Una tierna y cálida historia, ideal para ponerle luz a estos tiempos
teatro
★★★★ 30 Aniversario. Autores: Andrés Vicente, Gaby Almirón y Pablo Peppino. Intérpretes: Gaby Almirón, Andrés Vicente, Daniela Nirenberg. Dirección: Marcelo Serre. Escenografía y vestuario: Sabrina López Hovhannessian. Musicalización: Fernando Nápoli. Iluminación: Miguel Morales. Sala: El Tinglado (Mario Bravo 948). Funciones: jueves, a las 20.30. Duración: 60 minutos.
Esta pieza del trío de autores Vicente, Almirón, Peppino, recuerda a la novela de Laura Esquivel, Como agua para chocolate. En la cocina-bodegón de Oscar, las tristezas y alegrías se cocinan a fuego lento. Así como le enseñó su abuela, a la que él llama Uela. Ese hombre que todavía conserva el candor de un niño, parece feliz con sus verduras, sus tomates y sus tallarines, o sus bifecitos de cerdo a la pomarola. Los que le sirve a un cliente desconocido que un día cualquiera ingresó al local, se conocieron y cómo él dice: “ese día se abrió un portal”. Y Toni y Oscar formaron una vida juntos.
El título de la obra refiere a sus 30 años de estar en pareja. Pero la vida de Oscar, este histriónico y verborrágico personaje, además de cocinero esconde otra virtud: es cantante y admirador nada menos que de Raphael. De modo que cuando lo escucha cantar al español “Yo soy aquel que por quererte ya no vive”, baila como un niño con juguete nuevo. Claro que para Toni y Oscar, no todo es fácil. Juntos criaron desde pequeña a la hija de Oscar, Cindy, hasta que se descubre un secreto y la joven mujer huye y los deja con el sabor amargo de una pérdida.
La pieza funciona como una cajita de música, va de sorpresa en sorpresa, tiene tics tristes y otros muy divertidos. Su texto no es nada pretencioso, apela a la lógica y el sentido común y los personajes le agregan sal y pimienta al lenguaje cotidiano. El espacio escénico está distribuido con imaginación y las canciones elegidas son un acertado revival para los que cruzaron los 50, ya que no sólo se escucha a Raphael, también a Sui Generis (“Cuando comience a quedarme solo”) y Chavela Vargas (“Si no te vas”), entre otras.
En el medio de este original ensamble de sabores, música y conflictos familiares, Gaby Almirón, que con su perfil recuerda al admirado Horacio Guarany, se mete al público en el bolsillo con su arrolladora simpatía. Mientras que con su ternura y seducción Andrés Vicente, es el perfecto contrapunto de una excelente dupla, que se complementa y muy bien con Daniela Nirenberg, a los que el público aplaude con entusiasmo en el final de esta cálida historia, que propone una brisa de entretenido aire fresco, a estos tristes días de pandemia.
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