La Voz del Interior @lavozcomar: El hombre que amaba los platos voladores: Sbaraglia y Lerman cuentan cómo recrearon la Córdoba los ‘80

El hombre que amaba los platos voladores: Sbaraglia y Lerman cuentan cómo recrearon la Córdoba los ‘80

Múltiples enigmas y creencias sobrevuelan El hombre que amaba los platos voladores, filme de Diego Lerman para Netflix sobre el periodista de espectáculos devenido explorador de lo paranormal José de Zer. Leonardo Sbaraglia interpreta al célebre periodista de Nuevediario que en la década de 1980 trastocó las barreras entre la verdad y la mentira desde sus coberturas inverosímiles que, sin embargo, cosecharon un inusitado y creyente rating.

La biopic se centra en el improvisado viaje de De Zer a las sierras de Córdoba (locación parcial de la película, que también tiene elenco local), donde a partir de una elocuente mancha circular en el suelo deudora de un supuesto ovni el cronista armó su primera transmisión bizarra en tiempo real.

La exitosa recepción televisiva supervisada por los jefes a los que interpretan Osmar Núñez y Norman Briski (en los hechos, esa autoridad fue Alejando Romay) lleva a que De Zer cultive esa flamante y aventurada faceta con un ánimo tan chanta como alucinado, ya que en parte sufre de unos delirios místicos que arrastra de un pasado en Israel.

Entre la iluminación bíblica y la especulación de ciencia ficción, el espejo con las actuales fake news y la revisión retro, El hombre que amaba los platos voladores es una fábula divertida y rocambolesca que justamente logra sus momentos más genuinos cuando no se atiene con fidelidad a lo que pasó.

Lerman corrobora esas licencias: “Hay en el filme una recreación de las notas televisivas, de la figura pública de José de Zer, de su notoriedad como periodista. Pero después todo lo que atañe a su vida privada, a cómo está armada la trama, no había demasiada información. Solo algunos datos, como que había participado en la Guerra de los Seis Días en el Sinaí. La huella del cerro Pajarillo existió, pero era una huella chiquita que nosotros agrandamos para el espectador de hoy”.

Y agrega: “El recorrido es el del cronista de espectáculos que está cubriendo la temporada en Carlos Paz y de golpe se ve convocado por algo nuevo, ve un filo desde donde conquistar a un país. Era un periodista ávido de rating que venía del mundo del espectáculo y que de golpe espectaculariza un fenómeno e inventa un género, el del cronista que está narrando en vivo algo que sucede. En un principio, había algo de engaño, pero después la gente elige creerle, lo ve como un portador del misterio, de cosas que no se pueden develar. La justificación del personaje es que eso tenía una verdad para él,, y lo que cuenta el filme es la historia de alguien que va perdiendo la cordura y va mezclando ficción con realidad. El dilema es el de creer o reventar, y la película cree, y dentro de esa elección existe un abanico de posibilidades. El filme tiene bastantes niveles, uno literal y otros que cada espectador completa según sus creencias”.

“El hombre que amaba los platos voladores”, con Leonardo Sbaraglia (Prensa Netflix).

¿Cómo compuso Sbaraglia a la criatura? ¿Qué dinámica trabajaron actor y director? El actor responde: “Por suerte tuvimos mucho tiempo en los ensayos, tiempo para conocernos, las condiciones fueron propicias. Nunca habíamos trabajado con Diego y hubo que construir una relación de extrema complicidad. De Zer es además ese tipo de personajes que están tan al borde, en la cuerda floja, y que al mismo tiempo pertenecen a la vida real. Pero al resultado ya lo veíamos mientras lo hacíamos, en el rodaje se empezó a levantar el muñeco expresivo de De Zer y a adoptar su energía y su fuerza. Después, viéndolo en pantalla, te das cuenta de que quedó un personaje potente, un tipo fuerte, gigante, eléctrico, todo lo que nos propusimos”.

“En esto fue importante el trabajo previo: y durante el rodaje, ir ajustando y calibrando por dónde ir, cómo seguir, qué tecla ir tocando, qué ir profundizando –continúa–. Llegó un momento en que De Zer estaba completamente incorporado y se agradece como actor cuando uno logra que el personaje sea el que decida las escenas por vos, cuando se puede seguir su lógica al margen de la idea que tenía Diego para cada escena. Varias escenas de hecho se fueron transformando, encontrando, improvisando. De Zer tomó fuerza propia, y hubo que hacerle caso”.

“El hombre que amaba los platos voladores”, con Leonardo Sbaraglia (Prensa Netflix).

Puesta en escena

¿Cómo recrearon las locaciones? ¿Qué pasó al ir al lugar de los hechos?

−Lerman: Fue divino, aunque exigió varias elecciones. Primero, en torno al casting, porque yo quería trabajar con gente de Córdoba, que la gente del pueblo fuera oriunda de Córdoba, con su tonada. Entonces abrimos un casting con actores de teatro de renombre de Córdoba; y por otro lado, con gente que nunca había participado en cine. Estuvimos filmando en la zona de Traslasierra, por San Javier, por el hotel Yacanto, pero después para recrear Capilla del Monte hicimos un scouting por pueblos cordobeses y no encontramos ninguno que reuniera las características que buscábamos. Al final, elegimos filmar en La Carolina, un pueblo minero en la provincia de San Luis, muy cerquita de la frontera con Córdoba, detenido en el tiempo, que cumplía con la premisa esencial de que daba época, daba años ‘80 sin que tuviéramos que intervenir demasiado. Reescribí el guion pensando en ese lugar en concreto, un pueblo con cierta historia vinculada a la búsqueda del oro. Eso tiene sus licencias y lo llamamos “la magia del cine”.

¿Cuán pionero fue De Zer en la construcción mediática de un acontecimiento paranormal? Está la histórica adaptación de radioteatro de “La guerra de los mundos”, de 1938, con la que Orson Welles hizo creer a la audiencia estadounidense que había una auténtica invasión extraterrestre.

−Lerman: Bueno, yo cito ese caso a veces. Cada zona, cada país, tuvo su experiencia en torno a esto. Ahora que mostramos la película en San Sebastián, nos hablaron de una experiencia mejicana, de otra española, pero creo que, en cuanto a la Argentina, José de Zer fue notorio porque lo hizo en un noticiero, en uno de horario central y sumando 50 puntos de rating. Tuvo la audacia y el consentimiento de hacerlo en un noticiero tan singular como Nuevediario y ser consumido o presentado a la sociedad como una noticia que estaba sucediendo aquí y ahora, y él era el narrador. De Zer cubrió también el ataque a la Tablada, cubrió el caso María Soledad, hacía reportajes notorios, como el de Monzón, tenía un bagaje que permitía ese juego. Tenía un pie en la ficción, otro en la realidad y una puesta en escena, y también lo hacía de una manera inocente. Lo de Orson Welles fue un poco así, no es que él quería ese resultado, que había un fin oculto, sino que era presentar dentro de un medio y en formato realista una noticia un poco torcida, por llamarla de algún modo.

Para ver “El hombre que amaba los platos voladores”

Argentina, 2024. Guion: Adrián Biniez y Diego Lerman. Dirección: Diego Lerman. Con: Leonardo Sbaraglia, Sergio Prina y Daniel Aráoz. Duración: 106 minutos. En Netflix.

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