Como todos, este empresario no quiere cepo; pero tampoco «arriesgar todo lo que logró» el Gobierno de Milei
Alberto Arizu pertenece a una de las familias que conforman la élite empresarial de la Argentina. Es la cuarta generación de la bodega familiar Luigi Bosca y fue, durante años, presidente de Wine of Argentina (WOFA), entidad que trabaja para hacer crecer la presencia del vino argentino en el mundo.
En la actualidad, la empresa exporta el 40% de su producción a 50 países de todo el planeta, con presencia en los cinco continentes. Sin embargo, esos números, según el empresario, podrían ser aún más altos. «Necesitamos ser más competitivos en el mundo. Pero, para eso, debemos tener una macro estable y una presión impositiva más adecuada», remarcó Arizu, en su charla con El Cronista.
Además, se refirió a los niveles de inflación, que, para él, todavía continúan altos en el país, las regulaciones y la presión impositiva, que, dice, encarecen el producto final. Sin embargo, se mostró esperanzado con el futuro y aseguró que, en 2025, el mercado debería crecer, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan.
«Sin el cepo, vamos a poder acceder a un mercado más competitivo y la industria va a crecer», aseguró.
-¿Cómo está hoy la industria del vino tanto en mercado externo como interno?
-La exportación se ha recuperado respecto del año pasado. Hay que considerar que 2023 fue muy duro, con una caída de más del 25% en las exportaciones, posiblemente, uno de los años más duros de la historia. Este 2024 vemos una recuperación. Obviamente que, cuando ves el panorama, cada mercado evoluciona diferente. El de los Estados Unidos, el principal mercado para exportar, está bastante plano y hay otros destinos, como Brasil, que vienen muy bien. La exportación sigue siendo de vital importancia para la Argentina, que tiene un potencial para abastecer no sólo el mercado local, sino los del mundo, y continuar expandiéndose.
En los últimos años, ha sido muy difícil por la situación catastrófica de la economía. Ahora, por lo menos, se está ordenando la macro y eso nos deja en mejores condiciones. Sobre todo, en este sector, que sabe en dónde competir, cómo hacerlo y cómo manejar los mercados. Somos una industria a largo plazo, por lo que necesitamos condiciones claras para poder competir con otros países del mundo.
-¿Las mejoras en las exportaciones tienen que ver con el quite de retenciones?
-Nosotros venimos hace tiempo sin retenciones. Al principio el Gobierno de Javier Milei, se hizo un reacomodamiento y se habló de una retención para el vino. Pero, finalmente ,eso no prosperó y continuamos sin retenciones. Ha mejorado mucho el tipo de cambio desde diciembre del año pasado a hoy. Todavía se tiene que seguir acomodando. Venimos de nivel de inflación alta pero estamos ante un descenso y hay expectativa de un mayor descenso.
-La inflación está en baja…
-La expectativa de una inflación a la baja ayuda un montón. Pero, todavía, tenemos una inflación del 4% mensual. En cuanto terminen de estabilizarse las variables macro, vamos a tener más claro el nivel de competitividad que tiene la industria. Lo que tenemos claro es que el mundo cambió un montón y hoy es mucho más competitivo.
-El vino argentino representa solo el 2,5% del comercio mundial y hay mucha competencia a nivel global. ¿Cómo se hace para trabajar en este contexto?
-La presencia del vino argentino en el mundo no crece desde hace 10 años. Estamos estancados, la presencia es apenas del 2,5%. La Argentina tiene que dar un salto más que importante. Pero, para eso, es necesario que contemos con herramientas que nos permitan planificar a largo plazo, poder hacer las inversiones necesarias para la industria. Hay muchas cosas que se tienen que acomodar para dar ese salto en exportación, que es muy importante. Estamos haciendo vinos extraordinarios, Los vinos se lucen, producimos los mejores vinos de la historia. Es un negocio que tenes que administrar bien y salir a competir con otros orígenes fuertes y competitivos.
Hoy por hoy, hay un tema central que ha impactado en los últimos dos años, que tiene que ver con la suba de las tasas de interés a nivel internacional, sobre todo, la de la Reserva Federal de los de Estados Unidos. Eso generó un costo del dinero importante. Hizo revisar las políticas de inventario que tenían los países. Después de muchos años, estamos viendo una dinámica distinta. Hay un acomodamiento de los inventarios a nivel mundial. Eso frenó mucho las ventas. Los embarques del mundo se atrasaron.
