La Voz del Interior @lavozcomar: El peor año de nuestra economía

El peor año de nuestra economía

Concluye 2020. Desde el punto de vista de la economía, el peor año de la historia argentina. Y eso que hemos atravesado graves crisis, por lo menos desde el “rodrigazo” de 1975 hasta la salida de la convertibilidad, en 2002.

El déficit fiscal primario y la caída de la actividad económica han marcado, a su manera, dos récords. La pérdida de puestos de trabajo y el cierre de empresas han sido abismales. El Gobierno intentará decir que ha sido la pandemia. Pero el coronavirus no ha afectado la economía de todos los países por igual; ni siquiera puede decirse que lo haya hecho proporcionalmente. En tanto y en cuanto las cuarentenas y los consiguientes parates económicos han sido decisiones políticas nacionales, es aquí donde debe buscarse la razón de la excepcionalidad argentina.

Tampoco podrán decir las autoridades que el déficit aumentó por el gasto extraordinario que provocó el Covid-19. No sólo la asistencia a los damnificados entre nosotros fue menor que la que implementaron otros países, sino que la mayor parte del déficit se explica por la increíble caída en la recaudación.

En ese complejo cuadro, faltan agregar la preocupante situación de las reservas del Banco Central, el reforzamiento del cepo al dólar y la instrumentación de un sistema de importaciones administradas que ha dificultado, en no pocos casos, la producción por falta de materias primas.

Y todavía no mencionamos el aumento de la inflación, de la pobreza y de la presión tributaria, así como esas decisiones políticas que alarman por igual al empresario y al inversor.

Todo ello se traduce en una expectativa tan negativa que no es posible esperar que el panorama se revierta en 2021.

Un relevamiento de opinión realizado por La Voz al empresariado cordobés, sobre el grado de credibilidad del Gobierno nacional, lo demuestra. Se les preguntó: si tuviera que calificar del 1 al 5 la gestión presidencial, ¿qué nota le pondría? El 54 por ciento lo calificó con un punto, y el 37 por ciento, con dos puntos. Traducido, muy mala y mala, respectivamente. Sumados, 91 por ciento.

Paralelamente, una consultora privada sondeó el universo de los industriales metalúrgicos cordobeses: más del 60 por ciento evaluó como mala o muy mala la política económica. Es casi el mismo porcentaje que se registró a mediados de 2014, durante la gestión económica de Axel Kicillof, en el segundo mandato de Cristina Fernández. No llegan al 15 por ciento quienes la califican como buena. Para el cuarto restante, es regular.

De poco valdría justificarse recordando que Córdoba es una provincia antikirchnerista. ¿Acaso los empresarios del resto del país piensan mayoritariamente lo contrario que los cordobeses? Claro que no. El desánimo, cuando no la decepción, es generalizado. Varios empresarios argentinos han trasladado su domicilio a países vecinos, y no son pocas las empresas extranjeras que decidieron abandonar Argentina.

Con todo, es cierto que el capital no gobierna. Pero es responsabilidad de quien gobierna generar la confianza de los capitalistas.

Guzmán. El titular de Economía asegura que la actividad rebotará en 2021, lo que representará un crecimiento en torno al 5%. (Télam / Archivo)

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