El Cronista @cronistacom: En la mesa de los líderes globales, las palabras se miden de otra forma

En la mesa de los líderes globales, las palabras se miden de otra forma

El discurso que Javier Milei dio en la asamblea de la ONU trascendió de inmediato las fronteras del organismo. No es frecuente que un jefe de Estado se apersone en la sede de la diplomacia global y cuestione sin medias tintas a sus integrantes. El mandatario argentino señaló ante la asamblea, que las Naciones Unidas era una organización conformada por «burócratas internacionales» que impulsaba una agenda de corte «socialista».

En su pronunciamiento, Milei se mostró contrario al denominado Pacto de Futuro, un consenso alcanzado por 143 países que procura ser una hoja de ruta para enfrentar problemas como el desarrollo sostenible y el cambio climático.

Javier Milei en el G20

Para el jefe de Estado argentino, las soluciones que promueve la ONU «atentan contra la soberanía del Estado y violentan el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de las personas».

Ayer la Argentina tuvo que atravesar una instancia diplomática muy distinta. No es lo mismo hablar en el recinto de la ONU, ante unos cuantos embajadores y varias sillas vacías, que hacerlo delante de los jefes de las principales potencias del planeta. Como era de esperar, el documento final del G20 reflejó los consensos de la ONU y aunque Milei usó sus intervenciones para exponer sus puntos de vista, no llegó al extremo de restar su firma. Las observaciones quedaron anotadas en las minutas del Grupo y el gobierno argentino hizo trascender una declaración en la que se resumían sus diferencias.

Por fortuna, los recursos de la diplomacia le permitieron al Presidente defender sus posturas ideológicas sin quedar como el rebelde del G20, después de haber recibido en Buenos Aires a Emmanuel Macron (defensor del multilateralismo) y antes de reunirse en Río de Janeiro con Kristalina Georgieva, la directora del FMI, y el poderoso Xi Jinping, jefe de un país que puede torcer el destino de millones de dólares que llegan a la Argentina.

Si la postura que diseñó la Cancillería (ahora a cargo de Gerardo Werthein) para salir del brete sin ofender al G7, es un reflejo por lo menos parcial del Teorema de Baglini, bienvenida sea. Muchas de las compañías que defienden y ejecutan políticas para mitigar el cambio climático no ocultan su preocupación frente al discurso oficial. Entienden que habrá un giro político y discursivo, pero aspiran a que por lo menos no haya un bloqueo a estrategias en curso, ya que temen que causen un impacto económico negativo.

El calentamiento global no es un invento. Y aunque es cierto que muchas potencias ejercitan un doble discurso, cuantos más países haya en el equipo de los que buscan soluciones, mejor nos irá.

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