Eugenia Bazán Quiroga publicó su libro Mitos de miércoles: ¿qué es más tabú, el sexo o las emociones?
En la sociedad existen miles de mitos sobre sexo y sexualidad. Algunos se desarticularon con los años, mientras que otros continúan vigentes hasta hoy. Con el objetivo de reconocerlos y transformarlos, la sexóloga María Eugenia Bazán Quiroga lanzó Mitos de miércoles, un libro que reúne más de 400 creencias sexuales.
Desde hace tiempo, la médica cordobesa sostiene una sección semanal en su cuenta de Instagram, donde responde dudas y preguntas de sus seguidores basadas en mitos sexuales: ¿una mujer puede quedar embarazada si está menstruando? ¿Los varones tienen mayor deseo sexual? ¿El sexo debe ser espontáneo? Si una mujer no tiene orgasmos durante la penetración vaginal, ¿tiene un problema? ¿El tamaño importa?
A raíz de la espontaneidad de las redes, Bazán Quiroga seleccionó 420 mitos y los plasmó en un libro de consulta para leer de a partes y en función de las necesidades de cada lector o lectora.
“Surgió de dudas en Instagram, pero no todos los seguidores fueron a comprar el libro. Hay muchos que me dicen que les encanta, pero les cuesta leer o no tienen tiempo. Habrá que seguir trabajando en eso para que la gente se anime a dejar un rato las pantallas y poder valorar lo que te da un libro”, asegura la médica en diálogo con La Voz.
De qué se trata “Mitos de miércoles”
El libro está organizado por capítulos ordenados alfabéticamente según la temática que abordan. Cada uno arranca con un relato basado en historias reales de consultorio del que se desprenden diferentes mitos, algunos más recurrentes que otros.
También hay análisis, reflexiones, explicaciones detalladas, históricas y científicas, recomendaciones generales y un fuerte interés de la autora por educar en sexualidad desde la empatía, la responsabilidad, la igualdad y la diversidad.
“Hay generaciones que no tuvieron educación sexual integral y que se formaron como pudieron, desde la pornografía, el desconocimiento, los prejuicios, las creencias religiosas y el miedo. El libro no critica eso, sino que asume que estos mitos tienen un recorrido, los expone y finalmente los transforma, es decir, cambia esa información en una mirada positiva y evolutiva para que cada persona pueda buscar la mejor versión de su sexualidad. Lo único que perdura son los cambios”, asegura.
Para la especialista, quien además es jefa del Programa de Salud Sexual del hospital Privado Universitario de Córdoba, esto se trata de un “proceso acumulativo”, ya que, a medida que se derriban viejos mitos, aparecen otros nuevos o reversionados. “Está bueno reconocerlos y aprender a identificarlos porque mitos y mala información van a seguir habiendo”, advierte.
“La dificultad en la sexualidad es transgeneracional, nos atraviesa a todos. Hay personas que pueden estar más informadas en unas cosas, pero no en otras. Hoy hay mucho tabú con las cuestiones afectivas, los vínculos y las emociones, más que con la genitalidad. Pero la gente grande tiene más prejuicio con la genitalidad que con lo emocional. Hay distintas facetas, pero todos estamos atravesados por dificultades”, agrega.
Sexo y sentimiento: dos caras de una misma moneda
En la actualidad, lo más difícil sigue siendo comunicar lo que nos pasa. La licenciada reconoce que la gente hoy tiende a dividir el sexo de las emociones como si fueran dos entes autárquicos: “Tenemos esta idea de ‘sólo sexo’; ‘abrimos la pareja, pero sólo sexo, sin amor ni afectividad’, pero las personas somos un todo”.
“La mayor dificultad está en entender la sexualidad como la existencia misma. A veces, estamos mal emocionalmente, pero a la hora del sexo queremos funcionar bárbaro. Y no. Se sigue sosteniendo esto de separar la genitalidad, las emociones y el sexo. Esto se ve mucho en el consultorio y trae sufrimiento, problemas en los vínculos generales, la autoestima y la salud. Por eso es importante revisar estas cosas”, apunta.
Mitos de miércoles recorre todas estas cuestiones desde una visión integral, que no se vuelca por un determinado género y que sale de lo explícito y lo heteronormativo. Esas cualidades se ven reflejadas desde la espalda que se exhibe en tapa y contratapa.
