El giro radical de Javier Milei: de outsider a pragmático
«¿Haría negocios con un asesino?», preguntó Javier Milei en su campaña presidencial en agosto pasado, cuando acusaba a China de matar disidentes.
Y la respuesta, parece, es «sí».
Desde que asumió el cargo, el presidente de Argentina ha cambiado su actitud respecto del segundo socio comercial más importante del país sudamericano. Ahora planea visitar China en enero para una cumbre regional. Beijing, le dijo Milei al Financial Times, que es «verdaderamente un socio súper amistoso. Realmente me ha sorprendido».
Famoso el año pasado por lanzar insultos a menudo vulgares a los líderes mundiales (el Papa era un «imbécil», mientras que el presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, era un «comunista corrupto»), la nueva veta pragmática de Milei se extiende mucho más allá de China.
Cuando el gobierno autoritario de Venezuela expulsó a los diplomáticos argentinos en julio, Milei habló confidencialmente con Lula, y Brasil posteriormente acordó extender la cobertura diplomática para proteger la embajada de Argentina en Caracas, según una persona familiarizada con las discusiones.
Milei planea ahora reunirse en persona con su par brasilero por primera vez, en Río de Janeiro, durante la cumbre del G20 de noviembre. En la agenda se retomará el avance del acuerdo comercial estancado desde hace tiempo entre la Unión Europea y el Mercosur, el bloque comercial sudamericano del que Milei había prometido salir, pero que luego aceptó.
Hoy en día, Milei se muestra igualmente pragmático respecto de Estados Unidos. A pesar de su abierta admiración por el expresidente Donald Trump -parte de una red global de aliados de extrema derecha que incluye al líder del partido Vox, Santiago Abascal, en España, y a Jair Bolsonaro-, el Presidente argentino afirma que tiene «una excelente relación con el Partido Demócrata».
Insiste en que las relaciones con Washington no se verán afectadas por el resultado de las elecciones presidenciales del próximo mes y dice que será un aliado de EE.UU. independientemente de que gobiernen demócratas o republicanos.
Aún más sorprendente es que Milei le dijo al FT que los votantes argentinos «no lo pusieron en la presidencia para resolver batallas ideológicas, sino para resolver los problemas de la gente».
Se trata de un autoproclamado guerrero contra el «marxismo cultural» que había prometido reducir el Estado al mínimo indispensable y permitir que el libre mercado tomara el control, hasta el punto de reflexionar públicamente sobre la posibilidad de permitir la venta de órganos humanos (luego se retractó).
A punto de cumplir un año en el poder, Milei «aún conserva el componente ideológico en sus discursos, pero en la práctica se ha vuelto más pragmático, con una fuerte dosis de realismo», dice Sergio Berensztein, consultor político. «La curva de aprendizaje es bastante sorprendente».
Milei sigue siendo un líder poco convencional, propenso a estallidos repentinos en las redes sociales, a mantener las cortinas permanentemente cerradas en su oficina presidencial y a citar oscuros libros de texto de economía libertaria. Pero los diplomáticos en Buenos Aires confiesan que les sorprende cómo el ex miembro de la banda tributo a los Rolling Stones y «anarcocapitalista» se ha vuelto un poco más presidencial en el cargo.
Su círculo íntimo está dominado por su hermana Karina (ahora jefa de gabinete presidencial) y el gurú de las redes sociales Santiago Caputo. Pero Milei «tiene en su equipo a gente seria, creíble y bastante convencional», dijo un diplomático de alto rango en Buenos Aires. «Ha elegido bastante bien a sus ministros».
Milei hizo campaña con una imagen de outsider radical, luciendo una chaqueta de cuero negra, patillas largas, cabello descuidado y una motosierra. Denunció a los políticos tradicionales de Argentina como una «casta» venal. Pero, en el cargo, ha usado un traje y ha negociado con políticos moderados del movimiento peronista de oposición, así como con el partido conservador PRO, que responde al expresidente Mauricio Macri.
Su apoyo le ha permitido aprobar una amplia legislación que desregula la fuertemente controlada economía argentina y le ha otorgado poderes de emergencia para decidir sobre una serie de medidas económicas durante un año sin necesidad de Congreso.
Sin embargo, Milei sabe que necesita una base legislativa más fuerte si quiere dejar un legado duradero. Su partido, La Libertad Avanza, no tiene gobernadores y sólo una pequeña minoría de escaños en ambas cámaras del Congreso.
Esto puede llevar al outsider radical al compromiso definitivo con la «casta»: una alianza con el partido de Macri para las elecciones de mitad de mandato del año próximo. «Tal vez vayamos juntos», dijo Milei con una sonrisa cuando el FT le preguntó sobre un posible pacto electoral. «De repente, obtendremos el 60% de los votos».
Esas declaraciones han dado lugar a acusaciones de que Milei se está vendiendo. Axel Kicillof, el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, afirma que el presidente ha cometido «un enorme fraude electoral» al abandonar sus radicales promesas de campaña.
«Dijo que gobernaría de otra manera y no se puede hacer de otra manera con la misma gente de siempre», argumenta Kicillof. «Pero hoy, miramos al gobierno y los tres ministros más importantes… son tres funcionarios [del partido que] quedaron terceros en las elecciones». El ministro de Economía Luis ‘Toto’ Caputo , la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger sirvieron en el gobierno de Macri entre 2015 y 2019.
Milei ha logrado mantener distancia del partido de Macri en público, mientras que ha cerrado acuerdos en privado. Pero, a medida que este político tan poco ortodoxo se vuelve más convencional, ¿podrá mantener la popularidad que ganó como outsider radical?
https://www.cronista.com/financial-times/de-outsider-a-pragmatico-el-giro-radical-de-javier-milei/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.cronista.com/financial-times/de-outsider-a-pragmatico-el-giro-radical-de-javier-milei/