Aerolíneas Argentinas, Afip y Anses: convenios con muchos privilegios
Los convenios colectivos que agrupan a los argentinos que trabajan para el Estado contienen una serie de concesiones que sólo pueden explicarse por su propio ADN: paga el Estado. Esa entelequia sin nombre y apellido ha ido, con el paso de los años, cediendo cada vez más cosas que hoy, a la luz de un país pobre, con 50% de informalidad laboral y un sector privado raquítico, suenan escandalosas. Privilegios lisos y llanos.
La que está en el tapete hoy es Aerolíneas Argentinas. El paro de estos días fue la respuesta a una restricción muy tribunera que adoptó el Gobierno de Javier Milei: suspenderles el acceso asegurado a pasajes en primera clase a sus pilotos. Sólo podrán usarlo si en mostrador hay lugar.
El propio gobierno reveló que de los 18 asientos premium disponibles en el vuelo inaugural Ezeiza-Punta Cana, 10 fueron ocupados por los pilotos, una élite muy exclusiva dentro de la tribu aeronáutica.
Ese vuelo para enero, por ejemplo, cuesta 2,2 millones de pesos en clase económica, ida y vuelta, pero en preferencial sale 5,34 millones: 143% más.
Los pilotos cobran salarios que van de tres a 10 millones de pesos según la antigüedad y los vuelos realizados. El día de su cumpleaños no están obligados a volar y disponen de remises gratis para ir y volver del trabajo, con una buena: el tiempo de trabajo se cuenta desde que se abre la puerta del remise. Si el vuelo se reprograma y sale más tarde, la extensión cuenta como hora extra. Además, según Gobierno, reciben un bono en dólares por suplemento, una suerte de pago por buenas prácticas a la hora de pilotear aviones.
La empresa tiene hoy 11.497 empleados y cuenta con buenos ingresos cuando se la compara con otras líneas de la región. Hay un indicador de “asientos por kilómetros” que se usa para saber cuánto cuesta ofrecer el servicio y cuánto se gana con ese servicio.
Por caso, de acuerdo a datos de la compañía, recibe 7,19 centavos de dólar por kilómetro, mientras que Latam recauda 7,44; Gol 7,91 centavos y Copa, 7,45. Pero el punto es cuánto cuesta ponerlos en vuelo: a Aerolíneas, el kilómetro por asiento le cuesta 9,34 centavos de dólar; a Latam, 7,74; a Gol, 7,08 y a Copa, 5,94. O sea, la aerolínea estatal recauda 7,17 pero le cuesta 9,34 centavos de dólar.
La diferencia se cubre con subsidios. Y el mayor problema está en los sueldos. El 32% de los ingresos de la empresa se va en salarios, cuando en las tres regionales no pasa del 14%. Los privilegios de los pilotos son una muestra extrema, pero todos los empleados acceden a lo que se llama “pasaje porcentual” que, con algunas variantes, ofrece descuentos del 75 al 90% sobre la tarifa de asientos que no se vendieron. Si se quiere confirmar el asiento, se paga el 50%.
Si se trata de un pasaje por vacaciones, el empleado abona sólo las tasas. Si un empleado se casa, tiene pasaje gratis en la clase que le corresponda para él y su cónyuge con “plaxa confirmada” y si se le casa un hijo, dos pasajes gratis en clase económica si hay disponibilidad. Los jubilados o pensionados con un acompañante también acceden a pasajes ilimitados pagando el 10% de la tarifa, con espacio sujeto a disponibilidad.
Si el personal de cabina está en vuelo en Navidad, Año Nuevo o Semana Santa puede pedir pasajes gratis para dos familiares o, en su defecto, un acompañante por cada festividad. Si no lo usara, lo puede vender.
Los recaudadores, grandes privilegiados
Los trabajadores de la Agencia Federal de Ingresos Públicos son, dentro de la administración estatal, los mejores pagos del país. Top, top, con salarios que no están publicados en ninguna parte (en el portal de Afip, sección transparencia, hay un desagregado inentendible que no consolida una cifra final), aunque la Sigen informó que a noviembre pasado el salario promedio bruto estaba en 3,5 millones de pesos.
En el 2024 la actualización fue de sólo el 29,5% -el promedio estaría en 4,5 millones- y se demoran nuevos ajustes, por eso el estado de asamblea en todas las dependencias.