“La espalda tiene un papel clave en la estructura y sostén, movimiento y funcionalidad del cuerpo. Es común a todas las personas, pero tiene características únicas y singulares. Es una zona íntima y erógena (…). Hace referencia al otro lado, a la vulnerabilidad, al misterio, a lo que guardamos, tapamos, callamos, lo que da vergüenza y temor”, explica la autora en la lengüeta posterior del libro.
Y en la entrevista añade: “Las fotos son de mi espalda en movimiento. Para mí, hacer este libro implicó poner el cuerpo literal. Fue todo un proceso personal y profesional. Lo escribí todo sola. Estoy muy contenta, espero que llegue ese mensaje”.
–¿No te impactó el número de mitos? 400 es una barbaridad.
–Nunca me había puesto a contarlos. Como siempre son los mismos, al principio pensé que debían ser 20 o 30 como máximo, pero, cuando empecé a juntarlos, tenía muchísimo material. El manuscrito original que le entregué a la editorial tenía 450 hojas. Así que empezamos a cortar y pulir. Quedaron muchas cosas afuera.
–Al comienzo del libro, decís que “la continuidad de la transmisión de ciertos mitos pone de manifiesto que la educación afectiva emocional y sexual es escasa y deficiente”. ¿A qué se debe eso?
–A la incomodidad. Lo que no conocemos hace que no nos involucremos. Si te incomoda, lo evitás. “Si mis hijos me preguntan algo, contesto para zafar, después lo aprenderán cuando sean más grandes, que se lo expliquen en el colegio…”. Terminamos evadiendo porque nos genera incomodidad, situación que a su vez está relacionada con nuestra propia historia. Si tuvimos malas experiencias o una crianza negativa en la conexión con nuestra sexualidad, esa incomodidad va quedando y predispone a que los mitos sigan existiendo.
Hoy son 400, pero mañana van a ser más. El trabajo no es memorizarlos, sino aprender de ellos para tener una visión positiva de nuestra sexualidad y que no se propaguen nuevos. No hay que renegar con lo que fueron nuestros padres, sino aceptar que esa es nuestra historia. Cada persona es responsable de cuidar, conectar y vivir con su sexualidad. Me tengo que hacer cargo de lo que me incomoda y me hago cargo de no transmitirles a mis hijos esa incomodidad.
–Te pregunto desde el prejuicio: hay personas que son muy cuidadosas con su salud y siempre se hacen sus chequeos anuales, pero muy pocas son las que terminan asistiendo a una consulta médica con una sexóloga. ¿Creés que eso también habla de ese contexto de descuido?
–Eso se relaciona más con el desconocimiento. Desde que me metí en los medios de comunicación y empecé a mostrar lo que hago, hay un montón de gente en el consultorio. Claramente, la gente no venía porque desconocía, no porque no quiera cuidarse o que no le interese su sexualidad. Me pasa con un montón de colegas que no me derivan pacientes y quizás es porque desconocen o porque son especialidades que no hablan de sexo en el consultorio. Pero, bueno, esto irá creciendo. La sexología no es algo nuevo. Los primeros sexólogos de Argentina aparecieron en 1969. Es un área, dentro de todo, nueva y tiene su prejuicio dentro del campo de la medicina. Para mí es importante dar información y que la gente se anime a llegar a las especialistas. Uno no llega a la sexóloga sólo porque tiene un problema, sino porque también quiere recibir educación y consejos, para sí mismo o para con su pareja. Hay que desmitificar eso de que “voy a la sexóloga porque estoy a punto de separarme”.
Para comprar
Mitos de miércoles. María Eugenia Bazán Quiroga. Editorial Recovecos. 331 páginas. Precio: $ 35 mil. Disponible en El Espejo Libros, en Quade y en El Emporio Libros.
Para consultar
María Eugenia Bazán Quiroga es médica, especialista en tocoginecología, sexóloga clínica, docente universitaria, jefa del Programa de Salud Sexual del hospital Privado Universitario de Córdoba y coordinadora del equipo de atención integral en salud trans en el hospital Raúl Ferreyra (MP: 33123; ME:16833; MN: 326.063). Atención presencial, en el hospital Privado (turnos: 4688888). Para contacto o turnos online, @dra.bazanquiroga (Instagram).
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