Alto al fuego en Gaza: el acuerdo se retrasa mientras crece la presión sobre Netanyahu
El gabinete israelí se reunirá este viernes para debatir la aprobación del acuerdo de alto el fuego en Gaza, según un funcionario, después de que la coalición de Benjamin Netanyahu retrasara la reunión, acusando a Hamás de dar marcha atrás en medio de las tensiones existentes en las propias filas del gobierno.
Un funcionario israelí dijo que, a pesar de un desacuerdo de última hora entre las partes sobre los términos del acuerdo que retrasó una sesión del gabinete que se esperaba para el jueves, la reunión se celebraría un día más tarde.
Aryeh Deri, líder del partido Shas, aliado clave de Netanyahu en la coalición, declaró el jueves por la noche que había recibido «un anuncio final de que se han superado todos los obstáculos y el acuerdo está en marcha».
El jueves, Netanyahu acusó a Hamás de incumplir partes del alto el fuego en Gaza y del acuerdo de liberación de rehenes, al tiempo que se enfrentaba a la oposición de sus aliados de extrema derecha al acuerdo negociado con mediación estadounidense.
Hamás mantuvo su compromiso con el acuerdo anunciado por los mediadores el miércoles.
Israel había afirmado anteriormente el jueves que Hamás pretendía dictar qué prisioneros palestinos debían ser liberados a cambio de los rehenes israelíes.
El gobierno de Netanyahu cuenta con el apoyo parlamentario de dos partidos de extrema derecha que se oponen frontalmente a cualquier acuerdo.
Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, añadió que estaba «confiado» tras hablar con los negociadores en que el alto el fuego entraría en vigor como estaba previsto el domingo, un día antes de que Donald Trump entre en el Despacho Oval.
«No es exactamente sorprendente que en un proceso, en una negociación que ha sido tan difícil y tan tensa, pueda quedar un cabo suelto», dijo Blinken. «Estamos atando ese cabo suelto mientras hablamos».
El presidente Joe Biden, Trump y el primer ministro de Qatar, cuyos países han estado mediando en las conversaciones, anunciaron el miércoles por la noche que Hamás e Israel habían llegado a un acuerdo que pondría fin a la guerra de 15 meses en Gaza y liberaría a los 98 rehenes que siguen en cautiverio.
Trump, el primer líder que festejó el acuerdo el miércoles, ha presionado tanto a Israel como a Hamás para que lleguen a un acuerdo antes de su investidura. Ha advertido en repetidas ocasiones de que habrá «un infierno» si los rehenes no son liberados antes del 20 de enero.
Pero el partido de extrema derecha Sionista Religioso del ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, declaró el jueves por la mañana que podría dejar el Gobierno si el acuerdo conducía a un final permanente de la guerra.
La reanudación de los combates «inmediatamente después de la conclusión de la primera fase del acuerdo» era «una condición para que el partido permaneciera en el Gobierno y en la coalición», afirmó.
Aunque no se cree que Smotrich y su aliado de extrema derecha Itamar Ben-Gvir tengan suficiente apoyo en el gabinete para hacer fracasar un acuerdo si Netanyahu lo sometiera a votación, si ambos sacaran a sus partidos de extrema derecha del Gobierno, éste perdería su mayoría en el Parlamento.
El sistema político israelí no prohíbe los gobiernos en minoría y los partidos de la oposición se han declarado dispuestos a apuntalar el Gobierno en caso de que lo necesitara.
Pero la pérdida de sus dos aliados haría tambalear el poder de Netanyahu y podría conducir a elecciones anticipadas.
«No creo que Netanyahu tenga poder para echarse para atrás en el acuerdo (…) porque fue acorralado por Trump», dijo Aviv Bushinsky, analista político y ex asesor de Netanyahu. Añadió que el primer ministro israelí estaba tratando de «cuadrar el círculo» entre Trump y sus socios de coalición ultranacionalistas.
De aplicarse, el acuerdo de alto el fuego de esta semana ofrecería la esperanza de detener -y potencialmente poner fin- a una guerra brutal que se ha convertido en el capítulo más mortal de las décadas de historia del conflicto israelí-palestino.
La guerra ha dejado Gaza en ruinas, ha consumido a la sociedad israelí y llevó a Medio Oriente al borde de una guerra total.
El acuerdo implica una tregua inicial de 42 días durante la cual 33 rehenes, entre ellos niños, mujeres, enfermos y ancianos, serían liberados a intervalos.
A cambio, los palestinos serían liberados de las cárceles israelíes, se permitiría la entrada de ayuda en Gaza y se produciría una retirada parcial israelí del enclave.
Para el 16º día de tregua, está previsto que Israel y Hamás empiecen a negociar la segunda fase del acuerdo, que implicaría la liberación del resto de rehenes vivos, la retirada total israelí y el fin de la guerra.
«Hay dos imperativos inmediatos: en primer lugar, aplicar plenamente el acuerdo de alto el fuego y, en segundo lugar, ultimar un plan… que prevea la gobernanza transitoria de Gaza, su seguridad, su reconstrucción, y que pueda hacer perdurar el cese de los combates», declaró Blinken el jueves.
Trump ha argumentado que el acuerdo es consecuencia de su victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, mientras que Biden lo caracterizó como «una de las negociaciones más duras que he vivido».
El acuerdo también ha sido bien recibido por Irán, que lo ha saludado como una «victoria histórica» para el pueblo palestino y como prueba de que el movimiento de resistencia antiisraelí ha sobrevivido a meses de guerra destructiva.
El conflicto fue desencadenado por el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, durante el cual miembros del grupo palestino mataron a 1200 personas, según funcionarios israelíes, y tomaron 250 rehenes en el día más mortal para los judíos desde el Holocausto.
Israel respondió con una ofensiva en Gaza que ha matado a más de 46.000 personas, según funcionarios palestinos, y ha alimentado una catástrofe humanitaria en el enclave.
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