Alivio empresarial, pero con alertas por las reformas que faltan
Tomada de punta a punta, la inflación bajó 44,28% durante el primer año de Javier Milei en la Casa Rosada respecto de 2023. Son 93,6 puntos menos respecto de aquel 211,4% con el cual terminó la gestión kirchnerista. Fue, en aquel momento, la inflación más alta del mundo y un récord desde 1991.
Aunque siempre hay excepciones, en los últimos dos años las empresas resultaron impactadas primero por la constante suba de costos, que inevitablemente trasladaron a precios, y luego por una caída severa de la actividad producto del ajuste del 33,5% en el gasto público, es decir, el plan “motosierra”.
En ese contorno, el dato final de 2024 es tomado como un avance “positivo” e inclusive con “alegría” -al decir de un dirigente- porque marca el inicio de un camino y recrea expectativas.
Pero, todavía falta un largo recorrido a fin de fijar las condiciones para que la economía arranque. Son las llamadas “reformas de fondo” y también una sintonía más adecuada en torno al tipo de cambio, algo que, por el nivel de devaluación anunciado este martes (1% mensual), el Gobierno se resiste a cambiar.
“La tendencia por supuesto que es positiva porque cambió una inercia que venía complicada. Pero que esté en los valores actuales significa que hay muchas correcciones para lograr domarla y tener realmente un esquema sano en el funcionamiento económico”, señaló a La Voz el agroindustrial Miguel Zonnaras, presidente de la Cámara de Comercio Exterior.
Francisco Vaccaro, comerciante e industrial, celebró el dato de diciembre, pero subrayó: “Sin ninguna duda debe seguir bajando, y si se mantiene el déficit cero, no es necesario devaluar; más vale que, si se quiere seguir siendo competitivos con nuestras empresas, hay que invertir”, planteó.
“Es muy bueno haber ido acomodando la economía en la macro y que podamos tener medianamente los precios en línea. Celebro la apertura de la economía y que podamos tener crédito externo en un plazo corto, siguiendo por este camino”, complementó Alejandro Piccioni, cuya industria tiene una larga trayectoria en la exportación.
En la misma línea, Gustavo Del Boca, presidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes, convalidó que el repliegue inflacionario “es muy bueno, es lo que estamos buscando”. “Hay que controlar el gasto público, no podemos erogar más de lo que somos capaces de producir”, dijo.
Desde el sector del turismo, Juan Toselli calificó de “positivo en muchos aspectos” el derrumbe inflacionario de 2024, “pero el número es todavía alto”, agregó. “Siendo realistas, no se puede curar en un año un mal que lleva casi 100”, indicó. Consideró entonces vital que se impusiera un cambio cultural. “Esperemos que paulatinamente la gente acepte que hay que vivir sin inflación porque el condicionamiento mental es más rígido que el económico”, planteó.
“Debe continuar bajando, el mundo tiene una inflación que es el 10% de la nuestra”, recordó Alejandro Romano, propietario de una empresa del rubro plástico de triple impacto. “La pregunta es si puede seguir bajando con este mismo esquema económico o hay que avanzar en otras variables para no volver a viejas recetas que fallaron”, apuntó. Se refiere, obviamente, a un ritmo devaluatorio mayor.
Atravesadas las consideraciones sobre el número final de 2024, los empresarios desgranaron las preocupaciones. “El Gobierno no debe perder de vista todas las reformas estructurales que hay que encarar para que todo este esfuerzo no se eche por la borda. Esperemos que sea el próximo paso”, anheló Zonnaras.
Piccioni sugirió que los gobiernos en sus distintos niveles, incluyendo a la Provincia y a los municipios, “deben trabajar en bajar la presión fiscal; la industria tiene un promedio de 35% de carga tributaria, ¿se puede salir a competir de igual a igual en un mundo globalizado?”, preguntó. Lo mismo recalcó Vaccaro: “Sería bueno que Córdoba también bajara costos y eliminara impuestos”, enfatizó, al igual que diera un “mayor combate a la informalidad”.
Algo similar ocurre con la incidencia de las cargas sociales en los costos laborales, dijo Piccioni. En el marco de reformas estructurales, “¿hay intenciones reales de sentarse a ver este tema?”, preguntó el industrial.
Del Boca acompañó estos pedidos e instó a acelerar la marcha con los cambios. “Llevamos ya el 25% de esta gestión. Es urgente que tengamos competitividad porque también estamos abriendo la frontera”, y pidió apurar también la baja de tasas de interés para impulsar la inversión.
El punto es central en el debate empresarial. “Si generás una apertura sin hacer las correcciones correspondientes, podés provocar aún más daño en el entramado productivo porque a la larga estás generando competencia con países que sí corrigieron”, explicó Zonnaras.
La contracara de la baja de la inflación fue la decisión oficial de bajar al 1% diario el ritmo devaluatorio del dólar oficial. “Con costos altos, si el dólar no se mueve, se potencian los problemas”, resaltó un comerciante mayorista.
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