La poderosa agencia recaudadora de impuestos es una verdadera élite: son 22.108 empleados. En la gestión de Sergio Massa se agregaron 1.205 agentes más, pese a que regía el congelamiento de la planta del Estado.
En Córdoba, entre Aduana y Afip se incorporaron 40, muchos vinculados a apellidos ilustres de la política kirchnerista.
El gremio Aefip saludó públicamente a su titular anterior, Carlos Castagneto, agradeciendo el vínculo “que permitió numerosas conquistas y reinvindicaciones” y le deseó “el mayor de los éxitos” en su función como diputado nacional de Unión por la Patria.
El Gobierno de Javier Milei, con Florencia Misrahi como directora, tomaron dos medidas que, al entender del gremio, fueron una declaración de guerra.
Primero, podaron la polémica “cuenta de jerarquización”, que es una porción que se detrae de la recaudación bruta de impuestos, incluyendo retenciones. Fue creada en el 2001 y se reparte entre todos los trabajadores, incluyendo funcionarios. Desde el 1° de mayo, el porcentaje a repartir bajó de 0,68% a 0,65%.
Aunque no se conoce lo que se recauda y lo que se reparte, una inferencia simple arroja, sobre la recaudación de 11,7 billones de pesos de agosto, que el Fondo recaudó 76 mil millones de pesos y que a cada agente le correspondieron hipotéticamente 3,4 millones de pesos. El gremio fue a la Justicia por la poda.
Segundo, pidieron a todo el personal de la agencia que informara a los familiares -con hasta cuarto grado de consaguinidad y segundo de afinidad- que están trabajando en Afip. Las sospechas de casta son infinitas. El gremio rechazó el pedido de recursos humanos y dispuso sólo que se informen los hijos a cargo.
Pero la cuenta de jerarquización no es el único privilegio del trabajador de Afip. Según establece el convenio colectivo, al momento de jubilarse, se retira con una indemnización especial equivalente a 20 meses de la última remuneración recibida, sin descuentos ni impuestos. Fácil, con más de 120 millones.
Si el personal hubiera realizado algún “acto de mérito extraordinario que se traduzca en un beneficio tangible para los intereses” de la agencia, podrá ser premiado con una asignación de hasta el 20% de su escalafón por un lapso de uno a cinco años. Dicen que Castagneto era un gran premiador.
En caso de que fallecimiento del agente (no en el trabajo, no en tránsito ni siquiera en ocasión de trabajo, sino un domingo en su casa, por ejemplo) la Afip debe abonar el 60% de la indemnización que le correspondiera – sin aportes ni descuentos-tomando el mejor salario devengado del último año, incluyendo la famosa cuenta de jerarquización.
Gozan de reintegro por guardería, la licencia por embarazo es de 120 días y no de 90 como en el sector privado y las vacaciones son réquetegenerosas: 18 días hábiles desde el vamos, con hasta cinco años de antigüedad, cuando en el sector privado con 14 corridos. La generosa brecha se mantendrá conforme se avance en antigüedad.
Además, el convenio colectivo establece que el empleador aporta el 1% de todos los conceptos salariales al gremio en concepto de contribución solidaria.
Los de Anses también
La Administración Nacional de la Seguridad Social es también uno de los organismos más populosos del Estado, aunque con 12.521 empleados representa la mitad que la Afip. Tiene altos salarios, de 1,8 millón de pesos promedio, y un convenio colectivo, el 305/98, con amplias prerrogativas.
Para el ingreso a planta permanente tendrán prioridad los hijos o cónyuge del personal fallecido en actividad que se haya desempeñado en Anses o que se haya jubilado de Anses. Una especie de herencia asegurada.
En diciembre, todo el personal percibe, además del medio aguinaldo, un 90% de otro medio aguinaldo y se establece un “incentivo a la productividad” remunerativo, pero lo curioso es que se paga a todo el personal de Anses, aunque el convenio establece que debe pagarse cuando se acredite el cumplimiento de ciertas metas.
Los que trabajan en zonas inhóspitas, como Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego cobran del 30 al 50% extra. Si el agente está en atención telefónica trabaja seis horas, con un adicional del 10%.
Hay además un amplio régimen de licencias para estudio, actividades culturales y hasta 15 días al año para el cuidado de familiares enfermos. Se establece, además de los aportes de ley, que Anses transfiera un 2% de la masa salarial al gremio con el objetivo de contribuir a los gastos de atención farmacológica.
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