Un religioso mormón cordobés fue condenado a 16 años de prisión por abusar de dos niñas de su iglesia
Un miembro de la iglesia mormona de barrio Rosedal de la ciudad de Córdoba recibió una drástica condena al probársele abusos sexuales en perjuicio de dos niñas integrantes de ese culto. Roque Manfredo Ortellado, que se desempeñaba como segundo ayudante del obispo de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, recibió 16 años de prisión por un extenso catálogo de delitos contra la integridad sexual de dos pequeñas que estaban a su cargo.
De acuerdo a la sentencia que le impuso por unanimidad el tribunal de la Cámara 8ª del Crimen de Córdoba, Ortellado es: “Autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual continuado agravado por la condición de guardador (primera víctima); y de abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal, en concurso real, ambos continuados y agravados por el grave daño en la salud mental de la víctima, en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada por la edad de la víctima (segunda)”.
Estos delitos probados en el reciente debate a puertas cerradas con la participación del tribunal a cargo de Juan Manuel Ugarte (presidente), Marcelo Jaime y Eugenio Pérez Moreno, contó con la acusación del fiscal de cámara Hugo Antolín Almirón.
En el juicio participó la asesora oficial María Valeria Trotti en su carácter representante complementaria de las niñas víctimas (de quienes se omite todo dato para garantizar su anonimato) y como asesora letrada de los querellantes particulares.
Completando las partes de este juicio, defendieron al acusado los abogados José Antonio Freytes y Nicolás Panario.
En varias oportunidades, el fiscal Almirón debió aclarar que su acusación no se formulaba en contra de la institución religiosa, sino sobre la persona del imputado.
Los hechos
El debate dejó traslucir la gravedad de ambos hechos de abuso sexual a dos niñas que estaban a su cargo, confiadas por sus progenitores.
En el primer caso, una puber sufrió el abuso sexual de Ortellado al menos en dos o tres oportunidades en su casa de barrio Rosedal. Ortellado aprovechaba que los padres de la niña la dejaban a su cuidado por breves lapsos de tiempo. Los hechos de abuso consistieron en manoseos en los glúteos de la niña por debajo y por sobre la ropa.
Se ventiló en el debate, que en otras ocasiones, cuando la familia estaba reunida en la vivienda de Ortellado, el condenado llamaba a chica a un lugar apartado y la tocaba por debajo de su ropa e intentaba besarla.
Por otra parte, se analizó el caso de una niña de pocos años, que iniciaba su escuela primaria, donde abusó de ella en un “número indeterminado de oportunidades y sin solución de continuidad”. En este caso, los hechos ocurrieron en un hogar que la nena ocupaba con su familia, en el mismo barrio Rosedal, y en el domicilio actual, de un barrio vecino.
“Los actos consistieron en manoseos y toqueteos de los genitales de la niña, por debajo de la ropa”, sostiene la acusación. Pero, además, Ortellado se bajaba sus pantalones y su ropa interior, subía a la niña sobre los escalones de una escalera, luego bajaba las prendas inferiores y la ropa interior de la niña y, haciendo contacto con las partes íntimas de la pequeña, eyaculaba. Se indica que, además, en ocasiones le habría practicado sexo oral y también la habría obligado a que ella le hiciera fellatio.
Sobre esta víctima, se indica que esos hechos, además de ser sexualmente abusivos, serían “potencialmente aptos para torcer la personalidad sexual” de ella, por “ser perversos, excesivos y prematuros”.
La palabra de las víctimas
La acusación y la sentencia, sostuvieron que esas acciones resultaron “un daño grave en la salud sexual de la pequeña”.
Algo llamativo de este juicio fue que antes de la última palabra del acusado, se pudo conocer la opinión de ambas víctimas, como “penúltima palabra” que se concede a las víctimas.
Las dos escribieron sendas “esquelas” que fueron leídas en la sala de audiencias, con una opinión muy adversa para el acusado que había sido su tutor y que terminó devastando su integridad.
El fiscal Almirón pidió que los mismos textos manuscritos se sumaran al expediente.
Recomendaciones
En la sentencia, que respondió a todas las peticiones efectuadas por el fiscal Almirón, se ordena oficiar al Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) para hacer las “evaluaciones pertinentes, y en caso de corresponder, se le proporcione al acusado” la realización de “tratamiento psicoterapéutico a tenor de la naturaleza de los hechos” juzgados.
Teniendo en cuenta su pertenencia a un culto religioso, se hizo caso a lo que pidió el fiscal Almirón en el sentido de “remitir copia de la presente (sentencia) y los pertinentes antecedentes por ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación”.
Pero, además, se ordena que se investigue un hecho anterior de abuso sexual en perjuicio de otra mujer, presuntamente a cargo de Ortellado.
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