Manza Esain exhibe su “Inventario” en una nueva minigira cordobesa: La cabeza no para nunca
Señoras y señores, de pie. En las próximas líneas, quien habla es ni más ni menos que Mariano “Manza” Esain. Para muchos mortales, seguramente un ciudadano de a pie más. Pero para otros tantos, un nombre clave en la escena musical argentina de las últimas tres décadas.
Como parte de grupos como Martes Menta, Menos que Cero, Valle de Muñecas o Flopa Manza Minimal, el compositor y guitarrista dejó su huella impresa en el cancionero pop-rock de esta parte del mundo. Como productor, además, ayudó a iluminar obras de sensibilidad y artisticidad excelsas con Mataplantas, Pablo Malaurie, Cosmo, Coiffeur, Pez, Norma, Acorazado Potemkin o Mimi Maura. Por este oficio recibió un premio Konex en 2015, ni más ni menos.
En 2023, el experimentado músico (y también sonidista en vivo) mostró algunas de sus canciones más especiales y particulares. Lo hizo a través de Inventario, su debut como solista al 100% y una puerta abierta a la canción pensada no sólo desde la armonía y la melodía, sino también desde la magia del sonido como sustancia, como textura y como elemento de orfebrería musical.
Durante este fin de semana, Manza girará por Córdoba después de varios años. Tocará el viernes en Río Ceballos, junto a María Ezquiaga y Santiago Guerrero; el sábado se presentará en la ciudad de Córdoba y junto a Tomates Asesinos; y el viernes cerrará el recorrido en La Falda.
Antes de este regreso a la provincia (tocó en la ciudad por última vez en 2019, con motivo del estreno del documental Más allá de Valle de Muñecas), Esain accedió a responder un cuestionario de La Voz y habló de su presente, del disco más extraño de su carrera y de lo que tiene ganas de hacer en el futuro cercano.
Vas a girar por Córdoba tocando “Inventario”, un disco que de algún modo resume (y reúne) varias búsquedas que has abordado durante tu carrera. ¿Qué representa para vos venir a tocar estas canciones que van más allá de una clásica composición pop?
Las canciones de “Inventario” son claramente producto del trabajo en el estudio de grabación. Fueron creciendo de a poco, algunas pasaron incluso por diferentes versiones, precisamente porque el armado de esas canciones fue al mismo tiempo el proceso de encontrarme a mí mismo solo y pensando “¿qué es lo que tengo yo para ofrecer solo que no podría haber hecho con mis proyectos anteriores?”. Entonces, tras ese desafío, el siguiente es cómo trasladar al vivo esos sonidos que tienen tanto que ver con el trabajo en estudio. Nunca sentí la obligación (ni ahora ni estando en bandas) de que el vivo replique con exactitud a los discos, pero sí que lo que se transmite, el clima y la estética, sean representativos.
El disco está próximo a cumplir un año. ¿Qué balance hacés de ese proyecto y de lo que generó desde su salida a esta parte? ¿Cómo sentís que han madurado estas canciones a partir del lanzamiento del disco y de los shows en lo que lo has tocado hasta ahora?
