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Redes sociales, divino tesoro: adolescentes, ansiedad y depresión

Cada vez usamos más horas y en mayor número los dispositivos tecnológicos y perdemos así el poder de gestionar el tiempo y el modo de utilización, y ello nos crea malestar, ansiedad y estrés cuando no pueden usarse, lo que genera dependencia hacia el uso de ese objeto y sus vínculos.

Una de cada tres personas mira su dispositivo, de manera consciente o compulsiva, más de 100 veces al día, una vez cada 10 minutos, sin contar las horas de sueño. El 25% de los menores de 25 años lo mira una media de 150 veces al día, una vez cada siete minutos.

En el mundo existen unos 17 mil millones de teléfonos, es decir, dos dispositivos móviles por persona. En 2022, más de cinco mil millones de ellos terminaron en un tacho de basura o guardados en un cajón de la mesa de luz. Esto es un indicio o un síntoma de una nueva crisis, un indicador que nos afecta.

Hay quienes dicen que se trata de una emergencia de salud pública, y las cifras ciertamente indican que algo ocurre. Las chicas adolescentes en Estados Unidos experimentan niveles nunca vistos de tristeza y de ansiedad. Un estudio de los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), con datos de 2021, indica que casi tres de cada cinco mujeres adolescentes reportaron sentirse tristes o desesperanzadas de manera permanente, lo que representa un incremento de casi 60% en comparación con 2011, cuando un 36% dijo percibirse de esa manera.

En el caso de los varones, también se produjo un deterioro, pero considerablemente menor, pues la cifra de los que reportaron estos sentimientos negativos pasó de 21% a 29% en el mismo período.

Otro indicador preocupante del estudio es el aumento en el número de chicas adolescentes que consideraron seriamente suicidarse: una de cada tres, lo que representa un incremento de casi 60% en comparación con 2011 y duplica la cifra de los varones (14%).

Aunque las autoridades sanitarias apuntan que el elevado riesgo de suicidio, de depresión, de consumo de drogas y de otros problemas en las adolescentes puede responder a una mezcla de factores, hay especialistas que destacan el papel de las redes sociales en el deterioro de la salud mental de los jóvenes.

El estrés y la hiperconexión podrían estar afectando los cuestionamientos respecto de quiénes somos en el mundo. ¿Somos buenas personas? ¿Tenemos oportunidades? ¿Creemos en nosotros mismos? ¿Nos sentimos desesperanzados o tristes? Estas preguntas son como una alarma que suena de manera constante y que es diferente en chicas y en chicos ante un estrés incesante.

Hay un viejo adagio que dice que cuando las niñas están abrumadas por el estrés, es más probable que actúen sobre sí mismas: como si se juzgaran y se sintieran desesperanzadas, avergonzadas. Los chicos son más propensos a portarse mal.

Además, ahora las chicas están más en las redes sociales que los chicos. Sabemos que, incluso si pasan la misma cantidad de tiempo en las redes que ellos, es más probable que ellas terminen sintiéndose deprimidas, ansiosas y tristes. En parte, esto tiene causas externas. Y es que lo que las chicas encuentran en redes sociales es mucho más sexista.

Es muy probable que sea información sobre sus cuerpos, su cara, su piel, su ropa, cómo se comparan físicamente con algún falso ideal femenino bajo la mirada masculina de lo que es la perfección, de lo que es aceptable y de lo que no lo es. Así que están recibiendo una carga más grande.

También es más probable que se enfrenten a esta dicotomía de “si quiero ser popular, tengo que ser sexi; y si quiero ser sexi, aunque tenga 11 o 13 años, tengo que fingir que soy sexualmente adulta. Pero cuando hago eso, también tengo este montón de tipos asquerosos que me sexualizan como si fuera una mujer adulta”. Ellas son acosadas online, reciben comentarios.

Lamentablemente, de nuestros relevamientos surge que el 61% de las mujeres y las niñas que usan Facebook, Instagram, X y TikTok han sufrido algún tipo de acoso, y en el 65% de los casos los responsables son hombres.

Ser popular en internet viene con todos los aspectos negativos. Las redes sociales más populares ahora, como TikTok e Instagram, publican videos e imágenes con un impacto mucho más rápido que las palabras en el cerebro en desarrollo. Hay varios estudios que coinciden en que, mientras más vemos algo que es popular en internet, más nos desensibilizamos. Y eso apaga el filtro de prevención del cerebro que les dice a los jóvenes que algo podría ser una mala idea.

Muchos estudios muestran que las mujeres desarrollan una respuesta mayor al estrés, tienen una mayor respuesta a las vacunas y son más propensas a desarrollar enfermedades autoinmunes que los hombres. Y parte de la razón reside en que la respuesta femenina al estrés en la pubertad se ve aumentada por el estrógeno. ¿Por qué? Eso también tiene un efecto protector, para que un día puedan llevar en ellas otra vida humana.

Un estudio de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) indica que los jóvenes tienen 12 veces más probabilidades de progresar cuando pueden hablar con sus padres sobre cualquier cosa. Pero ellos mismos dicen tener problemas para hablar con sus padres sobre estos factores estresantes.

Las redes sociales están diseñadas para producir grandes emociones. Y favorecen falsedades positivas y negativas. “Mirá lo hermosa que soy, mi mundo es maravilloso”, pero lo malo está a dos pasos de distancia: los haters, la revancha, las divisiones según pienses, digas o hagas, la vergüenza y la cancelación de personas.

La vida se vive en color gris, pero en internet nuestras chicas están atrapadas en este pensamiento en blanco y negro.

* CEO de BTR Consulting; especialista en riesgo tecnológico

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