Lo condenaron a perpetua por un crimen en un asalto ocurrido hace 17 años en Córdoba
La Cámara del Crimen de Laboulaye condenó a prisión perpetua al último integrante de “la banda de los porteños”, el grupo de delincuentes que protagonizó un robo tipo comando en la zona rural de la Chucul, en el departamento Río Cuarto, hace 17 años.
En el cruento atraco mataron de un tiro en la cabeza al hijo del dueño del campo: Julio César del Corral, de 27 años. Fue en plena tarde del 3 de febrero del 2007.
Según la causa, el comisionista rural Emiliano José Rodríguez le pasó a los delincuentes el dato de que la familia Del Corral acababa de cobrar 47 mil pesos por la venta de hacienda.
Los ladrones redujeron a todos los presentes en la finca y persiguieron a tiros a Julio y a su padre, quienes llegaban en una camioneta.
Mientras el joven se desangraba con un tiro en la cabeza, le sacaron el dinero al padre y huyeron con el botín.
En 2009 fueron condenados a prisión perpetua dos de los integrantes de la banda: Roberto José Statello Decia (de nacionalidad estadounidense) y David Germán Muñoz.
En esa oportunidad, en los Tribunales de Río Cuarto, también fue juzgado el comisionista entregador, Rodriguez. Le dieron 18 años de prisión. Su defensor fue el penalista Marcelo Brito.
En tanto, el tercer integrante de la banda: Osvaldo “Chupete” Bravo, estuvo prófugo durante cinco años.
Lo detuvieron en 2012.
En su momento, se comentó que era hijo de un subjefe de la Policía Bonaerense y que trabajaba como vendedor de autos en Corrientes.
El plazo de la prisión preventiva se le venció durante la pandemia así que esperaba el juicio en libertad.
Hoy, tras la condena, fue detenido.
El 11 de noviembre se darán a conocer los fundamentos del fallo. El tribunal que lo condenó fue presidido por Marcela Abrile. En tanto, como fiscal de Cámara se desempeñó Walter Guzmán, quien conoce la causa al dedillo porque fue quien la investigó, cuando era fiscal de Instrucción en Río Cuarto.
El crimen que conmocionó a todo un pueblo
Chucul tiene unos 400 habitantes.
Fue clave para esclarecer el caso que en la población casi todos se conocen. “Sólo verlos daban miedo”, dijeron quienes los identificaron.
Según se pudo establecer, Rodríguez avisó a “la banda de los porteños” por teléfono apenas los Del Corral cobraron por la hacienda. Los delincuentes sabían que padre e hijo llevarían el dinero a su casa, en el campo.
En el establecimiento rural vivían Julio Arturo Del Corral, su esposa Mafalda Bruno, y su hijo, Julio César Del Corral (víctima del homicidio). También, Rodrigo Ezequiel Del Corral, su esposa Carolina Amioni, y el hijo de ambos, de tres años. El pequeño presenció todo el cruento asalto.
El día del hecho también estaba en el campo un empleado: Sergio Zabala, a quien los ladrones redujeron y dejaron atado con alambre en un galpón.
Mafalda Bruno fue la primera en ver un movimiento extraño en la finca. Intentó cerrar su puerta con llave, pero la banda le reventó la cerradura con dos o tres disparos de una nueve milímetros.
Fue el comienzo de una tragedia que aún hoy conmociona al pueblo.
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