El balance artístico es muy positivo. Pasado un año sigo pensando que está entre los mejores discos que hice, si bien para mucha gente que me sigue hace años ha sido un disco más difícil de lo que yo pensaba. Obviamente, creo que podría haber llegado a mucha más gente a la cual le gustaría, pero el manejo de la difusión y las plataformas es algo que me cuesta y me excede. El trabajo de todo este año ha sido la evolución de esas canciones en vivo. Y al mismo tiempo que esas canciones maduran y van encontrando su “versión en vivo”, también un montón de temas de mis otros proyectos se suman a la lista y se adecúan a ese nuevo sonido. A Córdoba llego acompañado por Fede Pérez Losada (ex baterista de Bauer y director de todos los videos que han salido del proyecto) en teclados y percusión, pero he tocado las canciones en trío también, y es una formación abierta, que me permite tocar solo tanto como acompañado. Sigue presente la idea de una orquesta de cuatro o cinco personas, todas generando sus propios ruidos o sonidos, alejada del formato standard de banda. Por otro lado, el ser solista me ha permitido salir a tocar por el país, e incluso fuera de él, con una frecuencia que me era imposible en bandas, y es algo que disfruto un montón. Creo que 2024 ha sido un año con más shows que los últimos diez, al menos, de mi carrera. Y espero que siga siendo así. El proyecto que sigue es juntar los pedazos, recopilar los fragmentos que acumulé tras la salida del disco y empezar a pensar el que viene. Tengo muchas ideas en la cabeza, tal vez un poco más claras que antes de arrancar Inventario, pero seguramente me va a llevar tiempo ordenarlas.
Con tus producciones y tus bandas formaste parte de la escena musical alternativa de los últimos 30 años. ¿Cómo analizás este resurgir rockero que se viene dando de un tiempo a esta parte? ¿Qué te entusiasma (o te descoloca) de este presente y del futuro que se asoma?
Me entusiasma siempre ver bandas nuevas y, si bien se las agrupa por una cuestión generacional o por la vuelta a la guitarra eléctrica o al formato banda, creo que hay una amplitud estilística importante en el arco que va, por ejemplo, de Dum Chica a Winona (Riders). No me llama la atención que surjan esas bandas, de hecho hay algunas que vienen tocando desde mucho antes de tener tanta visibilidad, lo que sí me llamó la atención, y me alegra, es que hayan podido consolidar un público propio que les permita ya desde el vamos hacer lugares con el tamaño y calidad técnica suficiente para mostrarse de la mejor manera. Y un público activo, que se involucra y hace al show. Si estos artistas llegan o no a la masividad es otra cosa, no creo que sea lo importante, y de todos modos las músicas que yo escucho desde siempre han estado más lejos que cerca del mainstream. La escena de Buenos Aires (y hablo principalmente de ahí porque es la que veo todos los días) está para mí, y ya hace unos años, en un momento muy rico, al menos para el rock independiente y la música experimental, que son los dos círculos en los que suelo moverme. Hay cosas para ver casi todos los días de la semana, hay ciclos, conciertos, instalaciones, montones de propuestas increíbles a pesar del momento socioeconómico complicado que vivimos. Y a mí me entusiasma ir a escuchar toda la música que puedo, y eso es lo que me lleva a hacer.
Tanto en tus trabajos como productor y como compositor, la cabeza y el corazón parecen ir de la mano en cada nueva manifestación de tu obra. ¿Qué es lo que te sigue motivando a agarrar un instrumento (o la computadora) para embarcarte en una nueva aventura en forma de canción?
Lo que me sigue motivando es ir empujando cada vez más los límites, mis límites. Elevar el techo, buscar todo el tiempo la adrenalina que produce encontrar música y sonidos que conocía, o que había olvidado, ver en vivo a alguien que me haga repensar las cosas. Todo eso me da ganas de hacer yo mismo nuevo material, a veces en forma de canción como en Inventario, a veces en forma de música más abstracta, como es el caso de los live sets que estuve haciendo paralelamente. Escuchar música, ver música, hacer música. La cabeza no para nunca y hay que intentar seguirle el tren.
Para ir
Manza Esain tocará este viernes en Mansa Mansión (San Lorenzo 240, Río Ceballos), a partir de las 20.30 y junto a María Ezquiaga y Santiago Guerrero, en el marco de un evento de Esta Vida No Otra. El sábado actuará en Pez Volcán (Marcelo T. de Alvear 835) junto a Tomates Asesinos a partir de las 20. El domingo finalizará su recorrido en Punilla, en la galería Brújula Invisible de la ciudad de La Falda (Bolívar 850). Más información en el perfil de Instagram del artista.
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