El duelo Massa-Milei, réplicas cruzadas y las encerronas de un debate con más generalidades que propuestas
Ninguno de los cinco candidatos a presidente arriesgó demasiado. El formato del primer debate presidencial tiene reglas que lo vuelve acartonado aunque el uso del botón rojo y el derecho a réplica condimentó el bloque de discusión sobre Economía. Fue una atinada innovación para el show televisivo que tuvo picos de 39 puntos de rating sin contar las visualizaciones por internet. Para ser un país enojado con la política fue interesante la atención que generó y así lo celebraban gran parte de los asistentes al evento en el Forum de Santiago del Estero.
Quedó claro que Sergio Massa (UxP) vino a defenderse tratando de mostrarse a la ofensiva. Hizo promesas de desarrollo y defensa de la soberanía, no dio pistas sobre quién sería su ministro de Economía, pidió disculpas, admitió que «la plata no alcanza» y sobre el final, en respuesta a la candidata de Juntos por el Cambio, se despegó de las frustraciones del Frente de Todos: «Viene una etapa nueva, mi gobierno, no este gobierno».
En la primera hora Massa polarizó con Javier Milei (LLA) y frente a cada crítica tomó notas. Los dos se gastaron el derecho a réplica tratando de anularse mutuamente. Patricia Bullrich (JxC) los dosificó para tener presencia durante toda la noche. Sin embargo en el primer corte se oyó a algunos dirigentes que en voz baja admitían que quedó fuera de la polarización y que hasta cometió algunos furcios. Después se tranquilizaron porque la vieron mejor. Sobre Massa un importante dirigente sorprendió mientras volvía del toilette: «La verdad, es el mejor candidato que pueden tener, ¿quién va a defender así a este Gobierno? Tiene todo incendiado pero tiene respuesta para todo», indicó.
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Un mensaje antes de medianoche
Massa zafó de las chicanas de Bullrich y de Myriam Bregman (FIT) sobre las fotos de Martín Insaurralde en un yate en Marbella por lo que renunció a la jefatura de gobierno de Buenos Aires. No le preguntaron pero tampoco él instaló el tema, quizás para no regalarle el gol a la oposición. Al retirarse bajó la ventanilla de la camioneta y dijo lo que no había querido decir al mediodía en su paso para reconocer el centro de convenciones: «Cometió un grave error, renunció y tiene que renunciar a la candidatura también en Lomas». Insaurralde es primer candidato a concejal en la ciudad de la que está de licencia como intendente. Entre los ministros y funcionarios que acompañaron a Massa había mucho enojo.
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Todo el tiempo buscaron acorralarlo con la inflación y la pobreza. Javier Milei empezó leyendo y terminó relajado, tomándose su tiempo incluso en los cortes para sonreír, hacer gestos y levantar su brazo. Impuso la agenda y obligó a sus adversarios a meterse con sus promesas pero lanzó ideas genéricas. Lo celebraba desde la platea su hermana Karina mientras Ramiro Marra, candidato a jefe de gobierno, se mostraba exultante.
Las generalidades de Milei y su festejo
El libertario, que ganó las PASO, no dijo una sola vez cuál es su propuesta concreta, no mencionó el concepto de dolarización. Y tampoco explicó su propuesta de vouchers para Educación. Fue el primero momento en que Bullrich logró arrinconarlo. Repitió cuando le preguntó por qué si habla de la casta está con el sindicalista Luis Barrionuevo. Milei le dijo que así como ella dice haber cambiado y no ser montonera que también el gastronómico apunta a un cambio. Trastabilló un poco y no quedó claro.
Bullrich no esquivó la polémica por la muerte de Santiago Maldonado durante su gestión en Seguridad. Por el contrario homenajeó a los gendarmes que fueron enjuiciados y absueltos. En materia económica tres veces la arrinconaron. Milei le apuntó que no está claro lo que ella propone para bajar la inflación y Massa la apuró con la deuda del FMI y le recordó que en el gobierno de Mauricio Macri echaron a Carlos Melconian del Banco Nación. El economista, propuesto por ella como ministro del área, vino temprano a acompañarla.
Schiaretti marcó la cancha en DDHH
En el tema Derechos Humanos, Milei equiparó la violación de los Derechos Humanos por parte del Estado con los hechos de violencia de movimientos armados e insistió que no hubo 30000 desaparecidos. Fue tan duro que en el salón se rompió la regla y hubo murmullos. Bregman intentó interrumpir, dijo que fueron 30000 y agregó ¡Presentes!. Alguien repitió desde el público mientras Massa reclamaba «cuidar el legado de Memoria, Verdad y Justicia».
(Hacemos por Nuestro País)
, que fue baleado y tuvo muchos compañeros desaparecidos, fue el más contundente porque marcó la diferencia entre delitos de Lesa Humanidad y los juicios que en Democracia establecieron responsabilidades de militares. «Una posibilidad que no dieron ellos» remarcó desde el Forum en cuya esquina hubo un centro clandestino de detención que está debidamente señalizado.
La exministra de Seguridad todo el tiempo tomó agua, vino al debate con problemas de garganta y los medicamentos le dieron sed. También Massa tomaba agua pero se mostró con aplomo y se sentó en el regreso de los cortes, de brazos cruzados. En el primer descanso salió del escenario para mandarle saludos a sus hijos a través de Malena Galmarini, su mujer.
Milei volvió de cada corte más cómodo, más relajado. En ambas tandas fue el primero en ingresar y se paró en su atril mirando relajado al público. A cada chicana respondió con gestos de risa y morisquetas. Sólo perdió la compustura cuando Massa pidió que le pidiera perdón al Papa Francisco y como no lo hacía lo interrumpió: «Hacelo ahora». La frase de Massa no se oyó en la transmisión porque el micrófono estaba cerrado pero Milei protestó acaloradamente. Los moderadores, Esteban Mirol y Luli Trujillo, se incomodaron pero lograron continuar.
Schiaretti sorprendió con el uso de los tiempos, aunque se pasó algunas veces. Propuso replicar a nivel nacional el modelo de su provincia, Córdoba, y se mostró suelto a la hora de hablar de gestión. El comentario general fue que vino a fidelizar los votos propios con preguntas permanentes sobre su provincia. Para negociar en el Congreso necesita que entren por lo menos dos diputados nacionales en esta elección.
Myriam Bregman fue la única que habló de no pagarle al FMI y además fue dura con todos mientras que Massa, Milei, Bullrich y Schiaretti defendieron el equilibrio fiscal, reducir el déficit, bajar la inflación y los impuestos. El comentario generalizado fue que la candidata tiene más presencia en los debates que votos.
La convivencia democrática se terminó en el momento de los saludos. Milei, que sorprendió por su calma esta vez, fue el único que no aplaudió y trató de esquivar a Massa al retirarse. Con su equipo y candidatos se fue a festejar al hotel Hilton. Agitaron servilletas al grito de «se siente, se siente Milei Presidente.
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