La Voz del Interior @lavozcomar: Poner freno al vandalismo urbano

Poner freno al vandalismo urbano

El espacio público en la ciudad de Córdoba muestra las huellas del vandalismo perpetrado por sujetos ajenos a las reglas de convivencia que deben prevalecer en una sociedad educada y amigable.

Es posible verificarlo con sólo recorrer unas cuadras del barrio donde uno vive o al adentrarse en áreas propias del Centro de la Capital. Los ingeniosos del salvajismo no tienen medida y pueden embadurnar con pintura en aerosol las fachadas de edificios públicos y privados, y hasta realizar inscripciones ilegibles en los carteles que identifican el nombre de calles y avenidas.

Son avanzadas generalmente nocturnas y llegan a consumarse, incluso, con la destrucción de algún mobiliario urbano, sobre todo en plazas y en paseos.

El Código de Faltas vigente contempla la aplicación de multas a quienes cometan actos de vandalismo y dañen bienes de dominio público municipal. En la jerga popular, algo así como “el que rompe paga”.

Sin embargo, la situación no parece encaminarse hacia una necesaria toma de conciencia, lo que movió a un concejal de la ciudad de Córdoba a proponer que se agraven las sanciones para quienes afecten lo que es de todos.

Al respecto, y como informamos días atrás, el concejal Juan Balastegui (bloque UCR) presentó una propuesta para modificar el Código de Faltas, de modo que quienes causen estropicios al mobiliario urbano deban reparar por su cuenta lo que dañaron.

Asimismo, la iniciativa establece que si por causas justificadas el infractor no cumple con el plazo indicado por un juez de Faltas municipal para la debida reparación, sea penalizado con una multa cuyo monto oscilará de acuerdo con el perjuicio cometido.

Es, a no dudar, un proyecto que, de concretarse, asoma como ejemplificador frente a la desobediencia a las disposiciones vigentes que pregonan una amigable convivencia urbana.

A propósito de esta interesante iniciativa, y en alusión al citado enunciado que nos recuerda que quien rompe paga, cabe la mención acerca de qué responsabilidad cabe al municipio cuando un bache descomunal se queda con parte del tren delantero de un vehículo o deja una cubierta fuera de pista.

Sin obviar, claro está, la desgracia de caer en un pozo de los que proliferan en algunas arterias.

Con todo, y en relación con el tema que nos ocupa, es preocupante que se deba recurrir a renovados marcos sancionatorios en procura de erradicar a quienes se “entretienen” atacando el patrimonio público.

Es cierto que son correctivos pertinentes a tono con la reiteración de esos hechos rayanos en el delito, aunque urge la toma de conciencia de los infractores sobre el valor de conservar lo que se construye con el esfuerzo y el aporte de los contribuyentes.

El espíritu de la propuesta del concejal tiende, como él mismo afirma, a fomentar la responsabilidad colectiva y a promover la resocialización de los transgresores mediante una penalización constructiva.

Materia complicada en estos tiempos complejos, pero para nada inviable, en tanto la comunidad priorice convivir en una ciudad limpia y afable.

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