Un amplio abanico de negociaciones políticas
el país.
Cierto clima de normalidad institucional sobrevuela la espesa atmósfera política bonaerense, repleta de sospechas, disconformidad y fastidio por la adversa situación económica a partir de los recortes del Gobierno nacional.
Antes de cerrar la agenda de la semana, el gobernador Axel Kicillof le encomendó a su ministro de Economía, Pablo López, juntarse con la cúpula de los bloques legislativos de Unión por la Patria para comunicarles los lineamientos generales del todavía hermético Presupuesto bonaerense y de la Ley Fiscal Impositiva 2025.
La intención política es que ambas iniciativas del Ejecutivo puedan tomar rápidamente estado parlamentario para poder abrir un canal de diálogo con las bancadas de la oposición. Para el baile posterior en los recintos de sesiones todavía falta tiempo.
Un anzuelo de posible utilización para la indispensable búsqueda de acuerdos con el arco opositor pasa por un método por demás recurrente: asistencia financiera extra para los municipios, alguna garantía de obra pública; la cobertura de vacantes en la Suprema Corte o la votación de pliegos con designaciones judiciales en la Provincia.
No obstante también circula la posible marcha atrás a la ley que limitó las reelecciones de intendentes como prenda de negociación, aunque no sería esa una misión de corto plazo. Algunos incluso se animan a deslizar la posibilidad de una reforma electoral integral en la Provincia.
Además, la tropa parlamentaria de UxP quiere escuchar algunas definiciones políticas de Kicillof antes de definir la agenda legislativa para lo que resta del año. Claramente esas precisiones tienen que ver con la frágil tregua interna en el kirchnerismo bonaerense.
Sobre ese escenario de confusión y chispazos, el rol de aliado principal para los objetivos políticos de la Gobernación podría ser el Frente Renovador que responde al tigrense Sergio Massa. Ambos vienen encarando un proceso de ida y vuelta que puede resultar fructífero en un sondeo de coincidencias.
Todavía con sabor agridulce, Kicillof busca no caer en la grieta que abrió la plana mayor de La Cámpora meses atrás contra varios ministros de proximidad con el despacho principal en calle 6.
El no pronunciamiento de Kicillof en favor de la candidatura de Cristina Kirchner para la presidencia del PJ nacional fue motivo de ácidas críticas. Al final, la expresidenta fue proclamada por la Junta Electoral partidaria como jefa del sello sin ir a las urnas.
No es la primera vez que desde la Gobernación se optó por el silencio para evitar involucrarse en disputas internas. Esa postura ha sido constante durante los momentos de mayor tensión. Sin embargo esa estrategia de no intervención es precisamente lo que enfureció a referentes que responden al liderazgo de Máximo Kirchner.
Por una cuestión de perfil, Kicillof no puede disimular su incomodidad cuando se trata de discutir cuestiones partidarias. Entiende que eso – según cuentan en su “mesa chica” gubernamental – puede terminar desnaturalizando su decisión política de gestionar territorialmente la Provincia parándose en una vereda opuesta al plan económico del Gobierno nacional.
Si bien a corto plazo es difícil, el gobernador proyecta construir una alternativa -no una cuestión de candidaturas presidenciales, aclaran- que intente contener en “clave de propuesta y respuesta política”, el creciente malhumor social y la frustración de los votantes desencantados con el presidente Javier Milei.
En tal sentido, pone de relieve las políticas públicas provinciales ante el adverso contexto económico y el “desastre que provoca un Gobierno nacional” interrumpiendo la ejecución de obras de infraestructura.
Además, reafirmó su compromiso con la obra pública y transparentó su pretensión de unir fuerzas con los 135 intendentes para firmar un reclamo conjunto a Nación. “Si no es una foto en clave de aprovechamiento político contra Milei, podríamos acompañar» indican portavoces radicales y de fuerzas vecinalistas. Mucho más refractarios se mostraron algunos jefes comunales del PRO.
El macrismo bonaerense, bajo la batuta del jefe de la bancada de diputados nacionales, Cristian Ritondo, hizo un llamado a la unidad doméstica para “terminar con el modelo populista del kirchnerismo” en la Provincia. Implícitamente, pareció un gesto de seducción para los votantes libertarios.
De hecho, se deslizó la posibilidad de avanzar en una confluencia electoral con La Libertad Avanza, con el objetivo de vencer al oficialismo provincial en las elecciones legislativas del año que viene.
La línea discursiva de los libertarios tiene un fuerte componente de antipolítica, a diferencia de la arenga antiperonista que siempre ha caracterizado la identidad del PRO, guiada por el expresidente Mauricio Macri.
Días atrás, Kicillof salió a emitir una deuda levemente superior a los 150 mil millones de pesos para poder financiar obra pública. El endeudamiento forma parte de las autorizaciones de la Legislatura para el ejercicio 2024, donde había aprobado la toma de deuda por el equivalente a 1.800 millones de dólares, por lo que no requiere de ningún trámite administrativo para salir al mercado en busca de fondos.
La decisión del Ejecutivo bonaerense se da en un contexto en el cual la Nación paralizó la ejecución de obras desde diciembre pasado en todas las provincias, como parte del ajuste que se lleva adelante para sostener el equilibrio fiscal.
Dicho endeudamiento supone la llegada de fondos frescos a fin de año. Por otro lado, la administración bonaerense también busca hacerse de recursos extra durante el último bimestre del año. Como se sabe, los recaudadores de Arba vuelven a apelar a un plan de pagos para contribuyentes que adeudan impuestos de este año y anteriores.
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