Justo antes de un bimestre que promete traer fuertes debates
el país.
Diferentes iniciativas a punto de llegar a los recintos de sesiones y otras polémicas discursivas, como la irrupción de la Boleta Única de Papel en la Provincia, crecen como cortinas de humo dentro de la Legislatura bonaerense, justo antes del relevante debate por el Presupuesto y la ley Fiscal del año que viene con obligaciones impositivas para los contribuyentes.
En rigor, a un mes de finalizada la discusión por el Presupuesto Nacional, ya comenzó a resonar en los pasillos gubernamentales y legislativos bonaerenses la posibilidad que el gobernador Axel Kicillof decida prorrogar la pauta bonaerense ante la falta de certezas sobre la asignación de recursos para la Provincia.
Técnicamente Kicillof puede diferir la discusión parlamentaria, pero algunos de sus ministros dejaron trascender que se estaba trabajando sobre el armado de la Ley de leyes. La decisión gubernamental, en esencia, está vinculada con la conveniencia política o no de presentar la proyección presupuestaria de gastos y recursos anual.
Durante la actual gestión bonaerense, el Ejecutivo logró -no sin esfuerzo y tras intensas negociaciones con los interbloques opositores- sacar varias leyes de importancia después de conseguir los respaldos de sectores del radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica, además de los “Libertarios blue”. Claro que los tiempos electorales se acercan y el panorama cambia velozmente.
El armado oficial de La Libertad Avanza en ámbito bonaerense procura, por ejemplo, ganar musculatura en las legislativas de 2025 para que la gestión nacional “sea, como mínimo, de 8 años”, según proyectan. Es decir, el objetivo es explorar las posibilidades reales en la Provincia para que Javier Milei sea reelecto para un nuevo mandato presidencial.
En ese sentido resaltan el rol de Karina Milei como principal encargada de convertir al espacio libertario en la principal fuerza alternativa al kirchnerismo en la Provincia. Claro que antes LLA deberá corregir el caos de no pocos dirigentes, bastante apegados a eso de convertir goles en contra de su propio equipo de las “Fuerzas del Cielo”.
A los mensajes cruzados entre La Cámpora y los referentes municipales del PJ vinculados con la Gobernación de calle 6, se sumó la postura adoptada por el Frente Renovador, que amenaza con armar una lista propia si el conflicto interno del PJ no encuentra solución en el corto plazo. Tampoco se descarta que el massismo practique algún tipo de ultimátum a sus socios camporistas para que se respete aquel arreglo de palabra en la renovación de autoridades de la Cámara de Diputados.
Como se sabe, el sector que responde a Máximo Kirchner controla no pocos resortes claves de gestión institucional en la Provincia, además de contar con una flota de ministros, funcionarios, legisladores e intendentes con arribo directo en distintos segmentos del Estado.
En tiempos de difusas lealtades políticas, más de uno ponderó la posibilidad de que esas rencillas queden en el pasado para que el PJ pueda cumplir con uno de los tantos axiomas de Juan Domingo Perón: “El que gana conduce y el que pierde acompaña”.
No pocos también subrayan la necesidad de que el PJ se posicione como un espacio opositor al Gobierno nacional para poder ofrecer a la sociedad una alternativa con “mensaje sensato” que pueda marcarle la cancha a las antipáticas medidas de ajuste económico de Milei.
En tanto, la reciente interna de la UCR bonaerense por el control de la botonera del Comité Provincia también dejó múltiples repercusiones, tanto hacia adentro del partido como en el tablero político, incluso pudiendo redefinir el rol del radicalismo de cara a los desafíos electorales de 2025.
Pero el triunfo que se atribuye el oficialista Miguel Fernández -que fue el triunfo también de Maximiliano Abad y de varios intendentes- no fue sino pagando un costo político significativo, sobre todo por las polémicas en torno al resultado final, y a la negativa del sector de Evolución en aceptar la derrota junto a las denuncias por el supuesto robo de votos para provocar un fraude doméstico.
Sin embargo, el anunciado triunfo del oficialismo radical no está exento de riesgos. Dejar a figuras como Martín Lousteau y Facundo Manes en la vereda de enfrente podría generar una fragmentación de votos en el centenario partido.
Aunque el comicio fue en el contexto de una disputa partidaria, si ambos optan por distanciarse definitivamente, se pierde la posibilidad de establecer un frente común -con lo que queda en pie de Juntos por el Cambio y otras fuerzas- sino que también se corre el riesgo de que parte de su electorado migre hacia otras opciones, debilitando el peso radical en la Provincia.
Demás está decir que en 2025 comenzará a delinearse el panorama de las presidenciales, y el rol de la UCR será clave para los equilibrios y las alianzas que se puedan llegar a tejer de cara al segundo semestre de 2027.
Como hace una década, cuando la Convención Nacional decidió unirse con Mauricio Macri y Elisa Carrió para derrotar al kirchnerismo, el año que viene también deberá tomar una decisión clave acerca de su posicionamiento en el tablero: navegar junto al barco de Milei o tomar distancia definitiva de los libertarios.
En un escenario político donde la unidad partidaria es fundamental para enfrentar al peronismo y al crecimiento de nuevas fuerzas como La Libertad Avanza, la fragmentación bonaerense podría representar un serio problema para el radicalismo.
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