“Viste que te ibas a donar”, le gritó y le disparó a quemarropa
Que la violencia urbana es desde hace años la principal causa de muerte violenta intencional en Córdoba, ya no sorprende.
De manera cotidiana y sistemática, peleas, venganzas y graves episodios de distinto tipo, todos encuadrados en el fenómeno de la violencia callejera, se registran en diferentes barriadas de la Capital. En algunas oportunidades, por fortuna, la muerte termina siendo esquiva. Sin embargo, las víctimas quedan con serias secuelas.
Esto fue lo que sucedió con Cristian Hernán Loza, de 25 años, quien terminó con distintos padecimientos físicos que permanecen hasta hoy, luego de haber recibido un balazo a quemarropa por parte de un joven vecino con quien estaba enfrentado.
El disparo fue efectuado, en plena calle, desde corta distancia y directo a la cabeza.
El motivo de semejante ataque obedeció a que el agresor le recriminaba a la víctima por el supuesto robo de una motocicleta, según surge de la causa.
Sucedió el pasado 29 de agosto de 2019 en un callejón de Cooperativa El Progreso, barriada ubicada en la zona sudeste de la ciudad de Córdoba.
El autor del disparo aceptó los cargos, se mostró arrepentido, pidió perdón y terminó siendo condenado días atrás, en los Tribunales II.
Fue un caso más de violencia urbana que llegó a sentencia.
Sin embargo, vuelve a dejar en evidencia la forma en que algunos resuelven los conflictos y cómo se consiguen armas.
Matías Damián Figueroa (22) fue condenado a la pena de 7 años y 2 meses de prisión efectiva.
En un juicio abreviado, la Cámara 3ª del Crimen de Córdoba lo terminó hallando culpable por el delito de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por coacción calificada.
Para llegar al juicio abreviado fue clave un acuerdo previo (legal, por cierto), entre la defensa y el fiscal de Cámara, Marcelo Hidalgo.
Pelea y disparo
Todo sucedió en la madrugada del pasado 29 de agosto de 2019 en momentos que Cristian Hernán Loza se dirigía caminando rumbo a un quiosco, junto con un amigo.
Cuando pasaban frente a una vivienda ubicada en una esquina de barrio Cooperativa El Progreso, ambos vieron cómo el dueño de casa entraba y salía rápidamente con un arma de fuego.
Se trataba de Figueroa.
En un abrir y cerrar de ojos, este encaró directamente a Loza.
Nunca quedó claro si portaba un revólver o un arma recortada.
Lo que sí está claro es que hubo un fuerte cruce verbal.
“¡Qué onda, vos, que le robaste a mi prima!”, gritó Figueroa.
Acto seguido, con la culata del arma golpeó a Loza directamente a la cabeza.
Fue en ese momento que, el otro joven intentó mediar en la situación para apaciguar los ánimos.
“Vos no te metás, que con vos no es la cosa, flaquito. Con vos está todo bien”, dijo Figueroa y volvió a insultar a Loza y a golpearlo.
Loza intentó en todo momento protegerse con sus manos mientras intentaba defenderse, diciendo que no tenía relación con ese robo.
“¿Viste que te ibas a donar?”, le gritó Figueroa a la víctima, mientras volvía a pegarle con el caño del arma directo a la cabeza.
Fue entonces que se produjo un disparo con el arma que dio directo en la sien del muchacho. Este cayó pesadamente contra el pavimento.
Testigos relatarían a los policías que el autor del balazo comenzó a festejar por lo que había hecho.
“Lo c…. matando por rata c…”, comenzó a gritar el atacante.
Acto seguido, escapó corriendo en busca de refugio.
Entre varios vecinos que salieron a ayudar, Loza fue subido en el auto de un guardia de seguridad y trasladado al Hospital Florencio Díaz desde donde se lo derivó al Urgencias. Allí, la víctima logró ser salvada.
Si bien sobrevivió (el plomo no causó lesiones en órganos vitales), Loza quedó con distintas secuelas físicas y psíquicas, señalaron fuentes de la Justicia.
Con los testimonios recolectados, no tardaron mucho los investigadores en identificar al autor de la agresión. Fue atrapado en una casa donde había buscado refugio.
El arma nunca fue encontrada.
A lo largo de la pesquisa surgió que existía una clara rivalidad entre victimario y víctima e incluso habían existido amenazas previas. En este punto, según la causa, el agresor le reclamaba a ese vecino por la sustracción de una motocicleta; un punto que, por cierto, no se abordó en profundidad en el juicio.
En el juicio que terminó recientemente en la Cámara 3ª del Crimen, Matías Figueroa aceptó los cargos en su contra, se mostró arrepentido y terminó condenado.
Además, deberá hacer tratamiento psicológico en la cárcel donde cumple la condena.
https://www.lavoz.com.ar/sucesos/viste-que-te-ibas-a-donar-le-grito-y-le-disparo-a-quemarropa
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/sucesos/viste-que-te-ibas-a-donar-le-grito-y-le-disparo-a-quemarropa