La Voz del Interior @lavozcomar: Donald Trump, Elon Musk y la tierra de los CEO

Donald Trump, Elon Musk y la tierra de los CEO

Bienvenidos a “CEOland” (algo así como “La tierra de los directores ejecutivos”), una especie de país cuyo gobierno estará integrado y apoyado por la más encumbrada comunidad empresaria de Estados Unidos (varios de cuyos integrantes se encuentran entre los más ricos del mundo).

Aun antes de triunfar en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2024, Donald Trump ya había comenzado a tejer alianzas que fueron determinantes para la campaña política –como la de Elon Musk, dueño de X–, y muchas compañías que se sumaron después, cuando las amenazas de venganza y la furia del presidente electo se volvieron más reales.

Musk es una especie de avanzada en esta sociedad: es el amigo y confidente de Trump, a quien aconsejó y apoyó en la campaña electoral, con U$S 260 millones y difusión masiva de publicidad por X.

No está claro aún si el empresario será un jefe de Gabinete en las sombras o si ocupará un puesto formal, por ejemplo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental, desde donde buscaría simplificar las regulaciones para la industria automotriz estadounidense, tratando de acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica y autónoma, que impulsa con su empresa Tesla.

Su apoyo –financiero y editorial– fue clave en la campaña presidencial, y lo será también si se mete de lleno para ayudar al nuevo gobierno con otra de las promesas de Donald: recortar el presupuesto federal.

Musk también coincide con Trump en la idea de una reforma migratoria-laboral que permita de manera más aceitada la contratación de personas en el extranjero, aunque al mismo tiempo se podrían endurecer los controles migratorios y deportarse a cientos de miles de trabajadores inmigrantes.

El poder de la furia

Los casos de Jeff Bezos y de Marck Zuckerberg no son iguales al de Musk: ambos eligieron conciliar y dar su apoyo a Trump luego de una relación tormentosa durante su anterior presidencia.

Es decir, parecen más movidos por el temor y preocupados por evitar una venganza –que el presidente electo prometió– que por una cuestión ideológica.

Bezos, fundador de Amazon y dueño del Washington Post, había sido acusado por Trump de aprovecharse del Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) y de evadir impuestos. No cabe duda que dicha acusación era, en realidad, consecuencia de la cobertura crítica que el Washington Post realizó sobre la gestión de su presidencia. Trump calificó siempre a las críticas en su contra como “noticias falsas”, y Bezos llegó a catalogarlo como un líder que amenazaba los valores democráticos.

Sin embargo, ahora todo cambió: durante la campaña de 2024 Bezos anunció que, por primera vez en 40 años, el Washington Post eludiría pronunciarse editorialmente sobre su apoyo a un candidato u otro, algo que siempre había hecho a favor de los demócratas.

Es más: Bezos dijo hace pocos días: “En realidad, soy muy optimista esta vez”, en relación a los planes de Trump para reducir regulaciones gubernamentales. Y le sumó: “Si puedo ayudar a lograrlo, lo ayudaré”, declaró en el DealBook de The New York Times.

Desinformar a pedido de Trump

Zuckerberg también lanzó una jugada clave con un cambio en Meta al que sólo le falta el moño de regalo para Trump: decidió finalizar con el programa de verificación de contenidos, que nació para combatir la gran cantidad de desinformación que se se genera en esta y otras plataformas. No sólo eso: el CEO de Meta criticó a medios y “fact-checkeers” por “presionar para censurar más y más”.

Esto fue automáticamente respondido por las redes mundiales de chequeadores, que calificaron de falsas las afirmaciones de Zuckerberg: “Los verificadores están sujetos a los más altos estándares periodísticos de informes imparciales, transparencia, integridad y rendición de cuentas, y organizaciones como EFCSN (European Fact–Checking Standards Network) mantienen estos estándares a través de una auditoría realizada de forma independiente cada dos años”, comunicó esta organización.

Y agregó: “Vincular la verificación de datos con la censura es especialmente perjudicial, siendo una de las fuerzas impulsoras del acoso y los ataques a los verificadores de datos. Profundizar en estas afirmaciones sólo puede exacerbar un problema ya grave que afecta a los fact-checkers en todo el mundo”. Y señalan que, según los propios datos de Meta, sólo 3% de la información errónea verificada que fue cuestionada por los usuarios no fue degradada.

La principal consecuencia de todo esto: millones de usuarios en todo el mundo estarán más expuestos a las toneladas de informaciones falsas –o direccionadas, como en el caso de X– que circulan en esas plataformas. Es decir, un gran peligro para la democracia.

El programa de verificación independiente será reemplazado por “notas de la comunidad”, lo mismo que ya hizo Musk en X.

Trump había acusado a Meta de parcialidad y hasta llegó a amenazar a su director ejecutivo con “prisión de por vida” después de que suspendiera su cuenta de Facebook, tras el asalto al Capitolio en 2021.

Tras el triunfo de Trump, Zuckerberg buscó acercársele. Esta vez, ambos se reunieron en Florida y al parecer el encuentro fue “fructífero” para Trump.

Más fuerzas del cielo

Hay muchos más empresarios encolumnados para cortejar a Trump y ayudarlo a contrarrestar cualquier crítica.

El CEO de Google, Sundar Pichai; el cofundador de Alphabet Inc., Sergey Brin, y el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, figuran entre quienes se le cercaron para rendirle pleitesía.

Por su parte, el CEO de Disney ya reniega de sus últimas películas, y anunció que no cederán más a llamada cultura woke (movimiento ideológico que promueve la justicia social y la defensa de los grupos desfavorecidos).

Así, parece adaptarse a Trump y a su política contra la diversidad, la equidad y la inclusión. Por ejemplo, según la CNN, Disney eliminó una historia transgénero de su nueva serie animada, “Win or Lose”, que comenzará a transmitirse el 19 de febrero.

“Cuando se trata de contenido animado para audiencias más jóvenes, reconocemos que muchos padres preferirían discutir ciertos temas con sus hijos en sus propios términos y tiempos”, dijo Disney en un comunicado, casi como un mensaje dirigido al próximo presidente.

También hay versiones de que el CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, podría ser Secretario del Tesoro.

Y Sam Altman, CEO de OpenAI, planea una donación personal de un millón de dólares al fondo para la ceremonia de investidura del presidente electo, el próximo 20 de enero.

Al parecer, la nueva tierra de los CEO se inclina ante su rey, Donald Trump, que dentro de pocos días se convertirá en el hombre más poderoso del mundo. Todos temen su furia y, ya que están, nadie quiere quedarse afuera del negocio.

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