Emociones positivas
Al ser seres emocionales creados por Dios, las conductas que cada uno de los humanos podemos llegar a tener producen en nosotros diferentes tipos de sentimientos, agradables o no. Sentimientos que provocarán emociones que serán positivas o negativas según los casos.
Acontecimientos como las guerras que actualmente están sucediendo, y tantos hechos en los que el odio y la ira se manifiestan en los seres humanos, son los que producen sentimientos negativos que se van a transformar en emociones negativas, que tanto pueden llegar a afectar nuestro diario vivir.
Los que creemos en Dios sabemos que él tiene el control de las circunstancias en nuestras vidas. De lo contrario, vamos a experimentar sentimientos de miedo, desesperación o ira, que son los que producen las emociones negativas.
Al reconocer este tipo de emociones, tenemos la oportunidad de llevar nuestros corazones delante de Dios y permitirle que él dirija nuestras acciones, para así transformarlas en emociones positivas. Él es el que nos consuela, nos reafirma y nos recuerda que no debemos temer. También compartir nuestros sentimientos con otras personas es útil para el manejo de las emociones.
Creo que la vida cristiana no es para vivirla en solitario. Tenemos la posibilidad de compartir nuestras cargas con otros creyentes y de esta forma poder ayudarnos unos a otros. El apóstol Pablo les escribe a los gálatas, diciéndoles “ayúdense unos a otros a llevar sus cargas y así cumplirán la ley de Cristo”.
Caminando con otros creyentes nos ayudamos los unos a los otros a crecer en la fe. Sabemos también que las emociones se pueden controlar. Podemos encauzarlas y gobernarlas sobre la base de principios como la verdad, la justicia, el amor, la piedad, entre tantos otros.
Las emociones salen del corazón, en él están no sólo las emociones, sino también la voluntad, los pensamientos. Es el centro de mando del ser humano. Emociones como esperanza, fe, amor, alegría y paz son positivas y nos ayudan a vivir.
Llevar nuestras preocupaciones a Dios nos permite que su paz y su guía lleguen a nosotros. Dice en la Biblia: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos” (Filipenses 4: v. 6 y 7). Dios te bendiga.
* Pastor evangelista. Miembro del Comipaz.
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