La Voz del Interior @lavozcomar: Dengue: prevención y deberes del Estado

Dengue: prevención y deberes del Estado

Las demoras en poner en agenda acciones preventivas para evitar que la enfermedad del dengue alcance niveles sanitarios fuera de control se han reiterado en el tiempo, de manera tal que siempre, o casi siempre, las soluciones llegaron tarde.

Ello no significa que en la temporada que se avecina vaya a suceder lo mismo, pero vale la advertencia ante ciertas incoherencias sobre los planes tendientes a proveer la vacuna a toda la población en riesgo.

Se trata de campañas de inoculación cuya gestión atañe a las administraciones públicas en sus distintos niveles, con el Gobierno nacional en primer plano. Sin embargo, por ahora se escuchan sólo promesas pasajeras y flojas de precisiones de cara a los ciclos de mayor auge del temido mosquito Aedes aegypti.

Según coinciden especialistas en infectología y estudiosos de esta problemática, la llamada temporada del dengue puede arrancar entrado el verano y extenderse hasta abril. Demasiado tiempo como para que esta enfermedad viral transmitida por el referido insecto nos sorprenda con la guardia baja.

Sin dejar de sopesar la relevancia de la vacuna, sobre todo aplicada a los grupos etarios de mayor riesgo, hay otros componentes que no deben faltar en ningún programa preventivo.

Al respecto, durante la pasada temporada, que en algunas regiones de la Argentina alcanzó picos de epidemia, fue notoria la escasez de productos para combatir las plagas, como repelentes y pastillas para ahuyentar mosquitos en ámbitos cerrados.

Es también responsabilidad de autoridades políticas distribuir estos productos de forma gratuita o accesible a los sectores más empobrecidos que no pueden pagar un repelente en aerosol al precio que imponen las empresas y algunos comercios que se aprovechan de la alta demanda.

Otras tareas indispensables en el marco de la prevención residen en la limpieza de baldíos y microbasurales. Es el llamado descacharreo, al que la Municipalidad de la ciudad de Córdoba así como las de ciudades y localidades del interior pusieron en marcha y que continuará en distintas barriadas y sectores.

Ya se ha dicho y vale reiterarlo: se trata de una diligencia de la que no pueden desentenderse quienes habitan casas con sitios que pueden mutar en ámbitos de reproducción de los mosquitos.

Habrá que admitir (y ponerse en alerta) que nos acechan enfermedades virales que afectan de manera grave la salud de las personas, como la reciente irrupción de la viruela del mono, una afección de alto poder de contagio y cuya evolución es motivo de seguimiento constante a nivel global por la propia Organización Mundial de la Salud.

La caída o reconfiguración de diversos programas que viene operando la administración nacional, en medio de una crisis económica que se refleja en la escalada de los índices de pobreza en el país, no debe repercutir en la atención de la salud.

Y es en ese encuadre en el que el Estado debe ponerse a la cabeza de las previsiones. Por caso, garantizar la vacuna contra el dengue a la población de riesgo.

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