Ganancias: el Gobierno le afloja el cinto a la clase media a meses de las elecciones
La reforma tratada en la Cámara de Diputados tiene efectos inmediatos para 1.267.000 asalariados y jubilados que tributan el Impuesto a las Ganancias y que dejarán de hacerlo cuando cobren sus ingresos de abril, los primeros días de mayo. Además, estos trabajadores recibirán en promedio 7.893 pesos, según cálculos de Afip, en concepto de reintegro por Ganancias retenidas entre enero y marzo.
Esto es porque el proyecto eleva a 150 mil pesos brutos –124.500 de bolsillo– el piso desde el cual se empieza a pagar el impuesto. Los que perciben entre 150 mil y 173 mil pesos pagarán algo menos de lo que hoy están tributando, mientras que 733 mil continuarán igual que ahora, ya que para los salarios brutos por encima de los 173 mil pesos no hay cambios.
A pocos meses de las elecciones y después de un 2020 atravesado por la recesión causada por la cuarentena, el Gobierno busca dar una señal de alivio a la clase media.
Una vez aprobada la reforma quedará el aguinaldo quedará exceptuado del cálculo, con lo cual ese salario número 13 no se contabilizará. Las horas extras sí siguen alcanzadas, con excepción del personal de salud, que hasta el 30 de septiembre seguirán exceptuados del cálculo las guardias y horas extras que realicen.
Los jubilados son los que tienen una mejora sustancial: se les aumenta 33% el mínimo no imponible y además pueden sumar ingresos o rentas. Con esto, apenas el 0,3% de los pasivos estará alcanzado por el impuesto.
Críticas
Los economistas consultados sostienen que las modificaciones legislativas se sentirán en el bolsillo en este 2021 para asalariados y jubilados, pero que todo dependerá de cómo se resuelva la clásica pulseada precios versus inflación que se libra permanentemente en la Argentina.
Es que los cambios adolecen de dos falencias: una es que ese techo de 150 mil pesos, se actualiza una sola vez al año y lo hace por Ripte, un indicador que elabora el Ministerio de Trabajo de la Nación sobre el salario de los trabajadores registrados y que suele quedar rezagado respecto de la inflación. Cuán rápido se alcance ese techo dependerá del nivel de ingresos de cada trabajador, de las deducciones que pueda aplicar y, sobre todo, del aumento salarial que le otorgue su empleador. Incluso, el techo de 150 mil aplica tanto para los casados como para los solteros, con independencia de las deducciones que puedan aplicar.
En 2018, el Ripte arrojó un aumento del 28,29% frente a una inflación del 47,6%. En 2019 fue del 44,28 frente a los precios que aumentaron 53,8% y en el 2020, los salarios subieron 35,38 frente a una inflación de 36,8%. En los tres años, el acumulado es 150% para el Ripte y 216% para el IPC, lo que en términos prácticos significa que las deducciones se fueron rezagando y más gente pasó a pagar el impuesto.
Lo segundo es que tampoco se modificaron las escalas ni los montos a deducir. “Esto es grave porque el que hoy está con cara de feliz cumpleaños tiene que saber que en cuanto supere los 124.500 pesos va a caer directamente en el 27%, porque no se modificó la escala”, dice el tributarista César Litvin.
Cómo se paga
El Impuesto a las Ganancias es anual: los trabajadores deben sumar los ingresos de todo el año, incluyendo las horas extras, premios y demás y sobre ese monto se aplican deducciones, pero sacando el aguinaldo en este 2021. Esa deducción supone determinados montos que el trabajador necesita para vivir, alquilar o criar a sus hijos. Ahora se agregaron los gastos de guardería, por caso, pero no se puede deducir el colegio privado.
Una vez aplicadas todas las deducciones, las generales y específicas de cada trabajador, queda un neto sobre el que hay que pagar el impuesto, que será del 5%, 9%, 12% y hasta 35% según “la ganancia” anual. El problema es que esas deducciones son casi irrisorias y no se actualizan ahora.
