Inseguridad: un joven y un policía presos por la muerte de un supuesto ladrón
La fiscal Claudia Rita Palacios dictó la prisión preventiva de Leandro Oscar Daghero Scurti (19) y del cabo primero de policía Jorge Alberto Ferreyra (32), quienes están acusados de homicidio simple por la muerte de Abel Nicolás Suárez (25), quien fue señalado como el supuesto ladrón del teléfono del primero.
El crimen ocurrió durante la madrugada del 29 de enero pasado en barrio Yofre, de la ciudad de Córdoba, cuando Daghero persiguió a Suárez porque supuestamente le había arrebatado su teléfono celular y, en compañía del policía Ferreyra, le dio alcance y lo ahorcó hasta producirle la muerte por asfixia. Toda la escena, prolongada durante varios minutos, fue presenciada por el uniformado, que no intervino en ningún momento hasta terminar con la agresión que derivó en la muerte.
Lo más curioso es que mientras Daghero tenía en el piso a Suárez haciéndole desde atrás una toma de artes marciales y lo envolvía con las piernas para evitar que se resistiera, el agresor utilizaba su otra mano para grabar la escena de sometimiento.
Ante la atenta mirada del policía Ferreyra, según la acusación, la asfixia mecánica se prolongó hasta que Suárez se desvaneció. Recién en ese momento llegaron otros policías y lo esposaron. Pero al ver que no reaccionaba llamaron al servicio de emergencias 107 para que le practicaran reanimación cardiopulmonar. Sin embargo, ya había fallecido por asfixia mecánica.
De acuerdo a la reseña de los hechos reconstruida por la fiscal Palacios, esa madrugada un móvil policial encontró a Daghero corriendo sobre avenida Capdevila a otros dos jóvenes que, supuestamente, le habían sustraído el celular. Luego, lograron dar alcance a Suárez en el descampado conocido como “el obrador”, en la intersección de Chachapoyas y Rauch. Allí el presunto ladrón habría caído, lo que fue aprovechado por Daghero para tomarlo por detrás y comenzar a hacerle una toma de artes marciales que los expertos aseguran que, de prolongarse, provoca la muerte por asfixia.
Delatado en las redes
Lo más llamativo de este crimen es que en principio se montó una escena de persecución y lucha entre un damnificado por un robo y un ladrón que terminó muriendo en una pelea de igual a igual. Nada se decía de la pasividad de un policía que no intervino para evitar una muerte salvaje y cruel.
Pero el propio Daghero ayudó a encontrar una reconstrucción más aproximada de lo que sucedió. Ese mismo día, utilizó el video que había obtenido mientras ahorcaba a Suárez para postearlo y viralizarlo a través de WhatsApp.
En el video se aprecia de frente la acción de ahorcamiento de Daghero a un indefenso Suárez, mientras el agresor le gritaba.
Pero, además, a través de otras cámaras se logró reconstruir la presencia y la supuesta pasividad del policía Ferreyra, que se situaba a pocos metros de la escena homicida.
La acusación
La fiscal Palacios sostiene que “el cabo primero Ferreyra omitió tomar control de la situación y separar a Daghero de Suárez a fines de proceder a su aprehensión y resguardar su integridad física”.
Luego, sostiene la instructora que “Daghero continuó con su actitud, giró en el suelo sin soltar a Suárez, colocando al mismo encima suyo y cruzó sus piernas alrededor de las de este, para impedir que se moviera, mientras continuaba haciendo presión en su cuello con su brazo izquierdo, con intención de acabar con la vida de Suárez”.
“Mientras el cabo primero Ferreyra continuaba con su actitud pasiva, Daghero activó la cámara de su celular y filmó cómo sostenía a Suárez jactándose de la situación”, completa la fiscal.
La escena se prolongó por varios minutos sin que Ferreyra y otro policía que estaba en el móvil auxiliaran a Suárez.
Ya muy tarde, el otro efectivo intervino para separar a Daghero de Suárez, a quien terminaron esposando, pero ya exánime. Luego llamaron al servicio de emergencia para un infructuoso intento de salvarle la vida.
Entre otros aspectos, la fiscal Palacios pone especial énfasis en que el teléfono había sido “arrebatado” de las manos de Suárez, ante un descuido y sin ejercer violencia. Sobre ese aparato, se utiliza la expresión: “Arrebatado sin el uso de violencia, utilizando sólo el factor sorpresa”.
En su momento, los familiares de la víctima insistieron en que Suárez era trabajador, que estaba en una fiesta clandestina y que había sido asesinado por bronca entre jóvenes de los barrios Yofre y San Jorge.
Dolor de familia
Cuando se realizó el velorio de Abel, se produjo otra muerte: la tía del joven asesinado no soportó verlo allí, se descompensó y murió de un infarto.
Respecto de la causa judicial, la mamá de Suárez y la mamá de un hijo de la víctima, se constituyeron en querellantes particulares, con la representación de José D’Antona. El abogado comentó que Abel pertenecía a una familia trabajadora y solidaria y que trabajaba para comprarle pañales y leche a su hijito.
Sobre la prisión preventiva de Daghero y Ferreyra, D’Antona opinó que es “algo natural, lógico, lo que tenía que pasar”. No obstante, señaló sobre Daghero: “Estamos ante un criminal como pocas veces se ha visto en Córdoba, una persona que mata a la otra y se filma, no tiene antecedentes”. Agregó que la motivación parece ser “el goce de difundir cómo te mato”.
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