La Voz del Interior @lavozcomar: Vivienda propia, un proyecto cada vez más lejano

Vivienda propia, un proyecto cada vez más lejano

La mayoría de los cordobeses no puede comprar una vivienda en el Gran Córdoba. La brecha entre el precio de los inmuebles y los ingresos familiares torna imposible solicitar un crédito hipotecario. A esa conclusión llegó una investigación realizada por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Los investigadores tomaron valores de mercado para terrenos y viviendas en varios puntos del área. A partir de un grupo de variables, trasladaron esos valores a todo el territorio mediante algoritmos de aprendizaje computacional –una rama de la inteligencia artificial–. El cálculo se hizo en dólares y con valores de marzo de 2024.

Para calcular el ingreso total familiar (ITF), tuvieron en cuenta los datos de la encuesta permanente de hogares (EPH), con los que dividieron a la población en 10 deciles, según los ingresos.

Luego, estimaron la capacidad de cada decil para afrontar un crédito hipotecario a 30 años con una tasa de interés anual del 2% en dólares, con la condición de que la cuota del hipotético crédito sólo insumiera el 30% del ITF, a modo de réplica del cálculo que hacen habitualmente las entidades bancarias.

El resultado fue que los cuatro primeros deciles –el 40% más pobre de la población– no podrían acceder a viviendas en ningún sector del Gran Córdoba, aun en el caso de que pudieran obtener un crédito hipotecario. Y los dos siguientes deciles –con lo cual ya estaríamos hablando del 60% de la población con menores ingresos– apenas podrían acceder a un inmueble en menos del 10% del total del territorio.

¿Y si en principio una familia se propusiera la compra no de una casa, sino de un terreno? En ese caso, el 50% de la población con menores ingresos sólo podría comprar lotes ubicados en zonas sin servicios esenciales, como agua y electricidad.

En el otro extremo de la pirámide socioeconómica, paradójicamente, aunque no sea equivalente, se vive una situación parecida: los deciles de mayores ingresos no pueden comprar los terrenos de mayor valor porque en el barrio Nueva Córdoba, por ejemplo, sólo resultan accesibles para los desarrollistas.

Este cuadro repercute, en términos generales, en el mercado de las propiedades en alquiler. Apenas un 10% de estas viviendas resultarían accesibles para los sectores medios de la población.

Con todo, la desigualdad en el acceso a la vivienda se profundiza por razones laborales y de género. Por un lado, si la mujer es jefa de hogar, se le complejiza el proceso. Por otro, mientras se facilita el acceso a los profesionales y a los empleados públicos, los trabajadores de la construcción, la gastronomía y el servicio doméstico enfrentan grandes obstáculos.

Por todos estos motivos, la investigación de la UNC describe una sociedad empobrecida y sin movilidad social ascendente. Si una familia no puede aspirar a su casa propia y a duras penas puede pagar un alquiler, aun cuando se trate de una pareja que cuenta con empleos formales, estamos frente a una sociedad estancada económicamente.

Visto así, sin un crecimiento económico que permita una importante recuperación de los salarios y una significativa reducción de la pobreza, cualquier ajuste macroeconómico pierde su sentido.

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