Ante la falta de dólares, el Gobierno negocia en paralelo con China y EE.UU. por más fondos
La geopolítica internacional se coló una vez más en la estrategia del Gobierno por captar fondos frescos para sustentar las reservas del Banco Central y en un doble juego diplomático el Presidente Alberto Fernández habilitó a sus funcionarios a entablar negociaciones en paralelo con China y Estados Unidos, las dos grandes potencias enfrentadas por la guerra comercial.
En medio de la corrida del dólar de los últimos días el Presidente encomendó al ministro de Economía, Sergio Massa, a ministros de diferentes carteras y a los embajadores Sabino Vaca Narvaja, en China y Jorge Argüello en Estados Unidos a avanzar en la búsqueda de dólares o yuanes inmediatos.
Ayer, Alberto Fernández decidió suspender un acto que iba a realizar en Florencio Varela con la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Prefirió seguir desde la residencia de Olivos a la mañana y por la tarde en la Casa Rosada los movimientos del mercado donde el dólar arañó los 500 pesos y después jugó a la baja.
Desde la Casa Rosada, el Presidente coordinó con Massa; el canciller Santiago Cafiero y en diálogo telefónico con el embajador Argüello los próximos movimientos de la política exterior tendientes a captar fondos frescos. El doble juego diplomático conlleva un alto riesgo porque se trata de dos potencias enfrentadas duramente desde lo comercial y político.
La jugada con China
En un contexto complicado por la falta de reservas del BCRA el ministro Massa anunció junto al embajador chino en la Argentina, Zou Xiaoli, la activación de un paquete de Swaps con Beijing que permitirá que en mayo se paguen con yuanes más de 1.040 millones de dólares correspondientes a importaciones provenientes del país asiático.
Así, Massa explicó que esos 1.040 millones de dólares correspondían a importaciones reprogramadas desde un tercer país que se refacturaban en dólares. En el encuentro, en el que también participó el Presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, el ministro dijo que desde mayo habrá un promedio de 790 millones de dólares de importaciones de mercadería de origen chino que empezará a pagarse en yuanes.
La medida se corresponde con las inspecciones que hizo la Aduana a empresas que efectuaron importaciones de mercaderías de origen desde China, pero refacturadas desde Uruguay y Europa en las que se registró de manera exponencial la solicitud de SIRAS en yuanes. En el Gobierno se entusiasmaron por el ingreso de divisas que tendrá un impacto positivo en las reservas del Banco Central.
La jugada de Massa se completará en junio cuando viaje a China para cerrar el acuerdo por la Franja Ruta de la Seda que prevé el listado de más de 17 proyectos de inversión directa y la ampliación de una línea de 6.000 millones de Swaps para uso corriente del BCRA.
En la Cancillería confirmaron a El Cronista que la visita de Massa a China se enfocará en el área de minería, energía, industria automotriz y el área financiera. Pero también busca fondos frescos como parte del acuerdo que se firmó en la última reunión de Alberto Fernández con Xi Jinping. El embajador Vaca Narvaja ultima los detalles de esa visita de Massa en junio que ya fue postergada porque se iba a realizar el 7 de mayo originalmente.
Los planes en Washington
En paralelo a toda esa ingeniería diplomática que el Gobierno desplegará en China para obtener fondos frescos el Presidente avaló los planes de Massa para renegociar la deuda con el FMI.
De esta manera, ayer se confirmó que miembros del equipo económico viajarán en las próximas horas a Washington para mantener una serie de reuniones con el staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el objetivo de avanzar en la reformulación del acuerdo de Facilidades Extendidas en curso. el apoyo de la administración de Joe Biden en el Fondo será crucial para estas negociaciones.
La comitiva de Economía que viaja a Estados Unidos estará integrada por el viceministro, Gabriel Rubinstein, el jefe de Asesores, Leonardo Madcur y el titular del INDEC, Marco Lavagna.
El FMI ratificó que las negociaciones con la Argentina «avanzan de manera constructiva». Los funcionarios de Economía llegarán a Washington justo un día después de que Cristina Kirchner hable hoy en un acto en La Plata y en el que se esperan definiciones políticas por su candidatura. Este no es un tema menor para los que siguen la política argentina en Washington.
La intención de Massa es alcanzar con el FMI una «recalibración» del acuerdo le permita obtener fondos frescos y armar un puente hasta las próximas elecciones. Pero la jugada del Gobierno en Estados Unidos para sumar fondos no se limita al FMI sino que es más amplia.
Según confirmaron a El Cronista fuentes allegadas al embajador Argüello en Washington la Argentina se encamina a destrabar la exportación del litio argentino a Estados Unidos con los beneficios fiscales de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, sus siglas en inglés) que votó el Congreso de ese país a fines del año pasado y que contempla, entre otras cosas, un fuerte impulso a la electromovilidad, a través de subsidios a fabricantes y compradores de vehículos eléctricos y baterías.
La ley de Reducción de Inflación aprobada ante el impacto de la guerra en Ucrania prevé subsidios de hasta u$s 7500 para quienes compren baterías y vehículos eléctricos a partir de este año.
Pero la norma buscó asegurar una participación de la industria estadounidense y estableció que las materias primas, definidas como «minerales críticos», debían provenir de países que tuvieran Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Así dejó afuera a China y la Argentina, entre otros.
Sin embargo, esto se encamina a corregir en beneficio de la Argentina. Las negociaciones encaradas por el embajador Argüello habilitarán exportaciones de litio hasta ahora vedadas.
Al mismo tiempo, la Argentina negocia arduamente el levantamiento de la prohibición de exportar biodiesel argentino a Estados Unidos. Se trata de un negocio que genera más de u$s 1800 millones al año. Y el esquema se completaría con las tratativas para levantar las limitaciones que se le impone al acero argentino en territorio estadounidense.
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