Narco: la sombra de “la Reina del Norte” en el crimen de una adolescente
A mediados de noviembre, con un expediente de casi 20 cuerpos, más de 30 testimonios y peritajes de todo tipo, el fiscal de Instrucción de Jesús María, Guillermo Monti, decidió concluir la investigación sobre el femicidio de Wanda Abigaíl Navarro y elevar la causa a juicio. De los cuatro imputados, solamente Romina Vernola se opuso y espera resolución del Juzgado de Control.
Vernola, apodada “la Reina del Norte”, viene de reconocer en un juicio abreviado su responsabilidad penal en la comercialización de estupefacientes junto con su hermano Jonatan y la exagente de Policía Analía Romero.
Mientras permanecía detenida por esa causa, la mujer se enteró de que también estaba imputada en otra causa como instigadora de la muerte de Wanda Navarro, o sea, por haber ofrecido recompensa por su crimen.
El juicio abreviado recayó en la Cámara 6° del Crimen de la ciudad de Córdoba, que presidió el vocal Enrique Buteler y en el que ofició como fiscal Marcelo Altamirano.
Allí, “la Reina del Norte” recibió una condena de tres años de prisión, en razón de que no tenía antecedentes penales y era su primer juicio. Reconoció su culpabilidad en la venta de drogas, se declaró adicta y dijo que se sometió a un tratamiento en el establecimiento penitenciario. Aseguró estar arrepentida porque perdió a su familia, especialmente a su pequeña hija de 4 años.
Con esta condena y en razón del tiempo que Vernola permaneció detenida, ya estaría en condiciones de solicitar la libertad condicional, pero siempre y cuando logre desincriminarse de la otra causa en la que está acusada de haber prometido recompensa por matar a la adolescente de 15 años de Jesús María.
La pista blanca
Aunque parecieran dos causas independientes, tienen como común denominador el narcotráfico. El resto de los imputados por la muerte de Wanda –Mario García, Claudio Schmidt, y Maximiliano Vargas– ha reconocido su estatus como consumidor de sustancias. Los tres dijeron desconocer a Vernola y ella asegura que tampoco los conoce.
Sin embargo, en la sentencia del reciente juicio abreviado, un testigo cuenta que, en una oportunidad, iban juntos hacia la ciudad de Córdoba y que Vernola le reconoció que había estado enojado con él y que había pensado en contratar a unos matones para que le dieran un susto.
Este testigo también aseguró que le escuchó a Vernola decir que les iba a dar “entre tres y cinco gramos de droga, alitas de cocaína, como forma de pago”.
A lo largo de estos dos años, los interrogantes se amontonan sobre cuál habría sido el real motivo para encargar el crimen de esta adolescente de 15 años. ¿Era ella el blanco principal del ataque o la venganza en realidad apuntaba a dañar a alguien más?
Desde el asesinato de Wanda, se habló mucho sobre el narcotráfico.
El crimen abrió la puerta a una Jesús María que nadie se animaba a reconocer: la de una ciudad en la que la droga circula con una naturalidad, intensidad y volumen idénticos a los de otras de tamaño semejante. Y toda circulación de drogas supone una dinámica social mediada por la violencia. En una trama así, se sospecha que se tejó el homicidio de Wanda, el 23 de agosto de 2018.
Wanda tenía 15 años y está acreditado que conocía a sus presuntos matadores, hombres que la doblaban en edad y sobre quienes recayó una imputación de igual gravedad que la del femicidio: el fiscal los hace responsables de haber abusado sexualmente de ella, aprovechándose de su inmadurez, de haberle obligado a consumir drogas y alcohol, y hasta de haberla amenazado con armas blancas para acceder a esos abusos.
El crimen. Wanda Navarro tenía 15 años. El 23 de agosto de 2018 desapareció cuando caminaba hacia el colegio al que asistía en Jesús Marías. Días después, su cadáver fue encontrado en una amplia estancia. Hay cuatro imputados.
*Corresponsalía Jesús María
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