-¿Cómo influye la ubicación del país?
-La Argentina es un país que está lejos de todo. Debemos tener mejores condiciones y ser extremadamente competitivos. Nos toca competir con países que están muy cerca de los principales consumidores. Nosotros estamos en el sur y los principales mercados están en el hemisferio norte. Tenemos los centros de producción alejados de los puertos, por lo que los traslados internos también son grandes. Todo eso hace que se sumen costos a nuestro negocio. Es muy importante tener una macro adecuada, una presión impositiva razonable y pensamos que este gobierno, con todo lo que ha prometido, lo vaya cumpliendo de a poco.
En materia de inflación, hay un cambio trazado y eso es muy importante. Las regulaciones son infinitas en este país y te agregan costos innecesarios muy grandes y, obviamente, la presión impositiva es alta. Hay que destrabar esto para poder crecer.
-¿Qué pasa con Chile?
-Cualquier país del hemisferio sur, como Chile, Australia y Nueva Zelanda, tiene un nivel de competitividad superior al de la Argentina. Hasta ahora, hemos podido competir. Lo hacemos de la mano de la calidad, que nos hace más fuerte frente a esta competencia.
-¿Cuánto exporta Luigi Bosca y cuánto para consumo local?
-Poco más del 40% es para exportar. Está bastante atomizada en 50 países. Obviamente que seis o siete mercados son los que hacen el gran volumen. Tenemos una fuerte presencia internacional. Nos venimos manteniendo así. Los números, sustancialmente, no han variado. Es saludable para nosotros tener una presencia internacional muy fuerte y eso lo hemos defendido a lo largo de la historia.
-¿Cuáles son las estrategias para seguir creciendo y ser fuerte en el exterior?
-Primero, tener un equipo en el mercado. Todo el equipo está distribuido en distintos países. El responsable de los negocios internacionales, si bien es argentino, está en los Estados Unidos. El resto del equipo son todos extranjeros, franceses, chilenos y están alojados en diferentes países. Es un mercado competitivo, hay que estar cerca de las tendencias. Hay que seguir mostrando al Malbec, que es una insignia para nosotros. Nadie discute la calidad del Malbec en la Argentina. Lo que hacemos en Luigi Bosca es estar enfocados en la nueva identidad del Malbec. Hacemos vinos elegantes, frescos, fáciles de beber y eso va de la mano de las tendencias de consumo.
-¿A qué se refiere cuando habla de vino sustentable?
-Sostenemos una vitivinicultura sustentable, que es uno de los grandes pilares de la familia. No se trata sólo de disminuir el peso de la botella, algo que trabajamos hace años. Hoy, pesan 460 gramos las botellas. Hace 20 años, superaban los 750. Es mucho menos lo que transportamos en vidrio. Sustentabilidad es sostener la economía social. Sostener los diferentes productores de Mendoza y cómo ayudarlos a que produzcan lo que nosotros necesitamos. Eso también es ayudarlos a que puedan seguir viviendo de su tierra. Hemos trabajado muchísimo en la relación con los pequeños productores para tener la uva que nos interesa, de lugares extremos. Nosotros les plantamos las variedades que nos interesa, de manera tal de seguir conservando el material genético que tenemos en el país, que es fundamental: preserva la vitivinicultura en el futuro.
-Es decir, mantenerse como un producto premium…
-Todo esto nos da la extrema calidad. Nos permite ampliar muchísimo la variedad. Ampliamos la categoría «La Sangre», un tributo a mi abuelo; hoy ampliamos esa colección de vinos. Además, lanzamos la colección «Apuntes», en honor a los cientos de apuntes que mi padre tomó como científico de la vitivinicultura. Todo esto es gracias a una vitivinicultura sustentable.
-¿La clave para mantenerse vigentes es hacer lanzamientos constantemente?
-Siempre estuvo en nuestro ADN. En los últimos 50 años, en la vitivinicultura más actual, Luigi Bosca fue partícipe de la mayor innovación. Siempre hemos estado en la vanguardia de las novedades, forma parte de nosotros. Es como nos sentimos a gusto. Siempre estamos motivados por nuevos lanzamientos. Nos hace sentir fuertes, vigentes y aggiornados en un mundo extremadamente competitivo. Es un mundo que está estacionado en términos de consumo. Estamos en un mundo que consume de manera distinta a lo que hacía antes. Hoy. se preserva la ocasión de consumo y están dispuestos a descubrir e innovar y pagar más por un vino. Nosotros somos una bodega importante, nos dedicamos a hacer cosas nuevas.
