Una noche mágica: cómo fue la trastienda del festejo de Talleres en el Kempes
El grito de “Talleres campeón” se sintió en Paraguay, en Nueva Córdoba y, este jueves, en el estadio Mario Alberto Kempes. El plantel campeón de la Supercopa Internacional ante River festejó con sus hinchas e hizo la famosa “Vuelta olímpica”.
El fútbol cordobés vivió pocos momentos así. El Matador, este jueves, fue protagonista de una noche mágica por la obtención de su primer título nacional.
La platea Ardiles y la popular Willington recibieron a los presentes, quienes hicieron una larga cola para ingresar a las instalaciones. En esa fila, la La Voz charló con algunas familias.
“Salí de trabajar, llegué a casa, tomé un cafezazo y me vine para acá. Ni lo dudé de venir”, contó un fanático. “Yo se todo es esfuerzo que hacen, es muy difícil jugar en un plantel grande como Talleres. Le agradezco con mi corazón a todos”, afirmó emocionado otro hincha.
Cuándo los jugadores comenzaron a ingresar a la cancha uno por uno, los hinchas aplaudieron a todos; pero tres fueron especialmente ovacionados: Guido Herrera, Juan Carlos Portillo y Gastón Benavídez.
Sin dudas, fue una verdadera fiesta albiazul. Casi como un partido más, la hinchada alentó y cantó. Como era de esperar, el “Talleres ya salió campeón” no faltó.
Tras el ingreso, el presidente Andrés Fassi habló sobre esa tanda de penales que pasó a la historia del Matador: “Finalmente se dio. Quién podía pensar que Colidio y Montiel podían errar dos penales y que Talleres se consagrara campeón”.
Después, lo que todos esperaban: la “Vuelta olímpica”. El plantel campeón empezó en la popular y se fue trasladando para la platea; mientras tanto, los jugadores cantaban, gritaban, tocaban los bombos y le tiraban regalos a la hinchada.
Fue un momento único, pero no por el festejo, no por la copa, ni por la segunda estrella. Fue un momento único por el reencuentro entre el hincha y el jugador; en un tiempo donde ambos estaban desencontrados, este jueves los gritos de alegría los volvieron a unir.
Uno de los que agarró esta “batuta” fiestera fue el lesionado Matías Catalán: “Agradecerle a la gente que vino, que siga confiando en este grupo que tiene mucho para dar. Tenemos un gran material de jugadores para pelear muchas cosas más. Sabemos que hace mucho Talleres estaba buscando esto”.
“Desde que llegué me propuse ganar algo acá. Lamentablemente hoy me toca estar afuera, pero estoy día a día con mis compañeros. En dos meses yo creo que ya voy a estar, con la ansiedad fue difícil”, agregó “Cata”.
“Anímicamente no veníamos bien, este título va a ser una inyección anímica para lo que viene este 2025. En el torneo toca levantar. En el fútbol son momentos”, comentó Gastón Benavídez, el autor del penal que le dio la copa al Matador, sobre lo importante que era el triunfo para el equipo.
Fue una noche mágica, una noche distinta, una noche matadora. Matadora de malos resultados, de cabezas gachas y de momentos complicados. También, fue salvadora; salvadora de equipos, de ilusiones y de objetivos.
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