Reseña de Perder el juicio, de Ariana Harwicz: retrato de una madre en fuga
Las ambigüedades, en ocasiones, son esclarecedoras; permiten merodear los significados sin comprometerse con ninguno. Perder el juicio, por ejemplo, es el título y el leitmotiv de la última novela de Ariana Harwicz, en la que una madre emprende una huida frenética con sus hijos, mientras desafía los principios del tribunal racional y judicial.
Sin la menor intención de desaparecer detrás de excusas, Lisa narra en un monólogo al borde del caos los pasos que la llevaron hasta ese momento, hasta el instante en que decide que va a secuestrar a sus hijos. Su condición de migrante argentina residente en Francia, su enamoramiento de un francés y la necesidad casi febril de quedar embrazada parecen arrasados por la misma ola que es su vida.
La violencia brota por todas partes. Los gritos y empujones en las discusiones de pareja; los salvajes encuentros sexuales que marcaban una tregua; el desprecio de los suegros franceses; la intervención de la justicia francesa que separa a los mellizos de su madre y le dan la custodia al padre; los golpes y descuidos que exponen a los niños a un riesgo constante cuando su madre está cerca.
Lisa intenta hacer lo adecuado, se somete al juicio del tribunal para ver a sus hijos un ratito, darles regalos, acariciarles el pelo y preguntarles cosas tontas. Por eso viola la orden de restricción y los espía cada vez que puede.
Con Lisa, la maternidad se vuelve monstruosa, un amor que arde imposible de controlar. Por eso crea una distracción descabellada y se los lleva. Maneja horas, días, con poca comida y un destino incierto. Los llamados de su expareja la calman y el monstruo, entonces, ya no es ella sino los dos, una sociedad alimentada con un amor imposible de sobrevivir.
Las propuestas para que Lisa regrese con sus hijos llegan demasiado tarde. El juicio está perdido, se cayó en alguna parte del camino y la mera idea de recuperarlo es de una comicidad oscura. La única dirección posible es hacia adelante, aun cuando solo se vislumbre el abismo.
En esta novela no hay capítulos. Harwicz no da espacio para recobrar el aliento y continuar. Es la narración acelerada, entrecortada y apenas desordenada de una persona que huye. Es una huida real que deja atrás la rutina, el juicio por la custodia y la casa. Pero también es una huida semántica que rompe la sujeción a conceptos como maternidad, familia, mujer y, claro está, juicio.
- Perder el juicio. De Ariana Harwicz. Editorial Anagrama. 2024. 136 páginas
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