-¿Qué peso tiene el enoturismo?
-Hace dos años, en Mendoza, empezamos a incursionar en el enoturismo. Tenemos la mejor experiencia de Mendoza. Abrimos las puertas de mi casa, es un castillo de estilo renacentista que fue construido en 1905, en la Finca El Paraíso, que la compró mi bisabuelo. Ahí vivieron él y las tres generaciones que le siguieron. Hace dos años, abrimos la casa desde donde nace. Desde la naturaleza propia de nuestra marca. Creamos un lugar maravilloso, con cocina. Es una experiencia en donde intervienen todos los sentidos. Se experimenta con el arte, con la historia. Es un lugar con una experiencia súper cuidada, es de entre 20 y 25 personas por día.
-¿Cuál es la capacidad productiva de Luigi Bosca?
-Nosotros producimos 400.000 cajas, que se reparten en el mercado argentino y el internacional.
-¿Cómo siente la caída en consumo del mercado local?
-Empezamos a ver en los últimos dos meses una recuperación en el consumo. Con números más comunes. Los primeros meses fueron más duros porque la economía se tuvo que acomodar. La caída duró tres meses. Desde junio, vemos una recuperación que se mantiene.
-¿Las etiquetas Premium son las que más resisten la caída?
-En el mercado del vino, hay que ser cuidadoso. Estamos en un lugar muy chico de consumo, será del 5%. Es menos sensible a los vaivenes económicos. Se habla mucho de que la gente prioriza el momento de consumo. Lo hace con menos habitualidad. Pero está dispuesto a pagar un poco más porque quiere darse un gusto. Esto no sólo sucede en la Argentina. También, se da en otros países del mundo; se da de manera muy habitual. Es un cambio de tendencia. Está dispuesta a pagar más por esa experiencia de consumo.
-¿Qué pasa con los precios?
-Hay una merma en los aumentos en los precios. Los costos están acompañando la inflación. La situación va a mejorar cuando se elimine el cepo y la industria va a crecer. Vamos a poder acceder a un mercado más competitivo. Debemos tener costos adecuados para no tener que subir los precios y, de esta forma, acompañar el consumo de vino. Hay una situación diferente de lo que fue el año pasado. Todo se va a acomodar cuando salgamos del cepo.
-¿Piensa que eso va a suceder a fin de año?
-No soy economista. Pero creo que el Gobierno está siendo cauto y eso me parece bien. No tiene ningún sentido arriesgar lo que se ha logrado con el levantamiento cepo, aunque es necesario para tener una economía libre. Estamos en un negocio de mucho riesgo por los factores climatológicos, que son cada vez más seguidos.
-La cosecha fue mejor en 2024.
-Este año, tuvimos una mejor cosecha que en 2023. Pero, si analizás los últimos años, estamos en un proceso de reducción de producción. Para mejorar la producción, hace falta inversión y no ha habido en los últimos años. Eso hace que los costos por hectárea sean más caros y eso es una presión. Para invertir, hace falta una macro más ordenada. Vos plantás hoy pero esa uva se va a ver en cinco años. Hay que tener estabilidad. Este negocio es difícil con una macro desordenada. Es muy importante que el Gobierno ordene la macro. Tenemos que exigirle al Gobierno que haga los cambios macroeconómicos que tenga que hacer sin importar las consecuencias y que sea sostenible porque, si no, no sirve para nada. Es importante que se hagan de manera sostenible. Es un esfuerzo de todos para acompañarlo.
-¿Cuál es su pronóstico para 2025?
-Todo dice que la situación va a ser mejor que este año. Con una economía que empieza a crecer y números de inflación que se hacen cada vez más chicos. Este año en particular, en el mundo, fue muy difícil. Es el año que más gente en el mundo votó. Esto es un problema para los bienes de consumo.
Esperamos un año mejor, una vendimia mejor. Recién estamos brotando. Lo bueno es que, en los últimos años, las condiciones de la uva fueron excepcionales. Tenemos una vitivinicultura muy sana. Los viñedos en altura se preservan del calentamiento global. Somos afortunados de estar en la Argentina.
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