La Voz del Interior @lavozcomar: Trampas y estafas con las vacunas

Trampas y estafas con las vacunas

El proceso de vacunación contra el coronavirus podría servir de argumento para demostrar que en muchos países, más allá del desarrollo económico y de la calidad de vida que hayan alcanzado, ante un acontecimiento extraordinario las sociedades presentan más o menos los mismos problemas.

Los escándalos y las denuncias judiciales por “vacunatorios VIP” que privilegian al círculo de los poderosos, sus familiares y amigos mientras faltan dosis para la población en riesgo, es un fenómeno que se repite en muchos lugares de mundo.

Otro tanto ocurre con los nuevos y sofisticados “cuentos del tío” que buscan estafar a los incautos por canales digitales, así como hay quienes ofrecen falsos resultados de laboratorio.

En los lugares donde para circular se exige un test que certifique que la persona no tiene coronavirus, para algunos es más expeditivo comprar un certificado falso. No es legal, tampoco es ético, se paga más caro que el examen de laboratorio e implica un riesgo sanitario. Pero ocurre. Francia, Reino Unido, Países Bajos, España y Chile son algunos de los países donde se han desbaratado organizaciones que ofrecían esta documentación.

Con el “cuento” de la vacuna, pasa algo similar. El esquema puede parecer muy burdo, pero por eso mismo resultaría efectivo. Por decirlo de algún modo, cuanto más se parece el relato a la realidad que informan los medios, más verosímil resulta: si quienes lograron vacunarse sin esperar su turno lo hicieron gracias a un contacto en el Ministerio, ¿no podría pasarle lo mismo a uno si tuviera ese contacto?

La posibilidad de que las dosis que adquirió el país en cuestión no alcancen para todos los habitantes y que justamente sea uno el que se quede sin su vacuna, ¿incidirá en la respuesta a la oferta del estafador? Mientras las noticias sobre los personajes que se saltaron la fila para vacunarse se multiplican, quien se ponga demasiado ético o demasiado legalista podría correr el riesgo de quedarse sin su dosis.

El estafador nos llama por teléfono o escribe un correo electrónico. Nos pide datos personales para evaluar en qué condición nos encontramos respecto del plan de vacunación y menciona, como al pasar, que podría ubicarnos en una lista que está confeccionando. ¿Qué respondemos?

La población debe saber que en Córdoba no hay ningún ministerio que ande contactando gente para vacunarla. El procedimiento es el inverso: es el ciudadano quien debe inscribirse en el plan de vacunación. Aquí vale la misma recomendación que se les hace a los menores de edad: no se deben entregar datos personales a contactos desconocidos en las redes sociales, llamadas telefónicas o por correo electrónico.

Ahora, supongamos por un momento que se tratara de una propuesta verdadera. ¿Aceptaríamos y pagaríamos la coima para vacunarnos? Los vacunatorios VIP de los funcionarios pueden escandalizarnos tanto como el accionar de los estafadores. Pero si nuestros valores sucumben ante la tentación, ellos son los que ganan.

Guzmán. El ministro de Economía tiene 38 años y no sufre enfermedades de riesgo. (La Voz / Archivo)

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