La Voz del Interior @lavozcomar: Javier Milei y los giros de la política exterior

Javier Milei y los giros de la política exterior

Entre las noticias de esta semana, encontramos la entrevista que dio el presidente de la Nación, Javier Milei, al programa de Susana Giménez, en la cual nos cuenta que estaba “muy gratamente sorprendido con China” y que el país asiático “es un socio comercial muy interesante, porque no exigen nada; sólo piden que no los molesten”. Anticipó, además, que viajará en enero a Beijing.

Estas declaraciones no llamarían tanto la atención si no fuera porque hace apenas unos pocos meses el mismo Milei decía: “Yo no haría negocios con China, con comunistas asesinos; no negocio mi moral a cambio de dinero”. En el medio, pasaron cosas.

La necesidad tiene cara de hereje

El Gobierno argentino se encontró con la necesidad de que China le refinancie unos vencimientos de US$ 5.000 millones por una deuda que nuestro Banco Central había tomado con el Banco Central de China.

Si no se hubiera logrado un acuerdo con la administración china, se habrían tenido que pagar esos US$ 5.000 millones antes de julio del corriente año, lo que habría generado un agujero en las arcas del Central y habría complicado su ya delicada posición financiera.

“Yo me sorprendí gratamente con China. Nosotros, por ejemplo, tuvimos una reunión con el embajador y al otro día nos destrabaron el swap”, explicó el Presidente en su entrevista con Susana.

Vale recordar, además, que aproximadamente US$ 18 mil millones de los cerca de US$ 30 mil millones de reservas internacionales brutas que tiene la Argentina pertenecen al swap chino y que, además de prestamista, el país asiático es uno de los principales socios comerciales de Argentina, junto a Brasil, y un importante proveedor de inversiones, presentes y potenciales.

Pero no es la primera vez que los “comunistas” le salvan las papas al gobierno de Milei. A causa del invierno anticipado y por una mala planificación, a fines de mayo el país se vio complicado con la disponibilidad del gas, y Brasil –el país que preside el “comunista y corrupto” Lula da Silva– salió a dar una mano enviando urgentemente un barco de Petrobras para abastecer al país de gas.

También el gobierno de Lula “representó los intereses de la Argentina en Venezuela en el marco de la expulsión del cuerpo diplomático argentino ordenada por el régimen de Nicolás Maduro, luego del desconocimiento de los resultados por parte de Javier Milei”.

Mientras tanto, los vínculos con Occidente –“el lado civilizado de la vida”, como le llama Milei y con lo que podría hasta estar de acuerdo– no vienen siendo tan fluidos.

Estados Unidos parece no haber cooperado esta vez para que el Fondo Monetario Internacional le aporte fondos frescos al equipo económico del Gobierno, grandes fondos de inversión analizan con reparos la política macroeconómica, las inversiones se demoran y Elon Musk todavía analiza con sus empresas como puede ayudarnos.

Por otro lado, mientras el candidato a presidente, Donald Trump, le festeja al presidente Milei las ideas de apertura indiscriminada de nuestros mercados, para Estados Unidos propone la protección de los suyos respecto de China, por ejemplo, que competía en mejores condiciones. Propone para otros todo lo contrario de lo que hace en su país. Y encima nosotros festejamos.

Las naciones no tienen amigos, tienen intereses

La vinculación con el mundo siempre es desde el punto de vista de los intereses de cada Nación y no por afinidad ideológica, geopolítica o partidaria. Las relaciones institucionales de Estado a Estado giran en torno de definir cuáles son las ventajas concretas para la Argentina que favorezcan su desarrollo económico y el bienestar de su pueblo. “Las naciones no tienen amigos permanentes ni enemigos permanentes; tienen intereses permanentes”, decía Lord Palmerston, ex-primer ministro del Reino Unido.

Por lo tanto, estas líneas pretenden, más que hacer una crítica a uno de los tantos giros de 180 grados del Presidente, destacar la poca utilidad que tienen los discursos cargados de ideología y dogmatismo que vienen caracterizando la política argentina de los últimos años, que son únicamente útiles a los fines partidarios y electoralistas pero no a los intereses de la Nación.

* Licenciada en Administración

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