presidente electo y se abre para el país un escenario impensado hace no mucho tiempo, con una coalición que llegó al poder con promesas rupturistas y un discurso que puso en jaque numerosos pactos sociales. Ganada la elección, surge ahora el inevitable interrogante respecto hasta dónde pensará avanzar Javier Milei al frente del primer gobierno libertario de la Argentina.
«Hoy comienza el fin de la decadencia argentina», manifestó Milei desde su búnker ubicado en el Hotel Libertador. «Basta del modelo empobrecedor de la casta, hoy volvemos a abrazar el modelo de la libertad», resaltó, tras ser presentado por su hermana, Karina Milei, antes de subir al escenario. Remarcó que «no hay lugar para gradualismo» desde el 10 de diciembre cuando asuma el poder.
Pese a sus formas -o en parte por ellas-, el 55,6% de los argentinos y argentinas le dieron su respaldo en las urnas, por una amplia diferencia que quebró otra vez el mayor número de pronósticos sobre un final cabeza a cabeza con el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa. El libertario se impuso en 21 provincias con poco más de diez puntos de diferencia y su victoria no pasó desapercibido en otras partes del mundo
«Mañana desde primera hora de la mañana nos vamos a poner a trabajar para el 10 de diciembre darle soluciones a los argentinos», añadió y pidió «responsabilidad» al gobierno nacional: «Que entienda que ha llegado una nueva Argentina y que actúen en consecuencia. Que se hagan cargo hasta el final del mandato del 10 de diciembre».
Del empresario Elon Musk al expresidente Donald Trump, saludaron al futuro mandatario. También su aliado brasileño Jair Bolsonaro. La victoria de Milei tendrá ecos regionales si avanza efectivamente con algunas promesas de romper y volver a barajar también en el plano internacional donde repitió en los últimos días que no planeaba tener relaciones políticas con los dos principales socios de la Argentina por «comunistas», China y Brasil. Más preguntas que se abren respecto a los acuerdos con Beijing y el futuro del Mercosur.
«Nuestro compromiso es con la democracia, con el comercio libre y con la paz. Vamos a trabajar codo a codo con todas las naciones del mundo libre», dijo ayer Milei.
Una victoria federal: en qué provincias ganó Milei
«La pregunta no es por qué ganó Milei (ningún incumbent ha ganado con 140% de inflación), sino por qué la oposición establecida no logró aprovechar el sentimiento anti-oficialismo», analizó ayer el politólogo Noam Lupu, de la Universidad Vanderbilt, responsable por el Barómetro de las Américas. Pero advirtió: «El triunfo de Milei es un voto en contra del status quo, no es un mandato para su proyecto político. Es muy fácil confundir las dos cosas».
Aliado al macrismo, Milei recuperó territorios que había perdido de las PASO a las generales en manos del peronismo -La Rioja, La Pampa, Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán-; revalidó en otros que nunca cedió -Chubut, Córdoba, Jujuy, Mendoza, Misiones, Neuquén, Salta, San Juan, San Luis y Santa Fe- y sumó nuevos distritos, donde se habían impuesto Juntos por el Cambio en los dos turnos previos -CABA- y Unión por la Patria -Catamarca y Chaco-. También ganó en Entre Ríos y Corrientes, que se pintaron primero de amarillos, en agosto, y luego de celeste.
Algunos de esos distritos fueron determinantes para Milei por el peso electoral y porque duplicó su caudal votos, una vez quebrado el reparto en tres tercios por la lógica del balotaje. En Córdoba venció a Massa por un 74,2% contra el 25,7%. En Mendoza, llegó al 71,3% contra el 28,6% del ministro de Economía. Ambas provincias reúnen el 14% del padrón nacional pero a la vez son distritos de fuerte cuño opositor que votaron en ese sentido.
En el resto de las provincias donde ganó, Milei terminó por arriba del 53%, en donde menos ventaja obtuvo; por arriba del 60%, en el resto. A la luz de la distribución de votos, La Libertad Avanza contuvo a gran parte del opositor, al crecer de los 7,8 millones de octubre a los 14,4 millones ayer. Con un voto en blanco más bajo que en las PASO y las generales, de 1,5%, y un leve crecimiento del voto nulo -de 0,8 a 1,6%-, las y los electores tomaron partido por una de las dos opciones en pugna y no eludieron la decisión.
