La Voz del Interior @lavozcomar: Apuntes económicos para una sociedad más justa

Apuntes económicos para una sociedad más justa

Desde las elecciones nacionales de 2023, casi han dejado de escucharse en el campo político voces que reivindiquen la necesidad de contar con un Estado eficiente y activo que, con un amplio abanico de políticas públicas, demuestre su compromiso con la justicia social y la igualdad.

Los pocos políticos que manifiestan su discrepancia con el plan gubernamental por haber despreciado esos principios para organizar su política social y económica, por lo general, lo hacen para marcar su disidencia respecto de quien lidera su propio espacio. Como gran parte del arco político adhiere explícita o implícitamente, por convicción o por conveniencia, al programa oficial, el presidente Javier Milei ha conseguido algo increíble: manejar el Congreso con una clara minoría de legisladores y desde una posición de repudio de la oposición que invalida de entrada el diálogo y el consenso.

Los integrantes del campo intelectual suelen obrar con mayor independencia de criterio. Ponen en juego su capacidad analítica de la realidad, argumentan con datos, refutan falacias, comparan situaciones, se apoyan en bibliografía e investigaciones y no niegan que está de por medio su subjetividad, lo que incluye no sólo su ideología y su cosmovisión sino también sus emociones.

Lágrimas de zurda

La economista Mercedes D’Alessandro es un claro ejemplo. Cuando Milei estaba a punto de cumplir un año de gestión, lanzó su libro Motosierra y confusión. Cómo recuperar la economía para salir de la crisis.

Hay que decir que no sólo es una buena economista, sino también docente universitaria y una excelente divulgadora, tres rasgos que evidenció con su anterior libro, Economía feminista (2016), donde demostró, por un lado, que si la desigualdad es una cuestión económica el principal problema es el género, y por otro, que la pobreza es sexista.

Obvio: D’Alessandro es feminista, y como no aborda la realidad exclusivamente como intelectual sino que también le interesa desde la política, durante la presidencia de Alberto Fernández diseñó y encabezó la primera Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía entre 2020 y 2022.

Motosierra y confusión se autodefine en sus últimas páginas, con justeza y sin vergüenza, como unos “apuntes” que, con “lágrimas de zurda”, su autora intentó presentar “un poco menos desordenados” que, debemos deducir, en su versión original. Acaso por ello se perciba, entre líneas, algo del orden del malestar y del fastidio. Esas emociones saben rendir frutos en las breves exposiciones de las redes sociales, pero vale dudar de su capacidad para sostener un ensayo de 250 páginas sobre economía política.

Con todo, si en este caso la lectura puede terminar validando ese esquema es porque D’Alessandro reparte golpes a diestra y siniestra y porque en ese ejercicio de la crítica su propia ideología no queda a salvo.

Ejemplos sobran: en términos generales, vivimos en un tiempo de “escasa imaginación política” donde es común “asentir a las giladas que se repiten como verdades grabadas en piedras”; en términos oficialistas, Milei instrumentó una “política económica de la crueldad” que, en su primer año de gobierno, generó “una mayor desigualdad y una mayor concentración de la riqueza”; en términos kirchneristas, “una gestión económica mediocre y una interna política que no logró fijar un rumbo fue el caldo de cultivo para la frustración y el hartazgo que se expresó en las urnas”, y la reacción a ese cuadro no pasa por “apresurarse a componer nuevas melodías, habría que afinar primero el oído político, que lleva demasiado tiempo fuera de tono”.

Las desventuras de un presidente

A propósito de esto último, se podría decir que Motosierra y confusión avanza en su análisis de las decisiones y confusiones de Milei a medida que va descartando otros posibles libros que D’Alessandro decidió, al menos de momento, no escribir. El primero de ellos es el libro crítico que aún nadie ha escrito sobre el gobierno de Alberto Fernández y para cuya elaboración aquí se menciona el modelo a seguir.

En 2021, la escena política nacional se conmocionó con el libro de Juan Carlos Torre, Diario de una temporada en el quinto piso. Episodios de política económica en los años de Alfonsín. Torre integró el equipo económico de Juan Sourrouille. Su “día a día” quedó registrado en apuntes, grabaciones y archivo documental.

Todo ello le permitía a un narrador “esclarecido”, y de talante socialdemócrata, contarnos las desventuras de un presidente mal informado por un ministro (Bernardo Grinspun) y condicionado por su partido y otras fuerzas que se oponían a su programa alternativo (el de Sourrouille). La conmoción duró su tiempo: al año siguiente, Cristina Fernández nos recomendaba su lectura a todos los argentinos, afirmaba que había discutido su contenido con Sergio Massa y se lo regalaba a Alberto Fernández para su cumpleaños.

Gracias a D’Alessandro, ahora sabemos que en 2021 el libro de Torre estaba “en el escritorio de muchas oficinas del Ministerio de Economía” y sus lectores oscilaban “entre el alivio y la desazón”: alivio por reflejarse “en muchas de las ideas, impresiones y sentimientos que describe Torre”; desazón, “al ver que hay problemas que se repiten una y otra vez”.

Incluso hubo un compañero que sin saber que ella había escrito un bestseller económico, le dijo una noche, pensando en el libro de Torre: “Ojalá tuviéramos alguien en el equipo que supiera escribir”.

¿Escribir qué, si no las desventuras de Fernández? Tras el primer decreto que estableció la cuarentena en marzo de 2020, el “comité de crisis” de Economía recibió un “pedido del Presidente”: “Al parecer había escuchado que los taxistas se quejaban de que no iban a poder trabajar y entonces ¿qué iban a hacer?, ¿de dónde sacarían dinero para pasar esos días? Por supuesto, no era un tema de los taxistas solamente”.

La cita, por si no queda claro, demuestra que el Gobierno no había contemplado un problema tan básico antes de optar por el “quedate en casa”.

No fue la única desventura de Fernández: “Muchos de los debates en el gobierno del Frente de Todos estuvieron atravesados por el (des)uso de la lapicera, como metáfora de la (in)decisión política del Poder Ejecutivo”.

Con todo, lo dicho: no es este el único libro que D’Alessandro decidió, de momento, no escribir. Hay otro más complejo, pero de mayor necesidad y alcance, que es un nuevo programa económico y social para el progresismo en su conjunto, que redefina el Estado y la justicia social, promueva un nuevo pacto fiscal y diseñe un modelo productivo y de desarrollo, esas cosas que a Milei no le interesan

¿Por qué es necesario? Porque “hay una forma de pensar que está agotada y que, aunque se percibe heterodoxa, es bastante funcional a la praxis libertaria”. No estaría mal que una economista feminista sugiriera el camino alternativo.

El libro

Motosierra y confusión, libro de Mercedes D'Alessandro.

Motosierra y confusión. Cómo recuperar la economía para salir de la crisis. Mercedes D’Alessandro. Sudamericana. 256 páginas

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