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Constelaciones familiares: técnica para la sanación sistémica

Desde su creación por Berth Hellinger, las constelaciones familiares se convirtieron en una práctica que ha generado opiniones divididas pero sigue ganando adeptos por su enfoque respetuoso y amoroso en el proceso de sanación.

Conoce cómo funciona y por qué es importante elegir cuidadosamente a los facilitadores para garantizar una experiencia segura y beneficiosa.

La historia de las constelaciones familiares:

A la hora de hablar de constelaciones familiares es necesario comenzar con una primera aclaración: constelar no es una terapia, ni un proceso terapéutico. Es una técnica que puede traer mucha luz en el proceso de sanación y búsqueda de una persona, de una manera respetuosa y amorosa.

Las constelaciones familiares, como técnica, recogen opiniones a favor y en contra, desde hace ya varios años.

Su creador, Berth Hellinger, descubrió el método por casualidad, cuando trabajaba con un grupo de niños.

En la observación de lo que le contaban, interpretando los roles de los involucrados en un conflicto, comprendió que esta dinámica iba mucho más allá de una simple interpretación y que se revelaba información mucho más profunda.

Su extenso trabajo e investigación lo llevaron a desarrollar lo que dio en llamar “Los órdenes del amor”, una serie de leyes que rigen los sistemas vinculares.

Constelaciones familiares como proceso de sanación:

Desde que nacemos, formamos parte de sistemas vinculares (familia, amigos, compañeros de trabajo, parejas, etcétera). Todo sistema tiene órdenes y leyes, qué es importante respetar para que el funcionamiento del mismo sea óptimo. Eso mismo sucede en el caso de los sistemas vinculares: cuando el orden no está siendo respetado, se genera conflicto. Por más amor que exista en un sistema, si hay desorden hay conflicto.

Estos desórdenes son en nuestras vidas muy frecuentes y cotidianos, como, por ejemplo, cuando excluimos a alguien, por dolor o por vergüenza (vulnerando el derecho a la pertenencia), o cuando un niño percibe frágil algunos de sus padres, y por amor, quiere cuidarlo. Otro ejemplo podría ser el caso de jerarquías laborales que no están siendo respetadas, o parejas que maternan o paternan, en lugar de ser “iguales”.

Cuando estos desórdenes persisten, se van pasando de generación en generación, donde los más jóvenes van cargando, por lealtad a los ancestros, con todos los conflictos anteriores, para visibilizarlos.

Las constelaciones familiares son una técnica sistémica que viene a mostrarnos, en una imagen, donde están los desórdenes en los sistemas, y el facilitador, entrenado para leer el campo fenomenológicamente, interviene para restablecer el orden.

El movimiento que también es sistémico, no individual, es como mover una ficha en un rompecabezas. Alcanza a todos los que forman parte del sistema, y como “efecto dominó”, va llegando y se va expandiendo la sanación a todos los implicados.

En las constelaciones familiares se trabaja desde el amor, el respeto y el “no juicio”. Todo forma parte, y darle a cada cosa su lugar, es sanador en sí mismo.

El proceso de sanación es integral, y la persona es activa en la búsqueda de esa sanación. Sanar es rastrear los orígenes de las heridas, traumas, conflictos, más allá de la “curación” de los mismos. Si buscamos curar, resolvemos un síntoma. Si buscamos sanar, damos luz al proceso que nos llevó a enfermar, o a un desequilibrio, y podemos cortar también con la cadena de repetición.

Por ello también,los defensores de las constelaciones familiares insisten en lo expansivo de esta sanación. El movimiento integra a los que nos anteceden, y a los que vienen después.

Cabe mencionar que, hasta hoy, estas prácticas no se consideran una “terapia científica”. Sin embargo, existen varias líneas de investigación, desde la física cuántica, que avanzan en explicar lo que ocurre en esta dinámica.

En el campo cuántico todo es energía, y todo está conectado. Cuando una persona ocupa un lugar en el espacio, poniendo su cuerpo al servicio de la sanación, hay una información que se hace visible.

Mientras tanto, la gente se acerca cada vez más a este método, y los adeptos son cada vez más numerosos. Se han multiplicado los espacios formadores y los testimonios favorables de quienes se llegan a conocer estas dinámicas sistémicas.

Como todo proceso que involucre al ser humano y su bienestar, es fundamental la elección cuidadosa de los lugares y personas facilitadoras de la técnica, para que el uso de la misma sea responsable y no atente contra la integridad de las personas que acuden a esta práctica.

Por: Carolina Muñoz.

Lic en psicologìa.

Consteladora familiar.

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