El Gobierno, ante el riesgo de que la carrera electoral desatada le trabe la gestión
Apenas 10 horas después de la decisión de Cristina Kirchner de desistir de su candidatura presidencial y la declaración de «vamos a la guerra» lanzada desde el kirchnerismo duro, el primer impacto directo en el Frente de Todos se sintió de lleno en la Casa Rosada. Fue bajo una postal inevitable: la de un Gobierno que profundizó su crisis interna, con pujas de poder y funcionarios haciendo su juego propio de cara a las elecciones.
La batalla desatada en el oficialismo se trasladó a la gestión del Gobierno automáticamente y amenaza con afectar la administración de Alberto Fernández. No sólo esto. En la Casa Rosada temen que la situación económica pueda empeorar si no hay signos inmediatos de unidad y control interno de la crisis en el Frente de Todos.
El Presidente se metió de lleno en esta trifulca ayer al salir a contestar los cuestionamientos de Cristina Kirchner sobre el acuerdo con el FMI. Allegados al jefe de Estado dijeron a El Cronista que «no cayó nada bien» que la vicepresidenta comparara a Alberto Fernández con Mauricio Macri por la negociación con el Fondo.
Al inaugurar el acto de apertura de la expo «Banco Nación Conecta» en Tecnópolis, el Presidente justificó el acuerdo con el FMI y dijo: «Siempre hay que recordar que cuando uno está en default con el Fondo, lo que inmediatamente se genera es la restricción de crédito de todos los organismos. Hay que entender todo esto, para entender por qué uno tiene la necesidad de negociar con el Fondo. La discusión es cómo se negocia. Se puede negociar con las reglas ortodoxas que siempre el Fondo propone o se puede negociar como lo hicimos nosotros». Fue un contraataque directo a la vicepresidenta.
Guerra y agenda dispersa
Desde la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque habló sin vueltas: «vamos a la guerra» en nombre de Cristina Kirchner. En paralelo a esto, el ministro del Interior y candidato kirchnerista Eduardo Wado de Pedro visitó ayer Catamarca para reunirse con el gobernador Raúl Jalil y planteó la necesidad de dar con «un gobierno peronista, nacional, popular e inclusivo, que piense en el resto de la Argentina y que promueva la inversión en cada rincón del país». Fue casi la continuidad del reclamo de Cristina y Máximo Kirchner por un «plan de gobierno y un programa que vuelva a enamorar a todos los argentinos».
En el Gobierno también hay puja de carteles por subirse a los recientes triunfos electorales del PJ en Salta, La Pampa, Tierra del Fuego y San Juan.
Mientras que el Presidente ya visitó La Pampa, ayer se reunió con el gobernador de la provincia de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, en la Casa Rosada para felicitarlo por su triunfo, unas horas más tarde Sergio Massa había recibido en su despacho al gobernador de Salta, Gustavo Sáenz. «La elección de Salta ha sido histórica. Demuestra que sos un gran gobernador. Lo que más valoro es la decisión de terminar la elección, dar vuelta rápido la página y ponerte a trabajar», elogió Massa a Saénz.
¿Cómo podrá gestionar Alberto Fernández los siete meses de mandato que le restan con el nivel de batalla interna desatada en el Frente de Todos? Nadie lo sabe. Pero los hechos de un gobierno en crisis y permanente interna son datos concretos que terminan afectando la gestión de gobierno.
Leyes y gestión al día
Ayer, el ministro de Economía giró al Congreso un ambicioso proyecto de ley de blanqueo de capitales. Pero en el mismo albertismo no saben si se podrá aprobar en Diputados o el Senado por la puja de poderes intestinos.
Al jefe de la bancada de diputados del FDT, Germán Martínez le cuesta lograr acuerdos con la oposición y entre sus mismos referentes del PJ para dar con una sesión. Aunque los allegados del presidente del bloque aseguran que la mayor parte de los problemas por la parálisis legislativa radica en conflictos con Juntos por el Cambio.
Ayer, el jefe de Gabinete, Agustín Rossi seguía de cerca las reuniones del kirchnerismo en el gremio de SMATA donde se definía el acto del 25 de Mayo. El jefe de ministros está más ocupado en su candidatura presidencial y en los embates con el kircnnerismo que en la coordinación de los actos de gobierno entre diferentes ministerios.
También en el Gobierno están expectantes de la entrevista que hoy a las 21.30 dará Cristina Kirchner al programa Duro de Domar en C5N.
En el primer piso de la Casa Rosada minimizan los hechos. Aducen que cada ministerio sigue trabajando automáticamente en la gestión y destacan que «el gran tractor» de la administración de Alberto Fernández es el Ministerio de Obra Pública que maneja Gabriel Katopodis y que -sostienen- no va frenar.
En rigor, desde el Ministerio de Obra Pública destacan que este año creció en un 600% el presupuesto para obras y que hay más de 3.600 proyectos en marcha en todo el país. Después de todo, el secreto de la campaña del Gobierno estará centrado en domar la inflación, mejorar el clima social en la economía y sustentar las obras en plena batalla proselitista.
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