La Voz del Interior @lavozcomar: Rafael Núñez, centenario de su muerte

Rafael Núñez, centenario de su muerte

Este 17 de octubre se cumplirán 100 años de la partida de este mundo de Rafael Núñez, uno de los gobernantes más prestigiosos que tuvo Córdoba. Nació el 14 de noviembre de 1875 en Cruz del Eje, del matrimonio de don Rafael Vicente Núñez y Bazán y doña Ángela Bustos y Cabanillas, a través de quienes corría por sus venas la sangre de los fundadores de las primeras ciudades argentinas, incluido, por cierto, el fundador de Córdoba, don Jerónimo Luis de Cabrera.

Su padre poseía en Cruz del Eje la estancia de La Morera y otras tierras que compró a don Santos Cepeda, pero en 1883 la familia regresó a la Capital, a causa de la grave enfermedad de don Rafael, que murió al año siguiente, cuando su hijo tenía apenas 8 años.

Doña Ángela quedó en una situación económica muy ajustada, por lo que acudieron en su ayuda su hermano don Prudencio, el doctor David de Villafañe y don Marcos N. Juárez, su padrino de casamiento y sobrino político de su marido, quien fue luego gobernador de la provincia.

El joven Núñez fue alumno del colegio Monserrat e ingresó luego a la Universidad, en la que se graduó de doctor en Derecho y Ciencias Sociales en 1901 y fue profesor por concurso de Derecho Constitucional. En 1903 fue designado fiscal federal, cargo que dejó seis años más tarde, al ser elegido diputado provincial por el departamento Unión. Por entonces abrió un estudio jurídico, en el que fueron sus socios los doctores Julio Torres y Heriberto Martínez.

Participó en 1912 en la fundación de la agrupación Concentración Popular, que al año siguiente llevó a la gobernación de la provincia a Ramón J. Cárcano, de quien Núñez fue su ministro de Hacienda. Al año siguiente, fue uno de los creadores del Partido Demócrata de Córdoba, de cuya Junta de Gobierno fue elegido presidente, por lo que renunció a su cargo de ministro. En 1917 fue elegido senador por el departamento Río Primero, y al año siguiente, diputado nacional por Córdoba.

En 1918 se batió a duelo con el entonces ministro de Obras Públicas de la Provincia, Carlos Argañarás, en un lance con sable, a primera sangre, del que salió derrotado, con heridas en la nariz y en el antebrazo. Ese mismo año fue nominado por la convención del Partido Demócrata como candidato a gobernador de la provincia, y en los comicios del 17 de noviembre fue elegido por un amplio margen de votos, lo que fue convalidado por el Colegio Electoral, con el acompañamiento de Jerónimo del Barco como vicegobernador.

Una buena gestión

Su gobierno fue uno de los más prolíficos en obras, en acciones de alto contenido social y en afianzamiento de la institucionalidad republicana, a pesar de las dificultades económicas de la crisis de posguerra y de la férrea oposición de un sector de la Unión Cívica Radical, que desde que fue elegido presionó al gobierno nacional para que dispusiera la intervención federal de la provincia. Fue el propio presidente Hipólito Yrigoyen quien puso fin a esos intentos, elogiando la pureza de los comicios que lo hicieron gobernador.

Sería largo mencionar en una nota todas las obras realizadas, entre las que se cuentan la creación de la Caja Popular de Ahorro, la construcción de teatros, de museos, de hospitales, de escuelas, de cárceles, de caminos, de diques, de viviendas para obreros y de varios etcéteras.

Estableció la jornada laboral de ocho horas y, a través de la Oficina de Trabajo, el gobierno se constituyó en árbitro para resolver los conflictos sindicales, mediante mesas de negociación.

En reconocimiento de su contribución al fortalecimiento de las relaciones entre España y Argentina, en 1920 fue condecorado por Alfonso XIII con la cruz de la Orden de Isabel La Católica.

En 1921, la Concentración Nacional, una agrupación conformada por la alianza de las fuerzas liberales de varias provincias, proclamó para las elecciones presidenciales del año siguiente la fórmula Norberto Piñero-Rafael Núñez, quien de inmediato presentó la renuncia como gobernador. Pero en las elecciones del 2 de abril de 1922, en las que participó apenas el 55,3% de los votantes, triunfaron los candidatos de la UCR, Marcelo T. de Alvear y Elpidio González.

En la Convención Constituyente provincial de 1923, se desempeñó como presidente y participó de manera activa en los debates, y al año siguiente fue designado senador nacional por Córdoba. En ejercicio de este cargo, viajó a Tucumán, donde visitó un cuartel en el que se realizaban maniobras militares y contrajo una severa gripe que provocó su muerte. Su sepelio fue acompañado por una enorme multitud, el comercio de la ciudad cerró sus puertas y la Legislatura le rindió un emotivo homenaje.

Murió en la pobreza, a pesar de lo exitoso de su carrera política, en la que invirtió sus mayores esfuerzos y su patrimonio. Sus allegados realizaron una colecta para pagar el féretro en que descansan sus restos.

Córdoba lo recuerda en una plaza de barrio San Martín, en la principal avenida del Cerro de las Rosas, ambas en la Capital provincial; en una calle de Cruz del Eje, y en una escuela de San Francisco, que llevan su nombre.

* Escritor e historiador

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