Por ejemplo, por hijo se pueden deducir 78.833 pesos, lo que supone 6.569 pesos mensuales exentos del impuesto. Si el trabajador “gasta” más por hijo, como es lógico, ese extra primero habrá estado sujeto al pago de impuestos y luego, al mantenimiento del hijo. Lo mismo pasa con otros importes, como los 20 mil pesos al año que se permiten deducir por intereses de créditos hipotecarios. “Esta medida es electoral y analgésica, no cura”, agrega Litvin.
Hoy, están pagando el impuesto los trabajadores que ganan por encima de los 78.810 netos, si son solteros. Si es un empleado con cónyuge sin ingresos y dos hijos a cargo, tributa desde los 98.963 pesos o desde los 80.874 pesos si deduce sólo un hijo.
Ahora, ese techo se eleva a 124.500 pesos de bolsillo. “Entre 78.810 y 124.500 hay una franja muy finita”, con lo cual alguien que está cerca de los 124.500 podría empezar a tributar este 2021 si obtiene aumentos salariales que lo hagan superar el techo.
“Mi propuesta era que sea semestral la actualización y por Índice de Precios al Consumidor, pero no lo aceptaron”, dice Litvin. En el proyecto, los 150 mil pesos brutos funcionarán como tope mensual, con lo cual si un mes un trabajador recibe un premio específico de productividad o similares y supera ese monto, sí pagará el impuesto ese mes.
El costo fiscal de la reforma es de 47.500 millones de pesos, más 10 mil millones por el retroactivo que se cobró y hay que devolver. “Parte de la rebaja las financian las provincias, parte la Nación y parte las empresas por la eliminación de la potencial reducción de ganancias que tenían”, advierte Vanessa Toselli, investigadora del Ieral de Fundación Mediterránea. Es que el proyecto no sólo elimina definitivamente el sendero de baja de alícuotas establecido en la reforma tributaria del año 2017, sino que deja a muchas empresas cerca de volver a pagar el 35% de impuesto según su nivel de facturación.
En el año 2020 debió estar vigente una alícuota del 25%, pero eso se suspendió y hoy rige una del 30%. Con los cambios de alícuotas propuestos, muchas pueden volver al 35%.
Con aumento de sueldo, muchos pagarían lo mismo que sin reforma
Un trabajo de Vanessa Toselli, investigadora del Ieral de Fundación Mediterránea, compara lo que sucedería con un trabajador en este 2021 si no hubiera reforma y con este escenario de reforma, suponiendo un aumento salarial del 29% (que es lo que pretende Nación) y otro del 35%, que es lo que la Provincia les dio a sus docentes o Epec a sus trabajadores.
Un soltero que gana 100 mil pesos brutos hoy paga 0,6% de sus ingresos en Ganancias y 5,2% si gana 140 mil brutos. Si no se sancionara la ley y recibiera el 29% de aumento, el de 100 mil pesos pagaría 3,8% y el de 140 mil, 9,8%; es decir, casi el doble. Si el aumento salarial fuera del 35%, pagaría todavía más (ver cuadro de arriba).
Con la reforma de Massa, el soltero de 100 mil pesos no estaría alcanzado por el impuesto tanto con una suba del 29% como del 35%. Pero el de 140 mil pesos, muy al borde del tope, pagaría lo mismo que sin reforma: 9,8% con una suba salarial del 29% y 10,7% si la suba es del 35%.
Con un casado con dos hijos el patrón es similar: si gana 100 mil pesos brutos, sin reforma, hoy no paga el impuesto, pero si tiene un aumento del 29% de sus ingresos pagaría el 0,4% y el 0,9% con una suba del 35%. Si percibe 140 mil pesos hoy tributa el 1,3% y pasaría a pagar 5,5% y 6,4% en las dos hipótesis de suba salarial. Con la reforma, el de 100 mil pesos queda exento, pero el de 140 mil brutos tributará lo mismo que sin reforma: 5,5% con una suba salarial del 29 y 6,4% si lograra el 35%.
Jubilados. Son el grupo con cambios más significativos en términos de exenciones al impuesto. Desde 2016 rige un piso de exención, fijado en el equivalente a seis jubilaciones mínimas. Hoy esa suma da 123.428,6 pesos. Con los cambios, la exención será de ocho jubilaciones mínimas, es decir, 164.571,5 pesos. El monto es 9,7% más alto que los asalariados.
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