El «lado B» del gasoducto y la posibilidad de sustituir millones en importaciones
El estallido del conflicto bélico en Rusia y Ucrania puso sobre la mesa el peso de los fertilizantes, -que se importan principalmente desde el país que lidera Bladimir Putin-, en la estructura de costos de la cosecha, y su rol estratégico para el sector que más divisas aporta a las reservas del Banco Central.
Con el aditivo de las sanciones comerciales y la inflación global, el precio de los fertilizantes durante el 2022 llegó a incrementarse hasta un 180%, generando una escasez sin precedentes en los distintos mercados.
En este escenario un informe de RIA Consultores reveló que el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) representa «una gran oportunidad para la agricultura argentina, para productores y consumidores, para la sustitución de importaciones y la generación de divisas».
El estudio que lleva la firma de Javier Preciado Patiño, ingeniero agrónomo y ex funcionario del Ministerio de Agricultura, explica que «a medida que la agricultura argentina fue incrementando su producción granaria también ha necesitado de muchos más insumos, principalmente de muchos más fertilizantes».
En ese sentido, más allá del impacto directo que se espera en materia fiscal por el ahorro de más de u$s 4000 millones en importaciones y un horizonte de u$s 35.000 millones en exportaciones, el estudio plantea que «la disponibilidad de más gas puede contribuir a la producción nacional de más urea», un insumo determinante para el campo.
Si bien el país cuenta con una planta de producción nacional de urea en la localidad bonaerense de Bahía Blanca, el crecimiento de la producción nacional granaria precisó de importaciones para cubrir la demanda, lo que le representó a la Argentina unos u$s 1500 millones en los últimos 2 años.
«Por ejemplo -plantea-, Argentina necesitó de 5,7 millones de toneladas de fertilizantes en el año 2021, previo a la sequía, para una producción de 140 millones de toneladas de grano. La urea fue el principal fertilizante utilizado, con 2,3 millones de toneladas. Bahía Blanca tiene una capacidad de elaboración de hasta 1,4 millón de toneladas. El faltante hoy se importa».
Ahora, «gracias a la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner se liberaran 2,5 millones de metros cúbicos diarios de gas para la industria de los fertilizantes se podría duplicar la producción nacional de urea, llevándola a 2,8 millones de toneladas anuales», lo cual cubriría todo el volumen necesario para los productores argentinas analizó Preciado Patiño.
Además, con estos números de producción, se estima que quedaría un remanente para exportar como valor agregado en origen.
En total, según RIA Consultores, se puede alcanzar un ahorro inmediato de más de 700 millones de dólares anuales en sustitución de importaciones, a valores actuales.
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Asimismo, según estima el informe, se abre una ventana de exportación por unas 600.000 toneladas por año de urea, generando divisas por no menos de 220 millones de dólares adicionales.
«Para la agricultura argentina la puesta en funcionamiento del GPNK significa una oportunidad», indica el especialista y señala que «la disponibilidad de más gas puede producir más urea, lo que genera un círculo virtuoso en términos de sustituir importaciones de fertilizantes, resguardar divisas para otros sectores de la economía que los están demandando y, lo que no es menor, garantizarle el abastecimiento de ese insumo fundamental a los productores argentinos».
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