El Cronista @cronistacom: Baja el «riesgo argentino» ¿Acompaña la realidad?

Baja el «riesgo argentino» ¿Acompaña la realidad?

La definición de los precandidatos a la presidencia parece haber delineado un camino para los meses venideros.

En materia económica, quien llegue al gobierno se enfrentará con el desafío de tratar de revertir el estancamiento y bajar la inflación, aunque, al corregir los distintos desequilibrios, estos objetivos se vean inicialmente afectados.

Las mejoras esperables en el comercio exterior para 2024 (regularización de la producción agrícola, reducción de las importaciones de energía y creciente oferta de otros recursos naturales) contrarrestarán parcialmente los efectos de las correcciones iniciales, pero deberían servir como base para el desarrollo más integral de la economía. En esa línea, ayuda transitar el resto de 2023 manteniendo una línea no disruptiva de instituciones y contratos y preservar en la corrección, aunque parcial, de alguno de los problemas existentes, pendiente de un entendimiento con el FMI.

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En este sentido, las líneas políticas prevalecientes parecen intentar sostener el financiamiento local y externo manteniendo eventuales tensiones bajo control. Ello, a su vez, da una base más sólida para la implementación de la agenda de superación de las dificultades actuales. Sin embargo, la posible evolución no está exenta de riesgos y desvíos.

Cae el riesgo de alteración de los contratos

La probabilidad de alteración de los contratos afectando ahorros locales estaría disminuida por varios factores. Entre ellos se destacan las recientes expresiones de política atribuidas a los precandidatos. También se refleja en los canjes de deuda del sector público al extender plazos que despejaron los vencimientos de los meses próximos y en la estabilidad de los saldos de depósitos bancarios en sus distintas modalidades. En el frente externo, está la expectativa, todavía a verificarse, de alcanzar algún entendimiento con el FMI que evite mayores tensiones. Adicionalmente, quienes sean los futuros gobernantes tendrían un incentivo para reforzar su credibilidad.

Mejorar las perspectivas económicas, y su sostenibilidad en el tiempo, requerirá refuerzos institucionales y reformas que sustenten un clima de inversiones más favorable. Ello llevaría a tratar de evitar un «evento de crédito» (alteraciones a términos contractuales estipulados en cláusulas de los contratos de obligaciones de pago) porque perturbaría la gobernabilidad, alteraría los flujos de transacciones con impacto adverso sobre la actividad y alejaría el objetivo de estabilidad financiera, entre otros.

Lograr ese tipo de clima de inversiones es prerrequisito para darle algún dinamismo a la economía y estabilizar la moneda. Tiene relación con aspectos de las cuentas fiscales y externas. Implica atender a la necesidad de mejorar el resultado fiscal, contemplando racionalizar el gasto e ingresos tributarios. Al hacerlo, con erogaciones limitadas habría que buscar compensar los efectos mediante la movilización de recursos por parte del sector privado. En el frente externo, es llegar a un resultado positivo en la cuenta capital del balance de pagos que contribuiría a reconstruir reservas en el BCRA, estabilizar la moneda y mitigar las presiones inflacionarias. El ingreso de capitales estaría asociado a aumentos futuros en la oferta de bienes y servicios. El sector público no tiene capacidad práctica de obtener financiamiento externo adicional.

Las cosas pendientes 

Aun cuando el tipo de cambio fuese tal que, en comparación con parámetros internacionales, tanto los precios de entrada como los costos de operación en Argentina resulten baratos, hay rezagos temporales en la efectiva materialización de las inversiones. No hay que desconocer el escepticismo reinante en ambientes diversos sobre la coherencia y persistencia de las iniciativas de nuestro país. Además, hay demoras entre los momentos de la toma de decisiones estratégicas y su concreción. Ello es válido tanto para la implementación de políticas como para las compañías e individuos que decidan esas inversiones.

Lograr una creciente competitividad externa es un objetivo altamente deseable. También es fundamental ir aumentando el valor agregado local y fuentes de empleo de calidad para la economía en general sin circunscribirse a lo meramente extractivo. Para ello, está la demorada agenda de reformas que modernicen las reglas de juego para lograr mayor estabilidad institucional a una economía flexible, más eficiente y productiva.

Adquiere, además, relevancia el sendero temporal de correcciones de precios relativos que, a su vez, den un marco para mayor oferta de bienes y servicios. Las prácticas y requisitos legales para hacerlo también llevan meses. Eso redunda en un sendero de desinflación y menor capacidad para implementar un tratamiento de choque en la materia. A su vez, el levantamiento ordenado del cepo cambiario ayudará a regularizar precios, pero deberá tener en cuenta las presiones montadas en la demanda de divisas.

Como un puente para ello, en 2024 podrían existir dos fuentes de alivio temporal con relación a lo que está ocurriendo este año. Una, dada por el comercio exterior con exportaciones en condiciones climáticas normales, teniendo embarques y liquidaciones de divisas mayores a los niveles actuales, y con importaciones más aliviadas, incluso de energía. Sin embargo, también debe tenerse presente que habrá que afrontar pagos de «financiaciones extraordinarias» de importaciones previas. La otra fuente, proveniente de «fondos de cobertura» de residentes locales u otros que apuesten a la apreciación real del peso comprando activos locales. Ambas tienen sus limitaciones. La primera porque, con el correr del tiempo tiende a corregirse con la dinámica propia de la economía. La segunda tiene una modalidad que involucra el riesgo de la reversión en plazo corto. En consecuencia, su utilización requiere cautela en su manejo, principalmente para evitar los efectos no deseables sobre la estabilidad cambiaria (ecuaciones de retorno / riesgo inadecuados).

En síntesis, la transición a la nueva administración de gobierno podría estar más contenida, pero el sendero de baja de inflación más desafiante y más urgente la mejora en el funcionamiento de la economía.

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