El deterioro de los salarios
El salario promedio del sector privado en Córdoba fue de $ 873.643 durante el primer semestre del año y sufrió una pérdida de 8,4% respecto de igual período del año pasado. Son cálculos de la consultora Politikon Chaco, según datos suministrados por la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
El estudio no evalúa las remuneraciones del sector informal de la economía ni del sector público. Se concentra en el empleo privado formal, que abarca apenas a un tercio de la población económicamente activa.
El deterioro salarial de los empleados privados cordobeses registrados fue intermedio si se lo compara con otras provincias. Entre las más perjudicadas, se destacan Santiago del Estero (-12,3%), Misiones (-12,1%), Tucumán (-11,4%) y Formosa (-10,4%). Entre las que sortearon mejor la crisis, se ubican Salta (-4,2), Chaco (-5%) y Neuquén (-5,3%).
Córdoba queda en el medio de la tabla, pero la remuneración que pagan los empleadores privados en nuestra provincia es un 16% inferior a la media nacional.
Se analizaron 13 rubros en Córdoba, y 11 de ellos mostraron resultados negativos. Las dos excepciones fueron “minas y canteras” e “intermediación financiera”.
Las mayores pérdidas las sufrieron los trabajadores de la enseñanza, que cedieron casi un 20% del valor de sus salarios, y los vinculados al sector de “electricidad, gas y agua”, que perdieron un 15%.
Luego aparecen los asalariados de la salud (-14,2%), los del complejo turístico (-13,8%), los de la construcción (-12,6%) y quienes brindan servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones (-11,5%).
Si se compara la situación salarial con la de años anteriores, el deterioro es aún mayor: respecto de 2016 (primer dato de la muestra), la caída del valor de los salarios para los cordobeses es de 21,1%; frente a 2017, de 22,7%; respecto de 2018, 20,8%; en relación con 2019, 11,6%; frente a 2020, 9,7%; comparado con 2021, 9,1%, y frente a 2022, 9,9%.
El Gobierno nacional asegura que en los últimos cinco meses los salarios comenzaron a recuperarse y a superar la inflación. La afirmación resulta exagerada.
Algunos datos recientes del Indec apuntan en ese sentido. Pero si se los analiza por jurisdicciones y por sectores, se comprueba que, de momento, la mejora está muy sectorizada. Impacta positivamente, no hay que negarlo, en la estadística. Pero resulta insuficiente para la percepción social.
La licuación de salarios y de jubilaciones implementada por el Gobierno, sobre todo en los primeros meses de gestión, golpeó los bolsillos al mismo tiempo que ciertos componentes ineludibles del gasto familiar, como los servicios públicos, aumentaron con fuerza. Una combinación muy perjudicial.
Si la estabilización macroeconómica requiere del reacomodamiento de los precios relativos, la gran pregunta que el Gobierno aún debe responder hace centro en dos de ellos: el dólar y el salario.
Si las empresas no tienen certeza sobre sus costos, no podrán proyectar una expansión y ofrecer, en consecuencia, empleos de calidad con salarios dignos.
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