En paralelo, solo una pequeña fracción decidió no participar de los comicios, pese al fin de semana largo que amenazaba con aumentar el ausentismo. Acorde a los datos provisorios informados por las autoridades, el 76,3% de los electores concurrieron a las mesas de votación, apenas por debajo del 77% que había dicho presente el 22 de octubre y muy por arriba del 70% que asistió a sufragar en las PASO.
«La mayoría de los argentinos hoy se expresó de forma contundente eligiendo el cambio y rechazando la continuidad. Felicito a Javier Milei por representar con valentía la voluntad de avanzar y prosperar que vive en el corazón de los argentinos», posteó en X (exTwitter) Mauricio Macri por la noche, antes de llegar al bunker libertario.
Y añadió: «El nuevo gobierno de Milei necesitará apoyo, confianza y paciencia de todos nosotros. Lo que vaya a pasar dependerá de su gestión y de la convicción que mantengamos los argentinos de no ceder ante la lucha que significará cambiar de verdad. Nos espera un futuro espectacular, de crecimiento, trabajo, estudio y libertad».
La incógnita que se abre ahora es cómo se traducirá la apuesta del macrismo en el gobierno de Milei. En su discurso, el Presidente electo aludió a su apoyo «por poner desinteresadamente el cuerpo» junto a la exministra Patricia Bullrich. No obstante, en el último tiempo ya había trascendido el interés de sumar figuras propias al gabinete de LLA. Ayer, desde el PRO ya tenían nombres apuntados, particularmente en el área económica.
En su reciente disertación en el Wilson Center, la última semana, Macri habló de condicionar las reformas económicas que pretende Milei desde el Congreso. Allí hay varias dudas por resolver: cómo quedará conformado el bloque legislativo de LLA si Juntos se quiebra y se pliega parte del macrismo que apostó al libertario. En ese caso, podría convertirse en segunda minoría, detrás de UP.
Pero antes que ello cabe preguntar si el radicalismo y las ‘palomas’ del PRO que apostaron a configurar una nueva identidad opositora en un gobierno de Massa todavía tienen resto para su aventura. Después de todo, el grueso de los votos avaló la jugada de Macri y sus ‘halcones’.
Los votos peronistas: dónde ganó Massa
Massa, que había duplicado su caudal de votos desde las primarias a las generales, pudo sumar solo dos millones más en esta ocasión. Solo se impuso en la Provincia de Buenos Aires, Formosa y Santiago del Estero, todos distritos de larga tradición peronista y que permanecerán en manos de gobernadores de ese cuño. En otros territorios que dominarán los propios en 2024 volvió a perder, como en las PASO.
La mayor sorpresa, como el 22 de octubre, la dio el territorio bonaerense, solo que esta vez por la negativa. El candidato presidencial de UP triunfó en la Provincia de Buenos Aires pero con una magra cosecha para las expectativas puestas en suelo bonaerense: terminó casi pareja con el libertario, 59,7% a 49,2%. La alianza con Juntos neutralizó la gran diferencia que había conseguido el ministro de Economía el 22 de octubre de casi veinte puntos en relación a sus dos competidores.
Aunque el peronismo quedará como primera minoría en el Senado y en Diputados -si UP no se quiebra- y con ocho provincias propias -más otras dos en manos de aliados-, difícilmente logre eludir el duro proceso de la autopsia tras perder la elección. El consultor Mario Riorda, uno de los primeros que advirtió sobre la solidez del fenómeno Milei en septiembre y la inminencia de «un reseteo total» del sistema, escribió ayer que el peronismo «entra en boxes».
«La estrategia oficialista fue multietápica, buena, pero no entendió a la franja central del país (y no es la primera vez que pasa en el oficialismo peronista). Igual, la ambición de Massa no contempló estrategias de ingeniería electoral interna», opinó. En contrapartida, «la estrategia de Milei fue un torbellino, errática en muchos momentos, desordenada, pero efectiva y aglutinante del malestar».
La respuesta a la pregunta que se formuló al principio de esta carrera electoral llega, al final del largo y extenuante proceso, como un duro revés para el peronismo. ¿Era posible ganar con un contexto económico adverso y semejantes niveles de malestar social? El 55% de la sociedad argentina dijo no y eligió el riesgo del salto al vacío en su desesperación.
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