Fotogalería: florecen los cerezos y el Jardín Japonés de Buenos Aires es una fiesta de color y belleza
revista jardín
En el Jardín Japonés de Buenos Aires, ubicado en el corazón del barrio de Palermo, existen unos 40 árboles de sakura (Prunus serrulata). Algunos de ellos fueron plantados en la década del 80, mientras que los más nuevos son de mediados de la década del 90.
(Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
El público se acerca a recorrer la floración 2021 del sendero de sakura, tradición que no pudo realizarse en 2020 por las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia. (Gentileza Jardín Japonés/)
El Jardín Japonés se encuentra abierto todos los días de 10 a 18:45 y cumple con protocolos de seguridad e higiene. Hay cuatro turnos de visita y la entrada se adquiere en la boletería del Jardín el mismo día de la visita o a través de www.shop.jardinjapones.org.ar. La entrada general cuesta $290. Los menores de 12 años y mayores de 65 años ingresan sin cargo, presentando el DNI en la boletería. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
Para la época de floración de los cerezos, que suele coincidir con las vacaciones de invierno, las visitas al Jardín Japonés se incrementan. Además de los cerezos en flor, existen atractivos como estanques, otras especies vegetales muy interesantes, un restorán de comida oriental y un vivero. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
El sendero de los sakura del Jardín Japonés de Buenos Aires está compuesto por unos 30 árboles. Se vuelve el atractivo más interesante del parque desde fines de julio y durante todo el mes de agosto. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
La variedad de cerezos o sakura propia de Okinawa, de flores rosadas en tono más oscuro, fueron traídas al parque porteño desde esas islas de Japón, mientras que las más claras fueron cultivadas en Escobar, provincia de Buenos Aires. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
La flor del cerezo es la más representativa de Japón. Su llegada es un acontecimiento que se festeja colectivamente con la celebración del Hanami. Amigos, familia y compañeros de trabajo beben sake, cantan y bailan bajo los esplendorosos árboles. Esta costumbre es multitudinaria y ancestral, y data del siglo XVIII.
(Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
Las plantas de cerezos o sakura son para la cultura japonesa símbolo de la felicidad efímera y fugacidad de la vida, debido a que en el esplendor de su floración, las flores comienzan a caerse. En Buenos Aires, es un atractivo para los porteños pero también para los turistas que llegan a la ciudad y se dan un paseo por el parque. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
La flor del cerezo tiene para los japoneses un significado importante asociado con el código samurai. De hecho, el emblema de estos guerreros era la flor del cerezo. La aspiración de un samurai era morir en su momento de máximo esplendor, en la batalla, y no envejecer y “marchitarse”, como tampoco se marchita la flor del cerezo, la cual cae del árbol antes de marchitarse, empujada por el viento. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)
Otro de los atractivos de invierno en el Jardín Japonés de Palermo es la floración de los tulipanes, una incorporación más reciente que se sumó al encanto de los sakura. (Inés Clusellas (Archivo Jardín)/)