Ser y estar: la locura de la hinchada de Talleres en el Monumental de Núñez
No fue un viaje más a Buenos Aires para Talleres. Fue “el” viaje. El del sueño, el del anhelo, el de la fe. El de estar en el Monumental para presenciar la épica de una remontada ante el River de Marcelo Gallardo o para despedir al equipo con aplausos en una muestra de reconocimiento por poner el nombre de la institución en el contexto internacional otra vez, jugando octavos de final. O sea, estando entre los 16 mejores de Sudamérica.
Y ese clima festivo se vivió todo el miércoles, con previas portentosas en el Parque Sarmiento de la ciudad de Buenos Aires y en el club Banco Nación de Vicente López, gracias a la gestión de las filiales de Capital Federal y Buenos Aires.
La locura de esa gente por sentirse privilegiados de estar en el lugar de los hechos. Fueron 4 mil. Fueron muchos más. Fueron los representantes de los miles y miles de albiazules que no pudieron acceder a esas entradas y estar allá arriba, en la segunda bandeja del Monumental.
Allá arriba todo fue aliento, con el cancionero a pleno, con dedicatorias a River, con ese clima tan mágico que supone competir con la otra hinchada, en este caso, la colosal hinchada de River y en una cancha para más de 80 mil personas.
Fue una noche mágica en esa previa. Sin incidentes reportados en los ingresos. Con hinchas de Talleres caminando entre los de River por las calles de Núñez.
Y así hasta que arrancó ese partido que no fue ni será una más para la y el hincha de Talleres que estuvo aquí haciendo historia. Haciendo su historia. Y cantando el hit “escuchelo, escuchelo… llegó el más grande del interior, llegó Talleres la puta que lo parió”.
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