El Cronista: Lo que dejó el debate: nervios al inicio, chicanas reforzadas y críticas por el ‘dedo acusador’

Lo que dejó el debate: nervios al inicio, chicanas reforzadas y críticas por el ‘dedo acusador’


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economía y política

El primer debate de candidatos a presidente dejó algunos momentos jugosos, entre los que se destacaron las chicanas entre Mauricio Macri y Alberto Fernández, pero pocos de impacto. Aquello que los televidentes no podían ver –el reglamento acordado por todas las fuerzas estipulaba que las cámaras enfocarían solo al candidato y no las reacciones de los rivales– sí quedó expuesto ante el público que colmó el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral.

Macri llegó sobre la hora a Santa Fe y se trasladó directo a la universidad. Mientras los colaboradores del resto de los candidatos se paseaban por las zonas de prensa, los dirigentes de Juntos por el Cambio se instalaron directamente en el salón. La primera fila la ocuparon el gobernador Mario Lifschitz, los jueces de la Cámara Nacional Electoral Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera, y el juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti, entre otras autoridades. El diputado Daniel Scioli fue el invitado de último momento de Fernández y se pidió especialmente que se lo siente en la primera fila. Allí estaba para que el candidato del Frente de Todos lanzase un golpe de efecto en su primera intervención recordando la participación de éste en el anterior debate.

Los candidatos se ubicaron en sus atriles de acuerdo al resultado del sorteo que se realizó semanas atrás. A Macri le tocó en la punta derecha del escenario y muy cerca de él se ubicaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis; y la Primera Dama, Juliana Awada. Dos filas detrás de ella los laderos de Fernández se tomaban una selfie. Allí estaban Santiago Cafiero, Eduardo «Wado» de Pedo, Matías Kulfas y Cecilia Todesca.

El debate comenzó con intervenciones tranquilas y algunas chicanas de baja intensidad entre los candidatos. Todos hicieron uso de la posibilidad de tomar notas en su atril y alterar entre estar parados y sentados. José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión capitalizaron el tiempo de exposición, aunque el primero se mostró más contundente y con sus críticas a los sindicatos se valió la bufa del titular del gremio de judiciales, Julio Piumato.

Los primeros dos bloques temáticos parecieron estar marcados por la solemnidad. Apenas alguna mirada socarrona tanto de Macri como de Fernández cuando aludían uno al otro y poca interacción visual.

Roberto Lavagna tuvo su momento estrella al hablar de Economía y Finanzas. El resto de las temáticas las abordó desde la propuesta y vaciló por momentos en algunos ejes. Macri y Fernández regresaron del primer intervalo recargados.

Del Caño, que se mostró muy sólido a lo largo de todo el debate, se lució en el punto Derechos Humanos, Diversidad y Género mientras desde la platea su candidata a vice Romina del Pla sostenía visiblemente entre sus manos el pañuelo verde. Le valió también los gestos de aceptación de Fernández.

Para cuando llegó la hora de abordar Educación y Salud el encuentro había escalado en chicanas. Macri parecía inquieto; se tomaba de la cintura y alternaba entre sentarse y pararse. Incluso intercambió unas palabras con Espert, a su lado. El Presidente habló de «narcocapacitación» en alusión a la frase de Axel Kicillof y Fernández le respondió con el dedo acusador: «Dice disparates». El intercambio concluyó con gestos de aprobación entre Macri y Peña.


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